A GABRIEL GARCIA MARQUEZ
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano
Como un cardumen de peces de
magníficos colores, van flotando miles de mariposas amarillas, en
un mar tranquilo de aguas azules que se reflejan en el inmenso firmamento, ellas, las mariposas son el alimento de los
peces que se pelean por atrapar a una de ellas, y cuando esto sucede, sus
colores cambian, como el bello Arco
Iris.
Un barco va surcando las
costas caribeñas, lleva cientos de turistas, que quieren conocer a Macondo, ese
mítico pueblo que se confunde en cada uno de los rincones de nuestra región
caribe colombiana, que algunas veces es persona, en otra es amor, fidelidad, esperanzas,
paisajes, cotidianidad, es costa, es mamadera de gallo, es literatura, poesía,
cuentos, es cumbia, es porro, es vallenato.
Cien años de soledad, sin ti
maestro, aquí estaremos en este mundo esperando como el coronel que no tiene
quien le escriba, ahora si el toro encantado de purito oro, que cuida el palo de limón, abandonara la
isla y la ciénaga de la Sierpe, y se
presentara la Marquesita en persona, yo cogería ese limón de oro y lo metería
en el ojo de la canoa, para quedarme con la sierpe encantada, lugar macondiano, lleno de historias en
nuestro caribe colombiano.
Un tren recorre los dos
carriles interminables, con una máquina
de color amarillo, con un letrero a sus lados, La ruta Del Sol, viene de
Aracataca, va a recorrer el mundo.
Un barco de tres pisos, surca por el majestuoso rio de la magdalena, cargado de literatura, partió de la ciénaga grande de Santa Marta: lleva consigo las joyas literarias escritas por el hijo del telegrafista, con sabor a mango maduro, a bananas, a flores amarillas, para repartirlas al mundo literario como recuerdo del más grande Premio Nobel que haya parido esta hermosa tierra colombiana.
Un barco de tres pisos, surca por el majestuoso rio de la magdalena, cargado de literatura, partió de la ciénaga grande de Santa Marta: lleva consigo las joyas literarias escritas por el hijo del telegrafista, con sabor a mango maduro, a bananas, a flores amarillas, para repartirlas al mundo literario como recuerdo del más grande Premio Nobel que haya parido esta hermosa tierra colombiana.
Gabriel García Márquez, un
costeño, en su niñez jugó bolita de uñitas, el trompo vaqueado, se bañó en ríos
y quebradas, compartió con otros niños en el colegio, tenía olor a lápiz, a
tinta fresca, comió mango de hilaza o de puerco, fue un niño del común, un
joven sobresaliente, con deseos de superación, se abrió al mundo, viajó,
conoció, dio ejemplo de amistad, compartió sus pensamientos con los grandes,
disfrutó de la vida, hoy nos deja este legado literario para que lo sigamos, así
sea de lejos, porque imitarlo va a ser muy difícil.
Sus obras Literarias:
Cien años de soledad, El
coronel no tiene quien le escriba, Los funerales de la mamá grande, La
hojarasca, El amor en los tiempos del cólera, Crónicas de una muerte anunciada, Memoria de mis putas pobres, El otoño del
patriarca, El general en su laberinto, La mala hora, La increíble y triste
historia de la Cándida Eréndira, Noticias de un secuestro, Las aventura de Miguel Littin Clandestino en Chile,
Relato de un Naufragio, Vivir para
contarlo, Todos los Cuentos, Doce cuentos peregrinos, Del amor y otros
demonios, Ojos de perro Azul, Yo no vengo a hacer un discurso, Por un país al
alcance de los niños.
Por la libre: Obra
periodística, Notas de prensa, Como se cuenta un cuento, De Europa y América, Cuentos, Diatriba de amor contra un hombre, Por la
Libre, Textos Costeños 1981, Discursos, Un manual para ser un niño, Entre
Cachacos, El mismo cuento distinto, Textos Costeños 1999, Textos costeños
Libros. Crónicas y Reportajes: La Marquesita de la Sierpe, (1980).
Hoy es un viajero del tiempo
en la eternidad, se fue Gabriel García Márquez, nos quedamos con Gabo y sus
obras.
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