UN SUEÑO JURÍDICO PENAL
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano Región Caribe
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano Región Caribe
Jorge Brecht era un abogado
penalista litigante, profesor universitario, Magister- Doctorado en
derecho Penal, una biblia en derecho, capaz de meterse en la cárcel y acusarse
culpable por un crimen no cometido, para darse el placer de defenderse, un investigador
de sus casos por eso nunca perdió uno en los tribunales de Justicia de los
Estados Unidos de América, en las salas de jurados, jugaba con sus elocuciones preparaba a sus testigos a decir solo lo
que a él le convenía.
A Jimmy Soler, lo capturó la
policía del condado de nueva york, acusado de sustraer un rollo de alambre de
cobre de unos mil metros lineales y la muerte de dos celadores de la compañía
Cables y líneas, la autoridad policial lo presionaba para que confesara el
crimen, tenía la cara desfigurada los dedos de las manos hinchados de los
golpes que recibió al no confesar la verdad, una verdad que no existió.
El Doctor Breht, recibió una
carta en su despacho, era del condenado Jimmy Soler, que al pie de la letra
decía:
Estimado Doctor Jorge Breht:
Le escribo esta como una última apelación desesperada. No lo conozco personalmente y por supuesto que usted tampoco me conoce a mí,. Me acusan de homicidio
pero soy inocente. Fui sentenciado a “cincuenta años a cadena perpetua en Sing
Sing”. He luchado durante cinco años para obtener mi libertad. Mis amigos
reunieron un fondo para mi defensa pero ya se agotó. ¿Me ayudará usted?.
Jimmy Soler Hoffman.
Lo primero que hizo el
abogado Breth, fue visitar en la cárcel de la calle Raymond a Jimmy Soler. No
tenía en lo absoluto la impresión de que un hombre inocente fuera o hubiera
sido injustamente sentenciado. La protesta de Jimmy a cerca de su inocencia no
afectaba a el abogado, cuando se trataba de criminales y raqueteros era un escéptico
completo y su actitud hacia ellos era de un despectivo completo, no comía de
cuentos el ducho abogado, que con calma y paciencia escucho de boca del acusado
lo que sucedió esa noche fría a las dos de la mañana de un cinco de septiembre
de 1875. Y le prometió a Jimmy que lo iba a sacar de la cárcel y probaría su
inocencia con la verdad.
Ese mismo día que hablo en
la cárcel con el acusado y sentenciado Jimmy Soler, se dirigió a la sala del
tribunal y con su tarjeta profesional en mano, más el poder firmado por el
acusado para su defensa ad honoren, pidió los expedientes del condenado y toda
la noche leyó y repaso la condena de los Jurados, quienes votaron a favor y en
contra, que argumentó el Fiscal y que dijo el abogado defensor en ese caso
Marco Pinosa.
Al tercer día de tener el
poder de la defensa el Doctor Breht, hacía gala de su astucia e inteligencia
para ganar el caso de Jimmy, se vistió de Policía del Condado y junto a su
Abogado auxiliar se le metieron a la fábrica donde años antes sucedió el hecho
criminal.
Interrogaron a los posibles
implicados o cómplices internos del hecho punible, los apretó para que hablaran
con la verdad, les exprimió el cerebro y cada uno fue confesando la verdad,
incluyendo al manager de la empresa, a cambio de su empleo y una condena justa,
que sacaría de la cárcel a un inocente obrero de botas y overol.
Ya con sus pruebas recogidas
a través de la investigación, porque los abogados litigantes deben ser
investigadores, salir a buscar las pruebas que den como resultado una justa
condena o en su defecto una declaración de inocencia.
El Doctor Breth con sus
pruebas en mano, pidió al juez Dalton, reabrir el caso de Jimmy Soler, y fijaron
Audiencia para los quince días siguientes, día y noche el Abogado Penalista
estudiaba la defensa de su poderdante, estaba seguro que Jimmy no mataba ni una
mosca, por su hablar, mirar y su timidez observada en la cárcel de la calle
Raymond.
Al cambio del Fiscal, Breth,
cita al estrado a los testigos de la pasada audiencia y fue desmenuzándolos,
desenmascarándolos de su vil cuartada, el fiscal se quedó sin testigos y el
defensor de Jimmy citó a los nuevos testigos investigados por el dentro de la fábrica
donde sucedieron los hechos. Argumento el Abogado Breth que la acusación
original había sido impropiamente formulada ya que se acusaba a Jimmy de que
había matado a los dos compañeros, que solo era una presunción porque las
pruebas y los requisitos de pesquisas de los investigadores no concluían esta
afirmación.
Las pruebas las tenía el Juez,
quien se las paso a los doce jurados de conciencia de la sala penal. Los
testigos confesaron la verdad e inculparon al manager como el Autor intelectual
y a Doger Simpson, Carlos Picca, Dosier Moller como los incriminados
materiales. El Manager no gustaba de su empleado Jimmy porque se sabía la letra
menuda del derecho Laboral y cada reclamo del empleado le representaba un
dinero en dólares que iban a para a sus bolsillos, era un estafador y los tres
empleados cómplices del crimen de Barce y Candelario operarios de las calderas
donde se fundían los minerales de cobre para hacer alambres entorchados,
actividad de la gran fábrica.
Los Jurados de Conciencias
condenaron al Manager a cuarenta y ocho años
de cadena perpetua y a los tres cómplices a veinte años de cárcel a cada uno.
Jimmy Soler fue absuelto de todo cargo indemnizado y pensionado de la fábrica
de Cables y Líneas.
El Fiscal no estaba contento
con el veredicto. Tampoco los Periódicos, prácticamente nadie pensaba que Jimmy
Soler fuera inocente, después de haber sido condenado a cincuenta años de
cadena perpetua a sus cincuenta y dos años de edad..
El Doctor Jorge Breth Hinojoza
era el más espectacular de los abogados penalistas de Nueva York. Había
defendido docenas de hombres y mujeres acusados de homicidio en primer grado y
ni uno solo había ido a la silla eléctrica. Era maestro en su oficio y había
opacado a los abogados defensores que brillaban cuando él comenzó a ejercer.
Podía ya escoger su clientela, pero luchó siempre con uñas y dientes cual
felino León, por cada uno de sus representados, en esos instantes eran las
cuatro de la mañana, cantó el gallo fino en el patio de mi casa y todas las
gallinas se tiraron del palo de totumo, mi esposa me codeo sin culpas al revolverse
y yo, Jorge Breth Hinojoza, abogado, escritor de cuentos, Colombiano de la hermosa
Región Caribe, con una sutil sonrisa me desperté de ese hermoso sueño Jurídico
Penal, en el Condado de Nueva York, bajo la lupa de doce Jurados de conciencia.
“Para el que tiene miedo,
todas las cosas rechinan”. Sófocles.
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