sábado, 26 de noviembre de 2016

BELLA Y MAGÍCA DURMIENTE


BELLA Y MAGÍCA DURMIENTE
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano de la Región Caribe

Como la mente humana hurga y camina dormida y despierta, en su mundo del subconsciente, un negro esclavo de la vida y el amor, llegó a tocar la puerta de un castillo encantado, insistió en sonar la aldaba de hierro fundido contra la madera de un viejo portón, hasta que alguien con voz suave y tierna de mujer, sacaba las aldabas que la aseguraban, ya voy, ya voy.

Hermosa figura angelical, creación divina, para estar en un pedestal, vio y pensó el negro sin mirar, pero ya la había visto, ella abrió una ventanita diminuta y asomó su ojo izquierdo, azul como las bolitas de cristal con que jugaba en mi niñez. Que desea señor dijo, deseo trabajar en su mansión, que sabe hacer. Siembro y corto rosas, claveles, le quito las espinas, siembro nardos y cardones, amapolas y tulipán.

En eso viene la madre de la Bella Durmiente que se desaparece, abre el portón y pregunta ¿que desea señor?, ahora no tengo nada que regalarle, vuelva mañana, el negro le dice: No señora yo busco trabajo en esta mansión, no tengo trabajo a aquí señor vivo sola y soy auto suficiente, dice la señora entrada en edad, con facciones limpias y señorial, sola?, preguntó el señor, sí sola, tengo una hija pero está dormida desde hace treinta años y no despierta, es aquella que está en esa estatua del jardín. La mente rápida y audaz del negro reacciona y dice:

Mi persona se la hace despertar, reinará en ella el amor, la felicidad y la esperanza, será el amanecer de la vida, dijo el negro, no mire mi señor aquí han llegado muchas personas y no han podido lograr ese sueño tan anhelado, ver a esa bella dama caminar y actuar, subir peldaños hasta llegar a lo infinito de la vida, ella está así porque le han marchitado su corazón, dijo afligida la hermosa señorial.

Entre señor, no lo voy a descartar, daría mi vida entera por la felicidad de la Bella Durmiente y a usted lo recompensaría con Oro y Plata, si lo llega a lograr, no mi bella señora, a mí el oro y la plata no me interesan, yo solo quiero felicidad, amor y comprensión.
Fue alojado el negro en una habitación con vista a esa hermosa estatua del Jardín, donde la luz de la luna en noches de primavera, alumbra con más fulgor, a las doce de la noche el negro se levanta y camina hacia el jardín acompañado de mil luceros, mira a todos los lados y le estampa un beso en los labios de la Bella Durmiente, como magia y encanto, revolotearon las golondrinas, las mariposas aletearon formaron un corazón, los nardos abrieron sus capullos y la bella durmiente se fue levantando lentamente, se despoja de sus mantos y se lanza en brazos del esclavo de la vida y el amor.

Como un resorte desde su cama, su madre se incorpora, aletargada por su sueño y grita: Despertó, despertó, mi hija despertó, entra a la mansión en brazos del negro y pregunta ¿Que me pasó?, su madre le dice: hija has estado durmiendo por espacio de treinta años, en espera de un beso de amor,  se sientan en la mesa del comedor, silla de honor para el Príncipe encantado, a su derecha la bella durmiente y a su izquierda la madre de ella, quien cumplió su promesa y acepto una relación libre y amorosa entre su hija, la Bella Durmiente y el negro esclavo de la vida y el amor, reinó la felicidad y la comprensión, en esas del subconsciente, suena el timbre del reloj por tres veces,  poco a poco, el negro va despertando y se encuentra tendido en cartones de ilusiones y cabeceras de ese otro mundo mágico, surreal y verdadero existente en los humanos, que lo hacen soñar con Bellas Durmientes.

“No importa el color de la piel, valen los sentimientos intrínsecos del ser humano, sus valores y virtudes para interactuar en la vida, ficción o realidad, al fin sentimientos”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario