sábado, 8 de agosto de 2015

CATORCE, BAJO LA ABARCA

CATORCE, BAJO LA ABARCA
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano-Región Caribe


La Región Caribe Colombiana ha parido en sus tierras tantos hombres ilustres, aquí incluimos a las mujeres, la picardía, la alegría y el empuje de su gente, no tiene límites, en este caso nos vamos a referir al Bacano, ese personaje lo más cómico y mamador de gallo, bailador de salsa brava, a todo le sacaba filos, nunca estaba bravo, le mamaba gallo a sus compañeros hasta hacerlos rabiar.

Memo, era uno de esos personajes, a estas alturas de años ya debe tener su piel arrugada de tanto sol vendiendo loterías y chances en las calles de los pueblos de la región caribe, un buen amigo que le daba la mano a los necesitados, se vanagloriaba de nombrar al corralito de piedras, pero solo conocía las piedras de las calles que recorría y los corralitos del ganado, porque a Cartagena la heroica, nunca había pisado su hermoso suelo.

Hacia sombras, Bailando salsa con sus zapatos blancos de la fábrica del señor Figueroa que cambiaba por lotería, cuando le preguntaban qué cuanto había vendido, siempre decía, llevo catorce bajo la abarca, Mañe, un joven campesino que lo habían traído por medio del reflejo de un espejo, desde las montañas barreras en su querido pueblo, creía en su entender que eran catorce personas que había matado memo, mañe se sentaba a la orilla de la carretera troncal del caribe a ver pasar los camiones de dieciséis llantas, los buses interdepartamentales y toda clase de vehículos que transitaban las veinticuatro horas, tenia un cuaderno rayado y con un lápiz anotaba las placas de los vehículos, ya tarde de la noche su papá lo iba a buscar para que durmiera un rato.

Ya con varios meses de estar en la ciudad, la segunda del departamento recién creado de la Región Caribe, lo mandaron a vender loterías, eso sí guiado porque después se perdía, tan pronto se lo presentaron a Memo, comenzó a mamarle gallo pero del fino, hasta hacerlo llorar, todos los días en la mañana memo hacia llorar a mañe, hasta que lo hizo devolver para la montaña, con su pereque que ya llevaba catorce personas bajo la abarca, o sea que los había matado, eso entendía mañe.

Mas nunca volvió mañe a ver al bancano de memo, el mamador de gallo y de gallina, el del corralito de piedras, el avispado, el de la salsa con sus zapatos blancos sin medias. A mañe se lo cogieron corriendo unos policías, para prestar el servicio militar obligatorio por la Ley de este gran país, cuando pago sus veinticuatro meses se fue para su casa en las montañas, pero antes de llegar se compró unos zapatos blancos, un Jean de tubitos una camisa de cuadros de esas de vaqueros, unas botas mexicanas, una cajeta de cigarrillos y una caja de chicles y llegó a su casa masticando al estilo rumiante del ganado, ya era otra persona, había adquirido la habilidad y la malicia de la infantería de marina de Colombia, había ayudado a sembrar cosechas de maíz y yuca a los indígenas del putumayo, prestaba el servicio en un planchón a la orilla del majestuoso río amazonas, donde el infante que se dormía se lo comían las pirañas, eso decía el sargento primero Restrepo.

Pasaron los años y mañe evolucionaba en la vida, trabajaba en el día y estudiaba en la noche, con su libreta militar de primera se empleó en una gran empresa, de allí pasó a otra ambas del estado colombiano, en la capital del gran caribe, allí si hay bacán y bacanos de verdad, reto asumido por mañe, acordándose de su amigo Memo.

Llegó el día en que mañe y memo se encontraron de nuevo, expresamente fue mañe a visitar a su amigo memo, ese que lo hacía llorar y desertarse de la venta de loterías a comienzos de la década de los setenta, estaba en la misma profesión y con el mismo dicho, catorce debajo de la abarca, los mismos zapatos blancos, ya un poco viejos y sin lustrar, debido a que el señor Figueroa estaba muerto, con unos espejuelos amarrados con un cordón de zapatos para que no se le cayeran.

Hola memo como estás, le dijo mañe, levantó la cabeza y lo miró por encima de sus gafas y contestó, bien, quien eres tú, soy mañe el montañero, tu amigo que vendió lotería, se levantó de una silla plástica como un resorte viejo y comenzó a dar vueltas alrededor de mañe, y preguntó ¿tú eres mañe?, si memo soy mañe contestó el interlocutor, en esos momentos llegaron los amigos a saludar a mañe, lo abrazaron lo felicitaron por el gran cambio que presentaba desde la última vez que memo lo hizo llorar y se fue para la montaña.

Se fueron todos al billar, mañe se dirigió a la barra y le pidió a el administrador que colocara salsa de la brava, que iba a presenciar un mano a mano entre memo el bacano y mañe el montañero, a esa voz y sabiendo el administrador de los billares la rivalidad entre esos dos personajes de la década de  los años setenta, ambos jóvenes y con bríos, colocaron sonido bestial, memo bailaba con el taco del billar, hacia piruetas y pases rebuscados y decía ya llevo catorce bajo la abarca, refrán entendible que significaba, que se había gastado $14.000. pesos en comida y juegos de maquinitas de la venta de la lotería y tenía que entregar cuentas en la noche al mayorista que era su papá.

Ahora le toca el turno salsero a mañe, colocaron en la consola el mismo sonido bestial, zapatos blancos, sin medias, camisa de cuadros y rayas rojas con blanco, con una leontina amarada desde  el ojal del pantalón hasta el bolsillo largo de su pantalón ancho con dobladillos y boca de tubo al final, sombrero polca al estilo cubano, se subió mañe a la mesa de billar y puso en práctica todo lo aprendido en los estaderos y discotecas la gran vía, la cien, la charanga, el taboga, la naranja mecánica, el gusano, la bolsa, boricuas, el bigote, el ollito y verbenas de la gran Quilla.

Una lección de salsa nunca vista, se llenó el billar, recogieron las bolas y tacos y desde ese momento el sitio cambio de razón social y dueño, se convirtió en un estadero llamado “El Mañe”, administrado por Memo Salsa y catorce bajo la abarca, mañe le cambio el estilo de vida a su amigo Memo.


A mañe, la vida le fue cambiando y sus deseos se fueron cumpliendo. Las metas y  proyectos de vida se llevan a cabo, con la sola intención de querer, poder, hacer y catorce bajo la abarca.

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