sábado, 27 de septiembre de 2014

NADIE, NINGUNO Y LOCO

NADIE, NINGUNO Y LOCO
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano de la Región Caribe.

Para que una persona pierda la razón, solo falta que aparezcan tres locos, que con sus viveza, lo desequilibren mentalmente, eso le sucedió al Inspector de Policía de una localidad en la región caribe de Colombia, lo que no se sabe es como tres personas de distintos barrios, ciudades o pueblos, se unieron en franca Lid, para sabotear las clases en los colegios, en los espacios públicos, en el cementerio, hasta en la iglesia.

Lo más sorprendente de este cuento es que individualmente sus padres los bautizaron con los nombres de:

Nadie, Ninguno y Loco.

Un día estaban los tres mosqueteros en la plaza principal, viendo una retreta de la banda de paz de la policía nacional, en el cambio de guardia  e izada de la bandera, como cosa curiosa se miraron los tres, hicieron revoletear sus ojos, sacaron la sonrisa maliciosa y sin mediar palabra alguna, se dirigieron a la fuente de agua, donde emanaba un chorro de unos tres metros de altura.

“Ninguno se tiró a la fuente",  "Nadie lo subió el chorro de la fuente y lo mantuvo en alzas por más de una hora", "por supuesto Loco", que se encontraba viendo el espectáculo, hizo señas con sus manos a los policías que tocaban la retreta, y de inmediato  dieron media vuelta a lo militar y se dirigieron a la fuente.

A Nadie lo sacaron de la fuente y lo llevaron preso a una comandancia, Ninguno cayó exhausto, cuando apagaron la fuente y también fue llevado a la comandancia por la policía y Loco que no estaba metido en ese lio, fue el que pago los platos rotos, por el hecho de que fue el que avisó a la policía que Nadie y Ninguno estaban en la fuente pública, dando espectáculo y alterando el orden.

La Banda de Paz, cesó la retreta y todos le cayeron a Nadie, Ninguno y Loco, como pudieron trataron de defenderse, pero era imposible con tanto policía, tratando de defender el orden y la ley.

Le leyeron sus derechos, y les dijeron que tenían un abogado de oficio, para que argumentara  en su defensa de acuerdo a los hechos sucedidos en la fuente del parque, cuando la policía tocaba la retreta para izar la bandera.


Contratado el Abogado de Oficio, Nadie, Ninguno y Loco, le contaron con lujos de detalles lo sucedido en la fuente, a la vez el abogado le contó al Inspector de Policía, lo que Nadie, ninguno y Loco le contaron con lujo de detalles:

Señor Inspector, con el respeto que usted se merece y en aras de impartir justicia, pongo mi mano en el pecho, delante de Dios y la Santa Biblia, juro a usted que diré la verdad y solo la verdad sobre el caso de “Nadie, Ninguno y Loco”.

Continúe dijo el Inspector de Policía:

Resulta que Nadie, llegó al parque, Ninguno estaba alzado en el chorro de la fuente, Loco estaba viendo la retreta de la policía al izar la bandera, como loco alzó la mano y señaló hacia la fuente, los integrantes de la Banda, dieron media vuelta y se dirigieron hacia la fuente, como el que ordena, no fue el que dio la orden de seguir hacia la fuente, se enojó y ordeno poner preso a Nadie, Ninguno y Loco.

El señor Inspector que ya se encontraba rabioso al escuchar al Abogado, tremenda barbaridad, fue y hablo con el comandante de la Policía que hizo el arresto de Nadie, Ninguno y Loco, y esto fue lo que escucho del comandante:

Señor Inspector, yo me encontraba izando la bandera en el parque principal, cuando estaba a media asta, la banda de Paz, dio media vuelta y se dirigió, sin mi orden a la fuente, al indagar que pasaba, me comentaron, yo no vi nada, que Nadie, Ninguno y Loco, estaban alterando el orden público, de inmediato ordene arrestarlos y conducirlos a la Inspección de policía.

El Inspector que había estado en un sanatorio en años pasados, por estrés de trabajo, sedado y amarrado a una camilla no aguantó la situación que se estaba presentando, se le vino a la mente todo lo ocurrido en el sanatorio municipal  y mandó a desalojar el recinto y vociferaba palabras salidas de tono, se arregazó las mangas de la camisa, el cabello indio largo se le fue a la cara, las gafas se le cayeron y pedía que no sé lo llevaran, que no lo encerraran en el sanatorio.

El comandante de policía que lo conocía, en voz baja dijo, “el Inspector se volvió Loco” y como autoridad de policía, procedió a encerrarlo en la celda donde se encontraba, Nadie, Ninguno y Loco.

En los corrillos de la Inspección de Policía, comenzaron los rumores que el Inspector estaba encerrado por Loco, con Nadie y Ninguno.

Se hizo el informe de los hechos en la Inspección por parte del Comandante de la Banda de Paz, hacia el comandante de la Policía Nacional, que al leerlo y sin esperar, salió hacia la Inspección, ordeno que sacaran al Inspector de policía, que ya no estaba, Loco se había escapado, solo quedaron en la celda Nadie y Ninguno, por lo tanto, aquí no ha pasado nada, dijo el Abogado no hay a quien endilgarle cargos, porque no está Nadie, Ninguno, y el inspector, no estaba Loco.

Si usted, tiene en su mente, un tornillo flojito o suelto, tenga cuidado con Nadie, Ninguno y Loco.




sábado, 20 de septiembre de 2014

ARAMA, LA MUJER DE LA BOTELLA

ARAMA, LA MUJER DE LA BOTELLA
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano de la Región Caribe











Una hermosa Dama de la realeza de un país del primer mundo, gozaba de todas las comodidades de una reina, belleza, joyas, vestidos, collares, pulseras, zapatos finos de gran variedad.

El Sultán benjuí, estaba enamorada de ella, pero sus padres y sus países eran enemigos, ella adoraba al sultán, un muchacho joven, soldado militar, con energías y poder, consultó con una señora de esas que se la saben todas, con el fin de hacer traer de su país a la hermosa Arama.

Pagó el sultán una suma de dinero considerable a la señora, para traer a Arama; una noche, la reina estaba en su alcoba, acompañada de su hermana menor, cuando de repente corrió una brisa fría que se caló por la ventana en forma de una botella de color verde oscuro y se tragó a la reina, su hermana nada pudo hacer, la botella salió por la ventana y se perdió en el horizonte del mar.

La reina en miniatura, dentro de la botella tapada con un corcho de madera, pedía auxilio, yacía en las aguas de un mar inmenso, después que pasó la tormenta en casa de la reina, la señora llevaba la botella en sus brazos, con tan mala suerte que la brisa se la arrebató y fue a dar a las profundidades del mar, donde ella no tiene territorio, salió a flote la botella después de tres siglos, ya el sultán no existía, menos la señora malvada que hizo el trabajo.

Solo esperaba la reina Arama que algún humano se encontrara la botella y la destapara, para ella salir de ese castigo que le impuso un amor imposible, seguía flotando la botella, ya no en aguas del mar, ahora se encontraba en una ensenada de aguas dulces a orillas del golfo de Morrosquillo, el cual sus olas botaban todo desecho que traía el mar, en la costa atlántica, en la región caribe colombiana.

Aniceto, un pescador de larga trayectoria, solterón, recolector de objetos que venían del mar, estaba en su faena de pesca en la ensenada, había tirado sus anzuelos con carnadas en la noche, para recogerlos en la madrugada, a las siete de la mañana estaba en el puerto vendiendo sus productos y hablando hasta por los codos, narrando cuentos e historias de la vida en el mar y las pescas, los encantos y los encuentros con criaturas desconocidas.

Esa mañana, después de recoger sus anzuelos, cargados de peces, en la orilla de la ensenada, en tierra firme, escucho que lo llamaban por su nombre, era una voz apagada y con un acento extranjero, el solo había oído ese acento en la región de Lorica, Córdoba, donde los árabes, turcos y palestinos formaban una algarabía en el camellón frente al rio Sinú.

“¡Anicetoooo, Anicetooo, Anicetooo!”, salió el hombre, que no le tenía miedo ni a las animas y con el oído en dirección a la voz caminaba despacito, hasta que se tropezó con una botella grande de color verde oscuro, con una tapa de corcho de la antigüedad, recogió la botella y escucho nuevamente la voz dentro de la inmensa botella.
“Auxilio, auxilio, auxilio”.

Aniceto no destapó la botella, se la llevó para su casa y no le dijo a nadie de lo sucedido, la metió en la mochila junto con los tabacos negros, la mechera de encender, el foco grande de baterías, un escapulario de la virgen y una navaja pico de loro.

En la tarde después de dormir unas horas, ya listo para la siguiente jornada de pesca, se acordó de la botella y fue en busca de ella, la llevó delante de su mamá, una anciana de la raza Zenu, que se las sabia todas y las que no las apuntaba en su memoria senil, Aniceto le contó a su madre lo que había escuchado dentro de esa botella y donde la encontró.

El pescador dejo todo en manos de su madre y se fue de pesca, la señora indígena a media noche, encendió un mechón de gas, trajo la botella y la colocó en una vieja mesa de madera rustica que estaba situada en la mitad de la sala, jaló un taburete de madera con cuero de vaca muerta, encendió su tabaco negro con la llama del mechón, tiro el primer sorbo de humo hacia la botella y la reina estornudó, signos para la indígena que la mujer de la botella, estaba viva.

Acto seguido le hablo: ¿Cómo te llamas y de dónde vienes?
Le contestó la mujer, sáqueme de aquí y le cuento con detalles, en un acento extranjero.

Captó la indígena que esta mujer no era de por aquí, y que debía estar encerrada en esa botella hace muchos años.

Que me vas a dar a cambio de sacarte de allí, dijo la indígena
Tengo mucho poder, oro y plata, le daría un rio con sus aguas de oro y un mar azul inmenso, mis joyas, mis collares y mi vida, soy la reina Arama.

Reina de donde, por aquí no hay reinados, solo el de Cartagena.

De mi país, en el lejano oriente.

La indígena comprendió que esto se trataba de una mala jugada que le hicieron a esta muchacha, le tiró nuevamente un poco de humo salido de su boca y vio a la hermosas Arama, con un cintillo verde en su cabeza, una hermosa cabellera negra azabache, una cara redonda con unos hermosos dientes blancos, dos pecas a lado y lado de sus pómulos, una nariz pronunciada que se repicaba con la botella, siempre que esta se movía.

Ha de ser incomodo permanecer metida en una botella por largo tiempo ¿verdad?, dijo la indígena.

Si, llevo tres siglos así, en espera que una persona de este mundo me devuelva la felicidad que perdí una noche que me encontraba en mi alcoba en acompaña de mi hermana menor, en el palacio de mi familia.

Bueno, ya sé que te está pasando, espera que llegue mi hijo Aniceto por la mañana y el decide que hacemos para sacarte de allí.

A la mañana siguiente, Aniceto habla con su madre y se pusieron de acuerdo para sacar a la mujer de la botella y pedir lo que ella prometió, además Aniceto estaba soltero y era la hora de emparejarlo con la mujer de la botella, según su madre, ella, se iría derechito al cielo, viendo a su hijo bien casado.

Esa noche no fue a pescar Aniceto, se quedó en casa para ver el desenlace de la mujer de la botella, después que su madre, conocedora de esta vida y de la otra la conjurara y la invitara a salir de ese encierro.

A las doce de la noche nuevamente la indígena prendió un mechón un tabaco negro y otro para Aniceto, echaron humo en toda la casa y se dispusieron a quitarle el corcho a la botella.

Salió una hermosa mujer de uno con noventa de estatura, vestía de verde lino con encajes, lentejuelas y canutillos, tenía porte de reina y todos sus veinte dedos estaban cubiertos con anillos de oro, abrazó a la indígena anciana y luego se dirigió a Aniceto, le dio un fuerte abrazo y le dijo que dispusiera de ella, el muy educado le dijo que no.

“Mis respetos para usted bella dama”, sin embargo amaneció la reina acostada en su hamaca artesal donde dormía Aniceto.

Al día siguiente, ordenó la reina llevarla a Montería al consulado de Babilonia, donde por largo tiempo la reina conversó con el cónsul, hizo varias llamadas y quedaron en regresar, le preguntaron la dirección de Aniceto y luego se marcharon a casa.

Durante esos días, Aniceto no fue a pescar, la reina ordenó estar en casa y cuidarla, siempre le decía que ella le pertenecía a él.

Pasaron treinta días y la reina seguía dando muestras de agradecimiento, ordenó tumbar la vieja casa de palma de Aniceto y mandó a hacer un palacio de color blanco con muros de oro empotrado, pisos brillantes y escaleras por dentro de la gran sala, alfombras en los pisos, le cambio el aspecto de vestir a los dos miembros de la familia, ya Aniceto portaba un turbante en su cabeza, al igual que su anciana madre y los perros de la casa les hicieron una perrera con piscina  incluida.

La reina mandó a pavimentar las calles, a mejorar las fachadas de las casas vecinas a Aniceto, los proveía de comida y no dejaba que les faltara nada.

Meses después de todo este boom una mañana de Barranquilla llegó el Embajador de la Antigua Babilonia, venía acompañado del rey y una comitiva en veinte carros blindados, arroparon la calle de alfombras rojas, se bajó un señor con barbas rojas, turbante en la cabeza, un bastón pequeño de color oro, guantes en sus manos y se dirigió a la Casa Palacio de Aniceto.

Entró le hizo una venía a Arama, le dijo que él era el tataranieto de su hermana y que era el rey Arsenito y venia por ella. Se abrazaron se dieron besos en las mejillas por espacio de una hora, se sentaron en el suelo, cruzaron sus piernas y hablaron en un idioma distinto al nuestro.

Permanecieron unos días en casa, luego le dijeron a Aniceto que se lo llevarían para su tierra con su mamá, cosa que no aceptó, exigió lo prometido y se mantuvo en su punto.

Le concedieron a Aniceto oro y plata, que es la riqueza de la región, una parte se la llevaron los españoles y la otra está enterrada bajo metros de profundidad, esparcida en la región del San Jorge y el valle del Sinú, le dieron un rio con sus aguas de oro que es el Sinú y un mar azul inmenso, desde tolú, hacia a dentro, las joyas, y collares, Aniceto le devolvió la vida a la reina, solo a ella le pertenecía.

Aniceto vivió larga vida con su anciana madre en el palacio construido por la reina Arama, quien se devolvió para su lejano país, hoy reposa la historia de la hermosa Arama en la región del san Jorge y Sinú, fértil para sembrar arroz, maíz yuca y plátano sustento diario de una comarca llena de talento humano que  pesca en sus aguas que van a desembocar en el inmenso mar donde un día llego la botella de color verde oscuro con una reina imaginaria del lejano oeste.


sábado, 13 de septiembre de 2014

LA GARZA MORENA

LA GARZA MORENA
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano de la Región Caribe



De las Islas Canarias, vino una garza morena con su pico afilado, sus ojos saltones, grandes alas y unas patas bien situadas, ella, se vino porque un pato ganso, su esposo, lo atraparon con una redes y lo subieron en un barco de carga comercial, sus compañeras de manada no quisieron acompañarla porque el viaje era muy largo, temían caer al mar y ser devoradas por un tiburón o por un cachalote viajero, de esos que se le pegan a los barcos, en busca de comida y desecho que arrojan al mar.

La imponente garza, voló alto, donde las nubes y las tormentas tropicales no la alcanzaran, con tan gran suerte que pasó un avión comercial, que llevaba ciento veinte pasajeros y tenía como destino Bogotá Colombia, venia procedente de Madrid y Cádiz España, los pilotos notaron la angustia de la garza por llegar a aeropuerto seguro, acercaron el avión a una distancia prudencial, con el fin de que ella los viera en el firmamento.

Lograron los pilotos el objetivo, se hicieron señas y a los treinta minutos llego un avión de las fuerzas aéreas de Colombia y la rescataron, la hidrataron le dieron de comer pescado y en su conversación narro la odisea en que estaba por la captura del pato ganso, su esposo.

El avión que traía a la Garza Morena, aterrizo en Cartagena Colombia y después de los rigores de protocolo entregaron a la garza a el zoológico de Barranquilla, la llamaron “La Española”, y le prometieron conseguir a su pato ganso, se dieron las autoridades a la tarea de requisar a todo barco carguero que venía de procedencias Islas Canarias en el centro del mar caribe.

Dieron aviso a las autoridades del canal de panamá por si seguían con destino a países del océano pacifico, hasta ese momento no se sabía del porque una Garza Morena viajaba de tan lejos, en busca de su parejo.

La Española, una garza libre en su territorio patrio, dentro de una manada de aves felices y ahora encerrada en un cuadro de tres por cuatro, sola y acongojada, decidió fugarse y salir en busca de su compañero, en un descuido del encargado de su alimentación alzo vuelo y cogió nubes, en el trayecto se le pegaron unas aves llamadas garza rosada, oriundas de la alta guajira Colombiana.

La invitaron a su morada, una hermosa playa tan grande que se pierde el paisaje en la mirada, fue aceptada después de dos días de deliberaciones por cuestiones de territorio, no por su color moreno, menos por su nacionalidad.

En el Zoológico de barranquilla, despidieron al encargado de cuidar a la española, con tan buena suerte que en el sitio donde estaba el ave, se encontró cuatro huevos de oro, con un peso cada uno de un kilo, se los llevó a su casa y se los metió a una gallina ponedora, multiplicándosele la cría de garzas ponedoras de huevos de oro.

La Española, cogió nueva pareja, no esperó a su compañero, de esa unión nacieron y crecieron una manada de garzas unas morenas y otras del color del sol, brillantes como sus huevos de oro, que ponen en las orillas del mar caribe en la alta guajira, tierra protegida por el estado, como reserva natural.

Otra fue la suerte del pato Ganso, que venía en un barco de carga, el cual hizo su arribo al puerto de Santa Marta, a quien le hicieron una requisa rigurosa, encontrando al ganso metido en una jaula, mal alimentado, triste y desplumado.

Ese que un día, le pasó el secreto a su compañera, para que ella fertilizara sus huevos de oro, que él había heredado de su madre la reina de un país lejano, que un día su padrastro lo convirtió en Pato Ganso y lo echo a volar bien lejos, para que no perturbara en la relación con su madre reina.

Le contaron la historia de la garza de oro y su deseo de encontrarlo, le mostraron los recortes de los periódicos donde ella pedía que encontraran a su pareja y regresarse a las Islas Canarias donde un día salieron los dos.

Después de recuperarse el ganso, alzo vuelo en busca de su pareja, la garza morena más linda de la Isla, siguió la costa, hacia el norte y pernotó, por cansancio y hambre el santuario de flora y fauna, precisamente donde se encontraba la garza de los huevos de oro.

Este ha sido el encuentro más grande y apoteósico que unas aves de alto vuelo han protagonizado, el ganso fue bien recibido por las garzas rosadas, hubo baile, con chicha maya por tres días con sus noches, el Ganso se hiso líder con el tiempo y ordeno enterrar los huevos de oro en la región más rica del mundo y a la vez más pobres, que hasta los niños se mueren de hambre.

Siglos después, como la madre tierra vuelve todo de su color y abono, unos americanos encontraron minas de carbón y la explotan, llevándose nuestros recursos no renovables que un día sembraron las garzas en la alta media y baja guajira, en el hoy departamento del cesar y parte del magdalena en mi querida Colombia.

Las Garzas, reclaman sus riqueza que un día ellas sembraron en todita la región caribe colombiana, a través de los huevos de oro, que trajo la garza morena, con el fin de enriquecerla y verla convertida en una región prospera con liderazgo nacional, es más independiente.

El pato Ganso y la Garza Morena española, no pudieron alzar su vuelo nuevamente, hoy reposan sus huesos en la Macuira, una hermosa región de la alta guajira Colombiana, la de sus paisajes bellos, la engreída, la altanera, la exótica, la que sus habitantes esperan que le devuelvan sus huevos de oro, que un día una Garza Morena en sus tierras sembró.


Dicen por allí, en las reuniones Wayuu, en los corrillos de Maicao, Uribía, Riohacha, el Valle y hasta en Barranquilla, que el Pato Ganso y la garza morena recobraron su estilo de hombre y mujer, viven en Maicao, tienen unos almacenes de telas y asisten todos los domingos a la Ermita, acompañado de una mujer morena clara, delgada ojos saltones, piernas delgadas con unas zapatillas de oro, la llaman “La Española”.

sábado, 6 de septiembre de 2014

DEL PORQUE LOS PERROS CUADRUPEDOS, PERDIERON SUS RABO ORIGINAL

DEL PORQUE LOS PERROS CUADRUPEDOS, PERDIERON SUS RABO ORIGINAL
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano



En la hacienda el Guarumo, zona del Magdalena Grande, habían unos quinientos perros, encargados de recoger el ganado y llevarlo a los corrales con distintos fines, para ordeñar, colocarles sus respectivos purgantes de totumo con hierro giral, sales minerales, sepa de plátano y otros productos.

Otro de los motivos de jarrear el ganado cimarrón con los perros era el de colocarles un hierro caliente en la tabla del pescuezo y registrarlos.

Había tanto ganado sin dueño en esas tierras que a veces el mismo dueño preguntaba que de quien era ese toro berrendo cachos de chivo macho y pertenecía a él, lo mismo sucedía con los perros, se multiplicaban y cada día había más perros regados en toda la comarca.

Una vez, la líder de los perros de nombre Paquita, de color blanco con franjas negras en su cuerpo, grande como una gacela, buena con el diente y madre de la mayoría de los cachorros de la raza se colocó en la fase fértil y comenzó a jarrear perros machos de todita la población, no le quedaba otra opción sino la de coger camino, atravesar ríos y cañadas con esa jauría de perros en filas larga que ocupaban hasta tres kilómetros lineales.

De tantos perros, ella Paquita, escogería a los que les simpatizaban para su nueva cría de unos diez cachorros aproximadamente, para engrandecer la jauría de estos animales, los amigos del hombre.

Durante su recorrido pasaron por el Valle de upar, Riohacha, Maicao, llegaron a Paraguachón y la guardia Venezolana, no los dejó pasar, entonces hicieron una travesía por las montañas y salieron a Cúcuta, Bucaramanga, subieron el cañón de chica mocha y salieron a Aratoca y sal Gil, allí formaron los machos una gresca bloqueando el paso por la carretera, a la intervención de la policía, fueron encerrados cien machos para aplicarles vacunas, esos animales se quedaron de la caravana.

Siguieron hacia Bogotá, en Arcabuco Boyacá ya entraron en la pugna los peludos de clima frio, nuevamente bloquearon la carretera y se formó un trancón de vehículos, trajeron la perrera y embarcaron quinientos perros, esos también se quedaron en esa región hermosa de Colombia, a la entrada de la caravana a Bogotá, nuevamente la autoridad que ya estaba informada de la jauría de perros que marchaban detrás de la hermosa Paquita, los esperó con antimotines y cinco jaulas para recoger Can, allí se quedaron otros cuatrocientos perros.

Los demás siguieron al Palacio Presidencial y se apostaron en la plaza que fue en un tiempo de Bolívar el Caraqueño, le echaron maíz a las palomas de la paz, hablaron con el alcalde, con senadores, representantes a la cámara y los concejales, les ofrecieron sus votos para la próxima contienda electoral, con el mandatario de los colombianos, no pudieron hablar, porque no estaba en palacio.

Siguieron vía  Ibagué, pero antes se dieron un chapuzón en la represa del muña y salieron perfumados, con los aromas que emanan del rio Bogotá, para agradar a la hermosa Paquita, pasaron por Silvania, Fusa, chinauta, la nariz del diablo, el espinal Tolima donde comieron tamales, llegaron a Ibagué y se perra-tearon el festival del bunde, pasaron por Cajamarca y no por caja marcada, subieron el alto de la línea y cada vez se agregaban más perros, la vuelta a Colombia y la vuelta a España, les quedaba pequeña en las carreteras de tanto animal en busca de emparejarse con la hermosa Paquita.

El problema surgía cuando uno de los pretendientes quería acercársele a Paquita, enseguida salían los más osados a defender su puesto dentro de la jerarquía y el respeto que cada uno de ellos debía infundir para así obtener el amor de Paquita.

Cuando la caravana de perros llegó a tierras de Antioquia, se formó la jarana, los can de esa región querían tener la primacía a cualquier precio sobre la hermosa perra a quien no habían tocado ni un bocado de ella, en ese gran recorrido.

Cuando pisaron tierras del bolívar grande si fue el acabose, salieron unos perros grandes con músculos de león, bien alimentados con suero dulce y migajón de cerdo frito, agua de panela criolla y leche de vaca con espuma.

Fue cuando Paquita se paró en firme y con su inteligencia y control de la situación, antes que sucediera una desgracia entre los canes pretendientes, les ordenó  hacer un círculo y ella en el medio les dijo:

Señores Canes pretendientes, les agradezco su gentileza de querer pretender ser mi pareja, ya hemos recorrido mucho terreno, estoy exhausta y esto lo vamos a definir enseguida, coloquen su rabo aquí en el centro del círculo, yo voy a venir vendada a escoger el rabo que me guste y ese será el perro, mi compañero, es más escogeré diez rabos para tener una camada de cachorros en esta fertilidad.

Así fue, cada perro se iba quitando su rabo y colocándolo en el sitio indicado, una loma de arena de color blanco, Paquita se retiró del lugar, salió a la carretera y le sacó la pata derecha delantera a una chiva de palo interdepartamental que venía a cien, pero como la hermosa paquita, tenía sus atributos, el perro de dos patas del chofer de la chiva de palo, frenó en seco y paquita se embarcó, tocándole el puesto al lado del chofer, quien la gallináceo en todo el recorrido, pero como paquita no era gallina sino perra, no logro su cometido, dejando la Can un pelero de los más grandes que ha habido en este mundo, en ese sitio indicado.

Júpiter, un Can sin raza, siguió a paquita y vio cuando esta se embarcó en una chiva de palo, espero unos treinta minutos a sabiendas que él no sería  el escogido por Paquita por su poco pelaje y desfachatado en su vivir y luego dio aviso a la gran manada:

Señores perros, Paquita se ha fugado de la manada, se embarcó en una chiva y ya va llegando a su tierra, el magdalena grande.

Se formó un polvorín al intentar cada perro en recoger su rabo original, cosa que fue imposible, se formaron peleas y se dieron dientes hasta quedar sin un molar, se colocaron rabos distintos y hasta unos quedaron sin rabos, por esa razón es que cada vez que un can se encuentra con otro, salen a oler el rabo del contario a ver si es el que se les extravió en esa tremenda pelea, hay unos temerosos y cuando este hecho sucede, tratan de esconderlo para que no se los quiten a fin de cuenta esto sucedió hace tantos siglos que ya se amañaron con el rabo ajeno.

En el sitio de la pelea por el rabo, quedaron esparcidos más de diez toneladas de dientes de perro, como esa era tierra indígena Zenu, ellos los recogieron y ahora lucen hermosos collares en sus cuellos.

Muchos años después, Júpiter se encontró con Paquita y como el mundo es cambiante y da tantas vueltas en círculos, el Can lucia atractivo, con bastante pelaje, bien alimentado y Paquita se enamoró de él y tuvieron una camada de cachorros.

Esos si nacieron con su rabo original, porque Júpiter no entregó su rabo y no intervino en la gran pelea de perros, que quedaron esparcidos en la región triangular de Bolívar Córdoba y Sucre, donde brota la escritura, la poesía, la música, los cuentos, las décimas y centésimas, narradas a través de:

Entrecuentosporrosyfandangos.blogspot.com