lunes, 13 de enero de 2020

DEREK ZIMERMAN KHOL, AL IGUAL QUE EL HIDALGO ALONSO QUIJANO DE LA MANCHA, SE DIO EL LUJO DE VIVIR SU VIDA COMO LOCO Y MORIR CUERDO.




 3.- DEREK ZIMERMAN KHOL, AL IGUAL QUE EL HIDALGO ALONSO QUIJANO DE LA MANCHA, SE DIO EL LUJO DE VIVIR SU VIDA COMO LOCO Y MORIR CUERDO.
 Por Francisco Cadrazco Díqaz Román
Escritor Colombiano


Derek Zimerman Kohl, un joven delgado  Alto de color claro ojos grises,  cuyos padres eran de origen Alemán, nació en Barranquilla en el barrio  abajo, estudioso de las artes, licenciado  en  La Universidad Bellas Artes de Sevilla España, en Diseño Gráfico y publicidad.
Su padre Baldwin Zimerman y su madre Ankel  Kohl, deseaban para él lo mejor, ya graduado hablaron con el Mr. Hollopeter,  quien tenía a su cargo la dirección del Acueducto de Barranquilla, para enganchar a Derek en esa empresa, que de inmediato comenzó a hacer parte de esa numerosa y prestigiosa familia.

Con su nuevo trabajo de Jefe de Publicidad y diseño Gráfico, Derek Zimerman fue adquiriendo experiencia, allí conoció a Adell, una barranquillera hermosa tanto por fuera como por dentro, quien compartió sus años de juventud al lado de él.

Con el paso de los años Derek comenzó a beber licor y a llegar tarde a su hermoso hogar, a los reclamos de Adell este se volvió agresivo, hasta que en una mañana de invierno, la bella joven amaneció con unas gafas Rayban oscuras en su cara, pidió un taxi y partió para el aeropuerto cargada de maletas, con una pañoleta Andaluza, su cara tapada y sus Rayban que le ocultaban  los morados del puño de Derek en su rostro.

Derek se despertó, sacudió su cabeza, la llamó dos veces “Adell, Adell”, salió a la sala y en la mesa del comedor había un sobre, que al leerlo decía:
“Me voy para siempre, no me busques, has perdido la cordura y la razón, quédate  bebiendo con tu amigo Sancho”. Para Adell Sancho era un amigo de tragos que tenía Dereck, quien le obedecía todo lo que el disponía.

Después  de la partida de Adell,  Derek, soltó la perra a beber y beber a nombre de su esposa Adell y en compañía de amigo Sancho.

Con veinte años de trabajo la empresa lo pensionó, Derek  se encontraba en un estado lamentable por el vicio del licor y quien sabe que más porquerías, se quedó sin casa y buscó la calle, dormía envuelto en papel periódico y sobre cajas de cartón y lo acompañaba su amigo Sancho a pesar de que este se encontraba en mejor estado que Derek.

Sus Padres no pudieron hacer nada por él, ambos fallecieron y Derek no supo cuando sucedieron esos hechos lamentables, en su estado cuerdo,  pintaba cuadros que vendía a menor precio y canjeaba por vicio, sus barbas amonadas crecieron hasta llegarle a su pecho, el cabello se trenzó y formo unos gajos tesos y mal formados, su aspecto cambio de ejecutivo a pordiosero, su mente no coincidía con sus locas actuaciones.

Se hacía llamar Don Alonso Quijano de la Mancha, recordando a los caballeros andantes que se colocaban el apellido y el sitio de donde provenían.
Derek, deambulaba por las calles céntricas de Barranquilla, sin un rumbo fijo,  pedía comida en  los restaurantes, recogía cartones y chatarra para comprar vicio, duraba hasta tres días durmiendo en las terrazas de las viviendas desocupadas, no se bañaba, sus harapos eran pedazos de telas y sus calzados, ¿cuáles calzados?, si andaba pies  descalzos.

En la zona Céntrica de Barranquilla, había una gran señora  llamada Marlena que tenía un almacén de calzados y ropa en General, ella se quedó sola porque su esposo falleció.
Derek le traía recuerdos de su esposo cuando ella lo observaba recogiendo cajas de cartón en  la puerta de su almacén y dibujando en ellos,  la figura de su amada Adell, que no supo apreciar.

Marlena no aguantó la curiosidad y le preguntó a Derek:
-¿Señor quién es esa mujer que usted dibuja y donde aprendió a dibujar?
Él en sus escazas palabras le dijo: “esa era mi esposa” y de allí nació esa bonita amistad, que a pesar de las advertencias de los empleados del almacén de calzado a su jefa, ella siguió indagando quien sería ese hombre misterioso y pordiosero a quien todos los días abordaba, le daba comida y hablaban un poco con él.

Se preguntaba a media noche cuando el insomnio la dominaba por los recuerdos y la atracción de ese hombre a quien no sabía sus nombres y apellidos, de pronto se le vino a la mente:
“Bueno y si ese señor se le hace un aseo personal general, baño, afeitada, corte de cabello, ropa nueva, calzados y hogar,  ¿cómo se vería?”.

A la propuesta de Marlena, Derk aceptó de irse a casa de ella a bañarse en horas de la tarde, ya estaba una señora esperándolo para el aseo  general, la ropa estaba en un cuarto sobre una cama de un solo cuerpo, con tendidos y almohadas esperando al Caballero Don Alonso Quijano de la Mancha, como él  se hacía llamar en sus cuerdas locuras.
Pasaron los días con sus noches y Derek se sentía cómodo en ese hogar, ya no se acordaba de su amigo Sancho, quien andaba en un burro arreando agua para vender y subsistir en los barrios del sur,   los que pusieron el grito en el cielo fueron los empleados del almacén de doña Marlena.
-“Ahora si la jefa se enloqueció, recogiendo locos de la calle, ella debe buscarse un buen hombre para compañía”.
En las tardes de regreso a casa, Marlena encontraba la casa aseada, una ponchera con agua tibia, para sus pies cansados, la basura en la canastilla para que el carro de mula del aseo se la llevara, la terraza barrida, el jardín arreglado y rociado con agua de manguera y Derek sentado en la terraza del segundo piso esperándola para conversar y responderle  a sus preguntas.
Su Cabello estaba  plateado  de las canas, sus barbas rojizas, su cara chupada del maltrato de los años perdidos, momentos de lucidez y otros de lagunas mentales, que a través de los días fue recuperando, contándole a Marlena su desdichada vida por culpa del licor y otras cosas más:
-“Mi nombre es Derek Zimerman Kohl, Soy licenciado en Diseño Gráfico y Publicidad de la Universidad Bellas Artes de Sevilla España, mis padres eran alemanes, no sé si están vivos y donde están, tenía una bella esposa y la perdí una noche de borracheras, se fue para nunca volver, no he vuelto a ver  a  mi amigo Sancho. Estoy pensionado de las Empresas Públicas Municipales de Barranquilla. Tengo el deseo de rehabilitarme, si usted me pudiera ayudar, estaría todo el resto de mi vida agradecido”.

Marlena la conmovieron todas esas palabras que iban brotando poco a poco de la mente de Derek, que después de esa historia y su buen trato con ella,  su comportamiento ejemplar, siendo un milagro de Dios su rehabilitación, recobró su pensión, regresó Adell, que fue localizada a través de detectives pagos por Marlena, legalizaron su divorcio porque ella tenía pareja e hijos en Estados Unidos de América, Derek se casó con Marlena, localizaron a Sancho en el sur de Barranquilla, ambos se abrazaron lloraron delante de Adell y Marlena que se hicieron buenas amigas.

Adell regresó a EE.UU. y Derek en compañía de Marlena con el dinero acumulado de su pensión, abrieron tres almacenes en el centro y norte de Barranquilla.
Derek Zimerman Khol, de rodillas le dijo a su amigo:
-Sancho, perdóname por todas las locuras que hice y por las que te obligue a hacer.
Sancho le dijo a su amigo:
-“Levántese, vamos por los caminos a buscar aventuras y a encontrar a su dulcinea del toboso”.
Derek Zimerman Khol, al igual que un hidalgo quijotesco, se dio el lujo de vivir su vida como loco y morir cuerdo.

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