sábado, 25 de enero de 2020

EL ESPEJO DE LA VIDA (Relato)





EL ESPEJO DE LA VIDA (Relato)
Por Francisco Javier Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano

Me acerqué al espejo de la vida,, queriendo ver mi rostro después de muchos años, cuan sorpresa me llevé, había una figura masculina de buen porte, sonrisa y animo de vivir, igualito a mi persona Me dijo hola Francisco como estás, le dije muy bien, quien eres tú, soy tu conciencia tu yo, el doble de tu vida, estoy aquí para cuidar de tus actuaciones, darte consejos, guiarte por el buen camino para que seas prospero ecuánime y seguro, creíble, honesto, sociable y familiar. Hajaa y donde estabas tu durante este tiempo de mi vida?.  Bueno después te cuento. Le dije, no así no son las cosas, explícame de donde saliste y porque ahora que estoy relajado en mi hogar, en descanso y tranquilidad interna y la que se puede en la Sociedad.

Dije que bien, lo único  que te pido es que no estés pegado a mi déjame tomar mis propias decisiones y crecer en la vida. Dicho esto me aleje del espejo ya consiente a que había alguien que se preocupaba por mí, de verdad me sentí seguro, esa figura era mi doble, háganse de cuenta que era mi alma gemela Ernesto, un hermano que me dejó mi progenitora para que no estuviera sólo en la vida.

Ese día que apareció la figura en el espejo viví las veinticuatro horas confiado de todo lo que se dijo y se imaginó, porque la mente no solo convierte el pensamiento en palabras, también las pone a actuar y a tomar decisiones que pueden favorecerte como también perjudicarte.

Al día siguiente que vuelvo al espejo, esperé media hora a ver si la figura de Ernesto aparecía y podíamos conversar sobre una decisión que estaba craneando ejecutar, poner en práctica, pero fue en vano, me dije para mí mismo, este tipo va a salir falcioni, como todos los hermanos de sangre que suman dieciséis, enseguida apareció y dijo no pienses eso de mi, solo que estaba desayunando porque voy  a salir a ejecutar un proyecto de vida que te concierne y que voy a ser tu asesor.

Estaré a tu lado en cada paso que des, serviré de puente cuando no te des cuenta del hueco que dejo una rejilla de hierro que los vándalos se llevaron, caminare adelante dos pasos antes de los tuyos, vámonos que el camino es culebrero, llegamos  al objetivo, una calle larga llena de barro amarillo, con un tráfico de buses que cogían una curva a los quinientos metros, miré. observé y concluí que esa era la calle que en mis sueños recorro todas las noches de mi vida, allí a mitad de cuadra había una joven blanca pecosa en todo su cuerpo, cabello rojo bajita, a decir verdad no era que me gustara, sino que me causaba admiración por su pigmentación y su cabello, no más. Pero durante estos cuarenta y cinco años que han pasado no me he podido sacar de la mente su silueta, como tampoco la calle en donde vendía lotería a mis diecisiete años.

Ernesto me dijo te traje a aquí para que te olvides de ese pasado que aunque no fue tormentoso siempre te acompaña y no te deja llegar a la fase tres del sueño, ahora vamos para las calles de Barranquilla un poquito después de ser policía Nacional de Colombia. 

Llegamos a la calle treinta y cuatro con carrera cuarenta y uno, o sea Paseo Bolívar con Progreso, allí fue donde el patillero lo atropelló un camión y le partió las patillas que según dice Roberto Solano el compositor de esta melodía, eran rojitas como el corazón, pero del susto del camión se volvieron amarillas, bueno en ese sitio Ernesto me recordó que mis sueños eran vestido de Policía, por no quemar el siclo de esa carrera que interrumpí para ingresar a la familia del Banco dela República, me dijo acuérdate que aquí fue donde el mayor Figueroa te cogió uniformado de policía y con bigotes, cuando la institución no lo permitía, también aquí fue donde encontraste al juglar vallenato Juan Polo Cervantes Juancho Polo, lo llevaste al hotel San Nicolás y pagaste de tu bolsillo la noche de descanso del  compositor de Alicia Adorada.

Fase tres: ahora me dijo Ernesto vamos para la villa, específicamente para la placita, sitio de tu niñez y la mía, porque a decir verdad, yo nací cinco minutos después que tu cogiste aire en tus pulmones y mi tía Josefa Pía Cadrazco Calderón García te estampó una palmada en tus nalgas arrugadas y en vez de llorar, dijisteis una mala palabra mental que solo yo tu hermano gemelo escuché.

Aquí en la placita llegamos a los cuatro meses de nacidos porque nuestra progenitora estaba trabajando en una casa de familia en corozal y no nos podía atender, ese día que llegamos como tú eres más llorón que yo, dabas gritos porque tenías hambre y ya la teta no estaba, te empujaron un tetero de agua de panela y te quedaste dormido, fue pasando el tiempo y vinieron por mi(Ernesto) y mis hermanas Aida y Arelis y nos fuimos para ayapel córdoba, lo siento mi gemelo pero era una decisión que no aceptaba pero la tenía que cumplir, acuérdate que a los menores en esa época nos mandaban hasta a dormir temprano sin chistar.

Sé que se te partió el alma al vernos partir, y ya serian dos veces que se te parte y por eso estoy de nuevo a tu lado para compensarte esa ausencia sentimental, pero no la de Rafa Manjarrez.

Bueno mi hermano Ernesto lo que si te puedo decir es que durante tu larga ausencia, me volví boxeador, torero banderillero, bailador, monaguillo y seminarista, vamos por parte: Boxeador, porque en la Escuela Primaria todo el mundo a mi alrededor me querían pegar por mi pequeño y fornido cuerpo, ellos pensaban que teníamos la misma edad, pero no, solo que a mi me adelantaron dos años durante mis estudios primarios y no me dejaba pegar.

Por la supervivencia y manutención de mis dos padres, que no los voy a llamar adoptivos, porque fueron mis padres y punto, buscaba unos cocos, unos gajos de cuatro filos viches, los tamarindos y mangos del patio de la niña mañe Cárcamo, los huevos de las pava, eran cosas insignificantes que ni se daban cuenta.

Torero, banderillero, en los playones de la villa, porque veía la valentía de esos profesionales y los billetes de a pesos con el águila volando que le tiraban al torero por su faena en la corraleja, bailador, no más en la placita hacían los fandangos con dos bandas de música de veinticinco componentes humanos, que se escuchaban en san roque, esa música me cala el alma, el cerebro y me agita el corazón, además tenía cabida a coger y tratar de tocar esos instrumentos porque los integrantes de la banda 12 de octubre de caimito, eran primos de mi progenitor.

Monaguillo, bueno vi la forma de educarme y a la vez servir a Dios en la tierra de la maldad, del paraíso terrenal, ayudar a mis padres hasta que el creador viniera por ellos, ya metidos en la vejez.

Se me concedió llegar al seminario en horas de la tarde, porque el párroco no soportaba la calilla del joven andando por los techos de la iglesia, manejando la camioneta Powell sin saberlo hacer y ect, ect. Pero eran travesuras de joven, tenía un buen comportamiento en mi hogar y en general, todavía hay paisanos que me recuerdan en la Villa. Interrumpe Ernesto, “O sea que tu ibas a ser Sacerdote”, si le contesto, quiso soltar una carcajada con la boca entre abierta y se le salió la baba, eso por burlarse de mi persona. Le dije ya veo que sacaste la casta Cadrazquera, burlones todos ellos.

Para mi, Francisco Javier, la placita donde me crié sin ti hermano gemelo Ernesto, era el lugar más hermoso de la tierra, a pesar de mis restricciones de la supervivencia humana, la carencia del mínimo vital para sobrevivir, pero nunca me hizo falta mi Dios, personas valiosas de mi entorno general de la placita, y mis visas Díaz Pérez del puerto,  fueron mis benefactores  y eso no lo voy a olvidar porque para mí, hermano gemelo Ernesto en tu ausencia fueron mi familia.

Allí en esa placita donde llegaban y pernotaban durante la noche los animales cimarrones como vacas, toros, mulos, burros de cuatro patas, el famoso toro candilillo, en donde había una bomba de substraer agua de la tierra, ya inservible, solo aprecian las lombrices gigantes todas las mañanas a alimentar a las gallinas, pavos y patos gansos, en donde mi mente recordaba a los difuntos a media noche y me hacía correr de la sala al único cuarto  donde dormían mis padres del puro miedo notaba  la presencia del difunto al frente de mi hamaca, y me iban a coger.

Respondón y renuente a hacer mandados a la tienda, más cuando iba era a fiar los alimentos, siempre me decía mi querida madre, “te va a salir el diablo por tus malcriadeza”, pero al fin iba, lo considero justificable, porque no eran groserías, hacia parte del pechiche y el amor que me tenían y no perjudicaba la tranquilidad de mi hogar, también recuerdo mi hermano gemelo Ernesto cuando se formaban los fuertes nubarrones en el firmamento y el cerro corcovado anunciaba, avisaba que iba a caer un fuerte aguacero, me preparaba para surcar el arroyo que corría de los lados de san roque, pasaba debajo del palo de hicaco macho, donde caía a media noche una totumita de oro con que se bañaba la diosa villera, su recorrido hasta tirar sus aguas a la chambita, después de pasar por un cayo de yuca Sahagún, rasquiñosa y llena de culebras, hormigas y demás, pero eso no impedía a que cinco jóvenes bien fornidos, acostumbrados a nadar  llegáramos sanos y salvos a la laguna de la chambita, después de esquivar alambres de púa en su recorrido.

Huy Ernesto te cuento de lo que te perdiste, habían en mi casa unos palos de mango, uno de coco y otro de níspero y por ultimo uno de mango de rosa, como el mico mono aullador, recorría sus ramas y con navaja en mano iba comiendo frutos fresco y alimenticios que me daban fuerza a continuar la vida. También en el patio había guineos, habichuelas, berenjenas, guisantes, ñame tumba, naranjas marañones, guanábanas, limón y marañón.

Después a los siete años cumplidos me acerque a la iglesia, donde los curas españoles y comencé a ayudar en la misa y me fui quedando hasta los diecisiete años, porque ellos los curas se iban del país unos y otros cambiaban de sede, pero buscaron a mi progenitor y no apareció, estaba en Venezuela, no hubo aval jurídico para salir del país. 

Durante ese tiempo mantuve a mis padres con su ayuda, aquí entra a mi vida la novicia  de veintidós años  Clara Rosa Álvarez, ella fue mi luz en el camino desierto y espinoso para un joven sin futuro, recuerdo  que habló con el Obispo Eloy Tato Losada, español, para que me dieran el alimento diario y el de mis padres, yo comía con ellos donde las monjas y todos los sábados llegaba a mi hogar una caja con provisiones del programa Care. Desde entonces mis zapatos no estaban rotos, con suela  de cartón, vestido nuevo, cariño y amor para complementar el de mi humilde hogar, una escuela de valores y sentimientos que me hicieron crecer y creer en la vida.

Cuando tu no estabas mi querido hermano gemelo Ernesto, evidencie lo que es un dolor de la puya de raya, barbul y bagre blanco, vendí pan, lotería y trabaje en un taller de mecánica, el dinero de mi trabajo lo recogía mi progenitor disque para alimentar a la prole de hermanos que tenía, con el tiempo mi hermano gemelo Ernesto, me entere que mi plata cogía otro rumbo distinto y dije hasta aquí, de ahora en adelante sigo con mis proyectos de vida, porque no me voy a estancar, nací para ser útil a la Sociedad. De aquí en adelante te toca leer el Libro Huellas en el transcurrir de la Vida, relatos de mi autoría, escrito en el año 2011.

Un día apareciste tú en mi espejo de vida, no te conocía porque me abandonaste siendo un niño, sin uso ni razón, llegue un domingo a visitar a mi progenitora, a quien le agradezco haberme traído a este hermoso mundo de los humanos, y pregunte por cada uno de mis dieciséis hermanos, y ella de raza indígena me contestaba que Ernesto viene, esa palabra Ernesto me hizo retroceder en el tiempo y vagamente recordaba que yo no nací solo y que existía la posibilidad a que Ernesto fuera mi hermano Gemelo, porque dos cuerpos del mismo orden de ADN, se atraen, callé en el momento, pero seguí maquinando en la mente ese nombre, deseaba que el Ernesto se me apareciera en el espejo de murano que colgaba en la pared de mi casa, en donde la hacía sombras y muecas a la vida.

Fue un domingo de carnaval barranquillero donde conocí a mi media naranja y todavía después de treinta y tres años, la cargo en mi bolsillo como una leontina de coca colo o bacán de la vida, ella, llamada poéticamente Katherine estaba presente en casa de mi progenitora el día que llegó de nuevo a mi vida, mi querido hermano Ernesto.

Preguntándole a mi Progenitora por mis hermanos de sangre ella me respondía que Ernesto viene (O sea que ahorita viene), fue el momento preciso para conocer a mi hermano Gemelo, el del espejo de mi vida, él,  Ernesto, mi hermano imaginario  está aquí en mi vida,  en mis canciones, en mis poesías, en mis cuentos, en mis aciertos, triunfos, sabores y sin sabores, en mis caminos y en mi ser.

Por ultimo Espejo de mi vida, te delego en compañía de mis hijos y nietos, para que cuando mi persona física, en tiempo y espacio, ya no esté, multipliques a los crédulos e incrédulos  y familiares, que existieron dos  seres Gemelos con mente de loco, muy parecidos a Miguel de Cervantes Saavedra, pues nacieron  el mismo día 23 de abril, a las 22:15 pasado meridiano, en la calle San José, en San Benito Abad Sucre Colombia, que narraban poesías y cuentos, escribían canciones y libros de la historia familiar. No pretendo aparecerme en el espejo de la humanidad, seguiré de incógnito, hasta que la historia cultural de mi pueblo se refleje como agua cristalina en ese gran espejo de la vida y diga, aquí nació un Escritor.

Seguidores de los escritos, los cuentos, las poesías y hasta de los cantos de vaqueria,he leido de: Gabriel García Márquez, Juan Gossain, Manuel Zapata Olivella, Candelario Obeso, Orlando Falds Borda, David Sánchez Juliao, Urbano Raúl Gómez Jatin, José María Vergara Contreras, Guillermo Valencia Salgado (Compae Goyo), Manuel Narciso Jiménez, Cristo García, Álvaro Carrasco, Inis Amador Paternina, Alexandra Adress Guzmán, Jorge Marel, José Carrasco Cumplido, Oscar Flórez Tamara, tu tío Aureliano Arroyo Díaz y muchos más ilustres personajes que van brotando de esta fértil tierra mi estimado hermano Imaginario Ernesto Cadrazco Díaz, todos ellos nacidos como tú y mi persona, en el triángulo de la Inteligencia Innata. Ves Ernesto de lo que te perdiste.

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