- 47.- LAS HORMIGAS
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano
Escritor Colombiano
En la
Ronda de la placita, del barrio El Prado, en San Benito Abad Bolívar, a finales
de la década de los años 50, don Rafael Gazabon, se sentaba en una bomba vieja,
de donde sacaban agua con una manigueta de un pozo llorado, y nosotros los
niños y las niñas de esa época, hacíamos una circunferencia a su alrededor o al
derredor.
Todas
las noches de verano, cuando la luna estaba alumbrando con todo su fulgor, las
estrellas la acompañaban, paseándose de una casa para otra y los astros del
firmamento jugueteaban con ellas.
Dios te
guíe, Dios te guíe, para que no fueran a coger otro rumbo y caer en el inmenso
mar de nuestro globo terráqueo, o de pronto en tierra firme y se acababa este mundo que para nosotros
estaba comenzando.
Nos hablaba
don Rafa cosas interesantes sobre algunos animales. Que desde pequeño sus
padres le enseñaron, y que nosotros los niños, debíamos tomar como ejemplo para
guiarnos en esta larga vida que nos
esperaba.
La
discusión giraba sobre insectos, y don Rafa se expresó de este modo: ** “Vivía
yo en una finca. Un día que fui a dormir la siesta, debajo de una ceiba, cuando
ya estaba dormido me despertaron millares de pinchazos que sentí en todo el
cuerpo.
Había
sido atacado por un ejército de hormigas, formado por pequeños soldaditos, que
hacen la guerra a otras hormigas, y que cogen prisioneros que convierten en
esclavos.
Figúrense
ustedes, corrí hacia el rio, me lance a él y, ahogando al ejército que me
atacaban, gane la batalla.
Y, a
propósito de las hormigas, he de contarles cosas muy interesantes. Esos
pequeños insectos que construyen túneles subterráneos, en donde viven y guardan
sus alimentos. Allí almacenan la comida para el invierno.
Ustedes
comen pan, ¿no es verdad? ¡Pues las hormigas también lo comen! Tienen panaderos
y panaderías. En los hormigueros hay hormigas esclavas encargadas de recoger
ciertas semillas, que muelen masticándolas. Amasan la harina que resulta y
hacen panes y pastelitos que cocinan al sol; cuando están listos, los guardan
en sus subterráneos.
Pero,
no solo tienen panaderías, sino también vaquerías. En ellas crían sus vacas,
una especie de pulgones, a los que pastorean, y de los que extraen la leche.
En el
otoño, grandes manadas de estos pulgones son conducidas a los establos subterráneos
de las hormigas.
Todavía
hay algo más: las hormigas reciben
algunas visitas, a las que aprecian mucho; son cierta clase de grillos, a los
que atienden con mucha cortesía y obsequian con pastelitos y leche.
En fin,
estos pequeños insectos hasta perfuman su casa: cuando en ella hay mal olor,
van en busca del escarabajo, le rascan la cabeza, y este despide un perfume muy
agradable.
Como
ustedes ven, amigos míos, la Naturaleza tiene muchas cosas dignas de conocerse.
Todos los seres de la Tierra, si quieren librar su sustento y conservar su
vida, necesitan realizar los trabajos adecuados para ello.
Claro
está, no quiere esto decir que todos los animales deben realizarlo en la misma
forma; cada cual lo hace de acuerdo con sus facultades y el grado de su
desarrollo **.
Tomen
esto como ejemplo y cuando estén grandes, apliquen las fórmulas de las
hormigas, en beneficio de todos los seres vivientes, y pensantes que somos los
humanos.
"No
hay lugar de almacenamiento en beneficio de un particular, mientras los demás
personas sufren de escasez.
Miraba
la luna y determinaba la hora, ya son las nueve de la noche, vamos a casa antes
que llegue el toro candelillo a dormir en la placita, en ese momento se
escuchaba un muuuuuuuuuu, y no quedaba un alma en la placita, solo el temido
Candelillo y sus docenas de vacas que lo acompañaban.
Que
hermoso cuento, este de las hormigas, no quiero retroceder el tiempo que llevo
de vida, en este hermoso mundo que me ha permitido crecer en conocimientos mas
no en estatura, me quede pequeño, solo recordar, y decirle a don Rafa Gazabon,
que la mayoría de sus cuentos y fabulas, se han multiplicado, como la verdolaga
en tierra fértil, cuando las ciénagas de la villa, las abandona la creciente
del río San Jorge.
Las
cosechas de la vida, se almacenan para cuando hay escasez, luego se reparten
entre todos, este es un acto divino, que quien lo realiza, Dios lo premia y se
le hace más llevadera la vida".
**
Fragmentos adaptados, del Sembrador Colombiano, libro cuarto de lectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario