lunes, 28 de agosto de 2017

HUY QUE MIEDO



HUY QUE MIEDO
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano

El mundo mide la distancia mental, hasta donde a ti, persona, alcances a lucidar, ver alcanzar y hacer. Cuando tu mente se frena, como el mulo de don Abel, estas perdido, te enlagunasteis, perdisteis la inspiración y obedeces órdenes mal ordenadas. En cambio que la mente de algunos súper vivos, sirve para hacer y deshacer, lo bueno y lo malo.

Tulio “Tuto” Perdomo, viene por el camino real, en su caballo pintao de blanco con rayas marrón, patas negras, bien aperado, Checho Vásquez, va por el mismo camino en su burro moro altanero, en el paso del tigre se encuentran y se saludan, Toto ve que Checho trae una carga de alimentos  para la semana de trabajo, ambos están recogiendo la cosecha de arroz, allá arriba de la sierra, en el punto El Túnel.

Sin pensarlo dos veces le pone tuto la mano en el hombro a Checho y este pierde el conocimiento del mundo más no la razón y le dice, Checho llévame esta carga a la Ponderosa y regresas al camino real, no me has visto, no me conoceis, no ha pasado nada, somos amigos. Con lo que no contaba el tuto, era que el burro de cocho, tenia cerebro de humano, escuchaba y entendía, además hablaba.

El burro de Checho, acostumbrado al mismo camino y la misma rutina, cuando llega a la Ye de los dos caminos uno para la parcela de Checho a mano derecha y el otro para la parcela de Tuto a mano izquierda, para allá no quería coger el burro de Checho, este  se bajó y lo lleva del cabresto hasta la puerta de la parcela de Tuto, lo amarró debajo del árbol de matar ratón y se fué a pies para su parcela, su esposa le extrañó su parecer y preguntó por el burro, pero el burro de cocho no le contestó.

Checho cenó, se reposó y comenzó a maquinar en donde dejó el burro y la carga que traía, Tuto no regresó las tres siguientes noches y el burro de Checho seguía amarrado al árbol de matar ratón, frondoso como el bolombolo que está sembrado en la parcela la María.

El  burro moro de Checho  a media noche del tercer día, reventó cabuya y fue a dar a la parcela la María, con su hocico  le quitó la tranca a la puerta y se fue por la ventana a llamar a su amo para que lo descargara de tres días con sus noches de la pesada mercancía.

Y me lo va cogiendo el burro a mordisco y le decía que era un pendejo, al ponerle cuidado al Tuto, sabiendo que él no era gustoso de la siembra de Checho, esa noche lo patio y le rompió la ropa que tenía puesta, además le dijo que no contara más con él y se largó con los aperos puestos, llegó al pueblo, preguntó por Tuto y lo localizó en la cantinita de la niña Petra, en donde vendían un roncito sabroso, que no los dejaba subir para el Túnel.

A los dos días que regresa María del pueblo, ya llevaba el bololó que el burro de Checho formó tremenda pelea contra el caballo de Tuto, que tuvieron que buscar al Veterinario Bassareus para que lo curara, tenía mordidas en todo el cuerpo y de remate lo castró.


Y encuentra María a Checho, todo mordido, pateado y con el ojo izquierdo colombiano, en cambio que a Tuto, solo fue una patada en la frente con herraduras de acero, allá permaneció por largo tiempo en cuidados intensivos en la clínica del Valle, solo alcanzaba  a decir “El burro, el burro, el burro de Checho, este que estaba colado en la clínica con una bata blanca de galeno, que solo se le veía el rabo, le decía: Estáis cogioo, para que respetéis a los hombres y a los burros. HUY QUE MIEDO.

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