UN CHUBASCO EN EL FIRMAMENTO
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano- Región Caribe
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano- Región Caribe
Tercero era un muchacho
entrado en los doce años, ya los bigotes
comenzaban a aflorar, su voz se entrecortaba y unas veces aparecía la voz de
niño y otras veces era un vozarrón, malcriado de su padre, compra peleas en las
calles y lo peor, no quería ir a la escuela.
En cambio que su hermano
Segundo era un muchacho bien educado por sus padres, aplicado en el colegio y
mantenía buenos amigos, el deseaba ser un Profesor, esa era la figura más
educada que había en el pueblo, por eso sus alumnos siempre le llevaban
gallinas, pavos, queso, suero, bollos de maíz biche y huevos de gallina
criolla.
El padre de los dos
muchachos era Genaro, él se dio cuenta que su hijo mayor, solo iba a servirle
en las labores del campo y por allí lo encaminó, además tenía las mismas
características de él, por eso le toleraba, grosero hasta para dar un saludo,
pleitisco, borrachín y sin educación. Vendía yuca por las calles, montado en su
burro bayo, vociferaba que su producto era el mejor, porque lo cultivaban en
macayepo, montes de maría, los muchachos de la época como lo conocían, le
gritaban yuca rucha, entonces prendía su tizón de candela de leña mangle: Coman
yuca, vean como están de jipatos, Barranquilleros alimentados con gaseosa y
pan.
Mientras segundo, iba al
colegio, tercero se mantenía jugando con otros amigos en la calle, esperaba el
medio día para ayudar a su padre cuando venía de la rosa cargado con maíz y
yuca, su madre hacia bollos y tercero los vendía al detal por las calles, pero
siempre entregaba malas cuentas, porque en su bolsillo derecho cargaba veinte
bolitas de uñitas y se distraía jugando, tiempo que aprovechaban sus amigos
para cogerle los bollos de la ponchera de aluminio.
Una mañana Genaro convidó a
su hijo Tercero, que era el primero para el monte, con el fin de que aprendiera
a sembrar y cultivar la tierra, una bonita labor desde el punto de vista social
y humano, ellos nos traen los alimentos al pueblo y abastecen a las grandes
urbes, pero tercero no lo pensaba así, el solo tenía mente para jugar y pelear
con los otros muchachos a las trompadas.
Permanecieron todo el día en
los cultivos, de regreso el cielo estaba nublado, Genaro se quitó el sombrero y
miro al firmamento y dijo: va a llover, tercero su hijo le contestó: solo va a
ser un Chubasco. Salieron las dos perlas para el pueblo y cuando venían a mitad
de camino, detrás de ellos venia un huracán arrancando cuanto árbol había en el
camino real, apuraron el paso, pero ya era muy tarde, amarraron el Asno a una
ceiba y allí se refugiaron, los vientos eran tan fuertes que el avispado de
tercero los escuchaba silbar la pollera colorá, disco de moda del compositor
Wilson Choperena, la carga que traía el burro, fue a dar con los vientos a la
puerta de la casa de Genaro, su esposa sabía que algo malo estaba pasando
porque el mundo estaba oscuro y solo eran las cinco de la tarde, se encomendó a
santa rosa de lima, la patrona de las tormentas y angustiada esperaba a su esposo
e hijo.
El burro como pudo se soltó del árbol donde estaba amarrado, Genaro y su hijo Tercero, fueron a dar al copito de la ceiba roja longeva, con más de cincuenta metros de altura, parecían dos loros perdidos. Después de la tormenta gritaban en medio de la oscuridad que los bajaran de allí, cosa que no fue posible porque nadie los escuchó, solo los misterios de la noche que les dio una lección de fe, buenos modales y educación, además los conminó a cambiar y les dijo que para ellos no había Chubascos en el firmamento, que lo que habían eran tormentas por su mal comportamiento. Se quedaron profundamente dormidos hasta que escucharon vociferando sus nombres.
Al día siguiente la niña
Paki, buscó a unos vecinos para averiguar por la vida de sus dos familiares y
el burro servil de la casa. Quien los vio, no podían creer lo que sucedió,
quien los subió a ese frondoso árbol y como los iban a bajar.
Después de ese episodio,
Tercero prometió a su madre alistarse para el colegio y ser un buen hijo y
ciudadano, hasta llegar con el tiempo a ser un Abogado honesto, al servicio de
la Sociedad, al igual que su hermano Segundo que era profesional en
Administración de Empresas y dirigía el transporte urbano de la gran ciudad.
Genaro mejoró su comportamiento,
pero no volvió a sus labores en el campo, su compadre Pacho, el político del
pueblo lo empleo en el correo, cambió el burro por una bicicleta y en ella
repartía las cartas que llegaban de Cartagena, Barranquilla y Caracas
Venezuela. Su bicicleta de color azul, tenía un letrero que decía: Un Chubasco
en el Firmamento.
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