domingo, 17 de septiembre de 2017

EL VOLVO ROJO, EL CANADÁ AMARILLO Y EL CANADÁ AZUL, TRES MODELOS 50.




EL VOLVO ROJO, EL CANADÁ AMARILLO Y EL CANADÁ AZUL, TRES MODELOS 50.
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano


Al igual que el carro de Encarna, un camión mixto, pasajeros, carga, que comenzaba a pitar a las tres y media de la mañana, recorría las calles del Piñón, Cerro de San Antonio y Salamina, recogiendo pasajeros vía Pivijay- Fundación Magdalena, para llegar a las doce del mediodía a su destino, después de sortear la carretera destapada con huecos y pozas llenas de barro rojo y cruzar los innumerables puentes de palo que habían sembrados en la única carretera que comunicaba del atlántico al magdalena.

Otro guerrero un Ford 52, El carro de Mamola, su dueño (Alberto Mercado), le costó $12.000.oo pesos, trabajaba en la desmotadora de algodón, sacando el producto de las fincas de la otrora Aguas Blanca, también hacia viajes, mudanzas y jarreaba leche de las fincas, sustento diario para la numerosa familia, hoy reposa en el patio taller de Mamola, allí está esa insignia de la lucha tenaz de un hombre popular y servidor.

El Volvo rojo, lo manejaba Emilio González, el Canadá azul, era conducido por  El Nando Gamarra, este lo trajo de Valencia de Jesús y luego lo conducía  Maguake y el Canadá amarillo comprado en  los Venados, lo manejaba El Negro Mellao, de la finca taller y fábrica de la madera en Aguas Blancas Cesar Colombia, de  propiedad de Víctor Redondo, tres vehículos cincuentones que le pesaba la responsabilidad de sacar trozas de madera de las montañas y que contribuyeron a forjar el progreso de esa región, sembrando durmientes de madera cuando se trazaron los rieles del tren y surcaban los caminos y montañas el Expreso El Sol que salía de Santa Marta a las sabanas de Cundinamarca y el tren de cargas que sacaba el banano y las cosechas de arroz del valle del cesar y magdalena.

Para ese tiempo llegaron a Aguas Blancas Esperanza Meza y su esposo que venían de las Sabanas de San Ángel Magdalena, trayendo consigo un traga níquel, formando la primera tienda cantina, con las ganancias de la tienda compraron La Estrella Divina un camión Mixto, que recogía pasajeros a las tres de la mañana en Mariangola y Aguas Blanca con destino al valle de upar, pasando por Valencia de Jesús, su conductor Emilio González, un mecánico de profesión y de los buenos, que le gustaba el ron, regresaba a las cuatro de la tarde cargado de pasajeros y compras, allí en la tienda cantina Emilio le metía monedas al traga niquel y el disco de la Patillalera Juana Arias, que crio a su hija pechichona y un dueño de carro carro, sinvergüenza, nariz parada, cargó con ella y se quedó con la Estrella Divina.

De Tío Goyo Magdalena, un camión Mixto, marca Chevrolet, una reliquia salía todos los días vía Salamina Magdalena atravesaba el Ferry y salía a la carretera oriental con destino  al mercado público de Barranquilla, con pasajeros y en la parte posterior, traía bultos de yuca, maíz, ajonjolí, millo, carbón de leña, gallinas pavos y más, se regresaba en la tarde y entraba a Tío Goyo en horas de la noche.

El Camión Mixto de Los Villalba en Corozal Bolívar-Sucre, sustento diario de la familia, manejado por don Alfonso Villalba y sus hijos mayores, sacaba la arena del arroyo grande, para las construcciones, cargaba las baldosas de la fábrica Corozal, en el barrio San Juan, hacia viajes y mudaba a los habitantes de la región, entraba a la Villa y sacaba el arroz de los agricultores, en horas de la tarde reposaba en el patio grande de arena, en donde jugaba el Cubita, cuando niño.


Y cerrando el ciclo de los vehículos cincuentones teníamos a la Melón, un bus  redondo, forrado de hojalatas con estructura de madera, traído de Chinú Córdoba a la Villa de San Benito Abad, era la encargada de transportar pasajeros y carga  recorría  tortuosos caminos de barro rojo, cruzaba arroyos por la vía San Roque Corozal, posteriormente abrieron camino carretera Sampués la Villa si llovía, no llegaba, porque la famosa loma del gusto, no la dejaba subir, si salía el sol,  con la tarde emprendía su viaje de regreso y dejaba sus pasajeros casa por casa.

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