lunes, 13 de enero de 2020

LAS HORMIGAS




  1. 47.- LAS HORMIGAS

Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano


En la Ronda de la placita, del barrio El Prado, en San Benito Abad Bolívar, a finales de la década de los años 50, don Rafael Gazabon, se sentaba en una bomba vieja, de donde sacaban agua con una manigueta de un pozo llorado, y nosotros los niños y las niñas de esa época, hacíamos una circunferencia a su alrededor o al derredor.

Todas las noches de verano, cuando la luna estaba alumbrando con todo su fulgor, las estrellas la acompañaban, paseándose de una casa para otra y los astros del firmamento jugueteaban con ellas.

Dios te guíe, Dios te guíe, para que no fueran a coger otro rumbo y caer en el inmenso mar de nuestro globo terráqueo, o de pronto en tierra firme  y se acababa este mundo que para nosotros estaba comenzando.

Nos hablaba don Rafa cosas interesantes sobre algunos animales. Que desde pequeño sus padres le enseñaron, y que nosotros los niños, debíamos tomar como ejemplo para guiarnos en esta  larga vida que nos esperaba.

La discusión giraba sobre insectos, y don Rafa se expresó de este modo: ** “Vivía yo en una finca. Un día que fui a dormir la siesta, debajo de una ceiba, cuando ya estaba dormido me despertaron millares de pinchazos que sentí en todo el cuerpo.

Había sido atacado por un ejército de hormigas, formado por pequeños soldaditos, que hacen la guerra a otras hormigas, y que cogen prisioneros que convierten en esclavos.
Figúrense ustedes, corrí hacia el rio, me lance a él y, ahogando al ejército que me atacaban, gane la batalla.

Y, a propósito de las hormigas, he de contarles cosas muy interesantes. Esos pequeños insectos que construyen túneles subterráneos, en donde viven y guardan sus alimentos. Allí almacenan la comida para el invierno.

Ustedes comen pan, ¿no es verdad? ¡Pues las hormigas también lo comen! Tienen panaderos y panaderías. En los hormigueros hay hormigas esclavas encargadas de recoger ciertas semillas, que muelen masticándolas. Amasan la harina que resulta y hacen panes y pastelitos que cocinan al sol; cuando están listos, los guardan en sus subterráneos.

Pero, no solo tienen panaderías, sino también vaquerías. En ellas crían sus vacas, una especie de pulgones, a los que pastorean, y de los que extraen la leche.
En el otoño, grandes manadas de estos pulgones son conducidas a los establos subterráneos de las hormigas.

Todavía hay algo más:  las hormigas reciben algunas visitas, a las que aprecian mucho; son cierta clase de grillos, a los que atienden con mucha cortesía y obsequian con pastelitos y leche.
En fin, estos pequeños insectos hasta perfuman su casa: cuando en ella hay mal olor, van en busca del escarabajo, le rascan la cabeza, y este despide un perfume muy agradable.
Como ustedes ven, amigos míos, la Naturaleza tiene muchas cosas dignas de conocerse. Todos los seres de la Tierra, si quieren librar su sustento y conservar su vida, necesitan realizar los trabajos adecuados para ello.

Claro está, no quiere esto decir que todos los animales deben realizarlo en la misma forma; cada cual lo hace de acuerdo con sus facultades y el grado de su desarrollo **.
Tomen esto como ejemplo y cuando estén grandes, apliquen las fórmulas de las hormigas, en beneficio de todos los seres vivientes, y pensantes que somos los humanos.
"No hay lugar de almacenamiento en beneficio de un particular, mientras los demás personas sufren de escasez.
Miraba la luna y determinaba la hora, ya son las nueve de la noche, vamos a casa antes que llegue el toro candelillo a dormir en la placita, en ese momento se escuchaba un muuuuuuuuuu, y no quedaba un alma en la placita, solo el temido Candelillo y sus docenas de vacas que lo acompañaban.
Que hermoso cuento, este de las hormigas, no quiero retroceder el tiempo que llevo de vida, en este hermoso mundo que me ha permitido crecer en conocimientos mas no en estatura, me quede pequeño, solo recordar, y decirle a don Rafa Gazabon, que la mayoría de sus cuentos y fabulas, se han multiplicado, como la verdolaga en tierra fértil, cuando las ciénagas de la villa, las abandona la creciente del río San Jorge.
Las cosechas de la vida, se almacenan para cuando hay escasez, luego se reparten entre todos, este es un acto divino, que quien lo realiza, Dios lo premia y se le hace más llevadera la vida".


** Fragmentos adaptados, del Sembrador Colombiano, libro cuarto de lectura.







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