domingo, 26 de abril de 2020

EL SUPER PUTAS




  1. EL SUPER PUTAS
    Por Francisco Cadrazco Díaz Román
    Escritor Colombiano
             
Ramiro Antonio  Beltrán Ovalle, un trabajador de finca, tumbador de monte, que duraba tres y cuatro meses en la sierra trabajando, su patrón tenía pacto con el diablo y  cada año en diciembre le entregaba un trabajador al propio Lucy.

En esa finca fue donde Ramiro adquirió un pacto con los monitos que pasaban de quince, él los utilizaba para trabajar y beber ron.

Cuando venía de la finca al pueblo, antes de llegar donde  su esposa, llegaba al granero Jeiner y compraba una botella de ron pecho hundido y se la tomaba sólito de un solo trago.

Su efecto era inmediato, “tres quince”, allí era donde comenzaba el calvario de casi todas las mujeres del pueblo, casadas y solteras, las tenía acosadas y no había un hombre que le parara el macho al Súper.

Sacaba un rollo de billetes y le repartía a los pelaos para que fueran a las tiendas a comprar, les decía que no reclamaran el vuelto.

En la noche cuando los tenderos iban a cuadrar caja, solo encontraban unos papeles de celofán de cigarrillos  Piel Roja.

Comenzaba a vociferar y a decir a  parlante alto que todas ellas eran mujer de él..

Hasta que un día Crucita le reclamó al Mello su esposo, que la bravura solo era con ella, o si era que le tenía miedo al Súper Putas.

A los Guajiros Villanueveros  los Mellos Castro que no se lo brincaba un chivo, cuál de los dos hermanos fuera más bravo, a puño limpio a machete o cauchera de jondear piedra a los yolofos, allá en las arroceras del Diluvio.

Esperó el Mello que Ramiro y sus secuaces se emborracharan, cuando se encontraban tirados en el pretil de la casa del señor Goyo Rojas les rastrillo la rula colín de 80 ctms de largo contra el pavimento de la carretera que las chispas de candela le prendieron el sombrero a el Súper Putas y sus quince niños en cruces, se despertaron del susto y se le salieron de los brazos donde se encontraban borrachos.

El Súper, al verse solo, cobarde y pendejo, salió corriendo, el Mello, con rula en mano lo perseguía, lo llevó hasta la entrada de la carretera que va para Pueblo bello, allí se le perdió.

Hasta ese día que uno de los Mellos se amarró el pantalón con una penca de Guácimo y se le paró al Súper, descansaron las mujeres de Aguas Blancas.

Hicieron una Asamblea y nombraron una presidenta para esperar a El Súper, su consigna era Castrarlo, para que se le acabara la bravura contra las mujeres del pueblo.

Todos los hombres apoyaron a las mujeres y se armaron de valor para darle su tactiquito al Súper Putas.

Los monitos roneros se metieron a una casa desocupada, de allí salían en la noche a robarse cuanto cachivache podían. Desocuparon los graneros de víveres que había en el pueblo.

El Inspector Melitón Meza mandó a buscar al brujo que vivía en Pueblo Nuevo para sacarlos de esa casa.

Ese día todo el pueblo cerró sus puertas para que los monitos tuvieran el camino libre hacia la finca Convención a donde fueron a parar, porque de allí salieron.

En  la casa de los monitos encontraron:

Dos sillas de caballos pertenecientes a la finca del Blanco de la Hoz, dos angarillas de Cornelio Quintero, el molino de maíz de Aminta Ochoa, cuatro bultos de Azúcar, dos cajas de panela, una caja de pecho hundido, dos rollos de alambre de púa y cinco cajas de Piel Roja, los quesos de la tienda el Satélite, andaban en bicicletas y motos que robaron en el pueblo.

El Súper se internó en el monte, llegaba al pueblo en horas de la noche, ahuyentado por la rula Colín del Mello Castro “el Guajiro”.

Después se supo que el ron mato al Súper Putas  su esposa, en el pueblo decía que fue el Mello el que lo mató.

Pero todos sabían que fue la pecho hundido la que lo mató, es mas en los últimos días de vida, a Ramiro Antonio Beltrán Ovalle el pecho se le hundió como  piedra de amasar harina.


Ya no le decían el Súper Putas, lo llamaban el Morrocoyo.

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