sábado, 29 de agosto de 2015

LA NOCHE QUE LA LUNA LLENA, SE ENAMORÓ DE VÍCTOR

LA NOCHE QUE LA LUNA LLENA, SE ENAMORÓ DE VÍCTOR
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano- Región Caribe


Víctor era un campesino montañero de la región del dividivi, venía en su mulo negro patas blancas con una carga de ají picantes, que cultivaba en unas cinco hectáreas de tierra que le dieron a cambio de sembrar hierba para el ganado de un hacendado, siempre a este campesino trabajador lo inquietaba la luna, él decía jocosamente que ella le sonreía, se dejaba coger la noche en los playones, se bajaba del mulo y se acostaba boca arriba a coquetearle a la luna, eso no le gustaba a su mulo negro patas blancas y por esas cosas, vivía en problemas con su mujer.

Ese noche en que la luna se le olvidó esconderse y darle pase al astro rey, estuvo atenta a la serenata de amor puro que Víctor le brindó toda la noche en un espacio de playón, acompañado de cinco botellas de ron blanco, su mulo negro y de toditos los luceros del firmamento.

Hermosa luna del firmamento que alumbras con los reflejos del sol, hermosa como una diosa, influyente en la tierra, en tus fases provocas tormentas y tsunamis, vuelves a los humanos locos, dictas tus leyes en la siembra de las cosechas, en el corte de cabellos y a las mujeres las conviertes en lindas y hechiceras, todo esto lo vociferaba Víctor en su estado de alucinamiento.

Su mujer se quedó esperándolo esa noche, no regresó a casa y la Luna estaba roja y redonda como una esfera de circo, tan entusiasmada estaba oyendo su hermosa serenata de versos y poesías que salían de la boca del campesino, que perdió el tiempo y espacio que ocupaba en el mundo, no se percató que el Sol venía con sus rayos a absorberla y darle una lección de comportamiento.

Como que la Luna enamorada de un campesino, que es eso, a donde ha ido a parar este mundo, decía el sol, estas estrellas se han vuelto locas, ya la luna había tenido unos amoríos con un cachalote viajero, con un toro, con el río y ahora con un humano.

Llegó Víctor al día siguiente a casa con una sonrisa que su mujer se la convirtió en amargura al notar la figura de la luna en sus mejillas, esos fueron dos besos que le estampo esa bella estrella del firmamento en recompensa de una hermosa noche de serenatas de un loco humano que fue correspondido ante tanta insistencia.

Nadie le creía al campesino su cuento de que la luna le recibió una serenata y que se la cogió el día alumbrando la tierra, solo el sol que no toleró ese insulto de la luna con sus amoríos, eso les contaba Víctor a sus amigos en el parquecito del pueblo a las diez de la noche, montado en su mulo negro patas blancas.

Ese embuste no te lo creemos Víctor, rebúscate otro cuento este no va, decía Alejo su amigo, y el campesino no encontraba como justificarse, bueno si no me creen pregúntenle a mi mujer.

Fue cuando el mulo negro no aguantó más y dijo:

“Hombre Víctor, di la verdad, sino la digo yo, ya estoy cansado de tus mentiras y de tu peso, voy a buscarme otro dueño, y siguió el mulo hablando, vean señores lo que sucedió fue que este señor venia borracho y se calló al suelo, yo para desquitarme de todas las que me ha hecho le metí ají picante a la botellas de ron y comencé a comer de  los bultos que traía, me envalentoné y comencé a cantarle a la luna y a versearles poemas de amor y con mi lengua, se la pasaba a Víctor por la cara, para que creyera que era su amor platónico, la Luna”.

“Toda la noche lo cuidé hasta que al día siguiente se lo cogieron  los rayos del sol, el picante de los ajíes y el guayabo que tenía perdió la lucidez de la vida y se le salieron tres tornillos de la memoria, ahora anda diciendo que la Luna está enamorada de él”. 

Tiró el mulo tres coces y se deshizo de su dueño Víctor y por último grito, “El novio de la Luna ahora soy Yo”

Víctor se quedó sin su luna, la mujer lo abandonó y su mulo lo patio, ahora anda solo por el mundo de los lunáticos, de los vagos, los borrachos y los deshechos, solo por enamorase de la bella Luna llena y dice que ese mulo negro de patas blancas, algún día se las va a pagar.


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