miércoles, 27 de octubre de 2021

EL BURRO Y EL TIGRE

 

EL BURRO Y EL TIGRE
Por Francisco Cadrazco DÍAZ
Escritor Colombiano

En zona de tigres en el alto de la mina, por la carretera vieja a Caracolicito, había una finca de crías de morrocoyos, para alimentarlos con espinacas sembradas a la orilla de un gran jagüey construido con maquinaria capilla, borderito en invierno y semiseco en verano.

Había en el camino una bola de matas de corozos en donde cantaban las guacharacas y ellas a la vez daban aviso a los humanos cuando el  tigre cebado venia por algún morrocoyo en horas de la noche.

Afrodísio un muchacho dependiente era el encargado de alimentar a los morrocós, una tarde salió a buscar agua y espinacas en un burro que habían comprado y que no estaba manso, era brioso y se espantaba hasta con una hoja que movía la brisa, silbando su canción favorita iba Afrodísio en ancas del burro, cuando este de un sacudión lo tiró al piso, el tigre veía atrás  y ambos emprendieron larga carrera, por su puesto Afrodísio le cogió ventaja al Burro, ya que el animal venia cargado con dos cantaros de agua.

El tigre a la velocidad máxima desarrollada dijo, epaa burro ya eres carne de cañón, pero el asno no estaba dispuesto a dejarse rasgar su carne fresca y en vista a que su amo lo dejó abandonado le dio diez vueltas a las matas de corozo con el tigre a las corvas, por lo que sin pensarlo se internó en el cayo de latas de corozos y quedo en el centro, allí fue donde el tigre dijo “Hoy no fue pero te costará burréale salir de allí magullado”.


A todas estas, Afrodísio llegó al rancho y dio aviso y formaron una brigada con escopetas tiro OO, para darle muerte al tigre que daban por descontado que ya se había comido al burro, Rastrearon las huellas y concluyeron que el tigre se había regresado por donde vino, y, el burro donde estaba?.

Cuando escuchan en el camino la jauría de los perros montañeros ladrando insistentemente, acudieron al lugar y observaron al burro con la carga en medio de las puyas del corozo, se rascaban la cabeza sin poder entender como entró ese animal a tan mortal trampa.

Llamaron al dueño de la finca y le contaron lo sucedido, argumentando que iban a proceder cortar las matas de corozo para poder liberar al burro, él no estaba de acuerdo en tal procedimiento, les dijo ya voy  para allá, llego al filo de las seis de la tarde, miró observó, pensó y concluyó: Préndanle fuego al cayo de corozo, que con candela no hay burro lerdo.

Cuando las matas de corozo comenzaron a arder, esperaban los humanos que el burro se dejaría morir quemado, todos se abrieron de la candela que cubría las matas y el burro no salió, miraron observaron y todo había quedado en cenizas, se lamentaron de la muerte del animal y quedaron a regresar el día siguiente a rescatar los cantaros Inagrario que llevaba el burro a sus espaldas.

Lamentando lo sucedido juraron darle caza a ese tigre que ya estaba descarado, saliendo a cazar en pleno día, cuando estaban tomándose la olla de tinto por la muerte del burro, este rebuznó  a la orilla del corral de los morrocoyos, tiraron las totumas del tinto y que sorpresa, el burro no tenía ni un rasguño, menos espinas del corozo, le quitaron los tanques de agua la montura  lo soltaron a una huerta cercana en donde la hierba verde daba dos metros de altura.

Esa noche Afrodísio no pudo dormir, la conciencia le movía el alma al haber dejado abandonado a su amigo el burro a merced de ese enorme tigre, no pudo más, ser levantó y fue a preguntarle al burro, como salió de la candela, el burro un poco molesto le contestó, que nunca estuvo dentro del cayo de puyas de corozo, fue una estrategia para deshacerse del tigre, hoy Afrodísio está en un manicomio, porque los demás humanos lo tildaron de loco, por conversar con el burro, Y el burro hizo un convenio con el tigre, que se comiera todos los morrocoyos a cambio de perdonarle  la vida.

 


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