sábado, 19 de noviembre de 2016

TIMOTEO, UN GALLO BASTO, BASTO


TIMOTEO, UN GALLO BASTO, BASTO
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano-Región Caribe

Entre los gallos finos que cuidaba mi Bisa en el paso de los chivos, se coló un pollo grande comelón, era un huevo de gallina basta, o sea no de cría para pelear, a ese pollo había que esconderlo cuando el Blanco Pérez llegaba en su Jeep Willis modelo 53, color Rojo, procedente de Corozal Bolívar.

Allí viene el Blanco, gritaba mi Bisa, de inmediato salía una andanada de muchachos a coger el gallo basto Timoteo, ese nombre lo sacaron de una predica del Padre Mamú, el párroco de la Iglesia en ese tiempo, a Timoteo lo metían en un guacal, hasta que el señor Pérez se iba de la finca gallera.

Los sábados apartaban los gallos finos que se encontraban en mejores condiciones para pelear el día domingo, en cualquier gallera del país, Timoteo lo habían motilado al estilo gallo fino, una estrategia de mi Bisa con el fin de camuflarlo entre los finos finos, esos que no permitían que un humano se les acercara, porque lo levantaban a picotazos.

Ya cuando llegaba el señor Pérez, no había que esconder a Timoteo, al contrario el Blanco se enamoró de ese gallo canillón de pescuezo rojo como el de mi suegro y, llegó el día en que faltaba un gallo para pelear y señalaron a Timoteo “Ese dijo el señor Pérez”, mi Bisa cambio de color y se le levantaron las espinas que le cubrían la cabeza, hombre Blanco está todavía muy pollo, déjelo unos meses más, no Manuel Vicente es ese.

Llegaron a la Gallera con los huacales de gallos finos cantando, el único que no cantaba era Timoteo, creo que iba asustado pero no miedoso, criado con maíz cariaco y tomas de Mejoral en agua dulce, va de primero dijo el señor Pérez, sacó mi bisa de su mochila secreta dos calzas pequeñas, hizo su trabajo, cuando los fueron a confrontar en el centro de la Gallera se formó el alboroto que ese gallo era basto, mandaron a buscar a una enfermera para que le sacara la sangre y ellos determinaban si era basto.

Cuando la enfermera iba con el tarrito de sangre de Timoteo, de la carpa gallera salió una mano que la jaló, era su jefe político que había apostado a favor de Timoteo, le dieron un rollo de billetes de cincuenta centavos y le cambiaron el tarro, la prueba era negativa, ese gallo era fino, de la cuerda de los españoles Andaluz que vinieron de gitanos a echar la suerte, pelear gallos y comprar caballos. De todo esto el Bisa no supo nada porque el solo sabía entrenar gallos de pelea, fueran bastos o finos.

Estaban en juego miles de pesos en apuestas, a regañadientes aceptaron los contrarios la pelea, pero era la palabra de un gallero la que valía aquí y en la Conchinchina, carearon  los gallos, gritaron del centro de la valla, “Pelea”, Timoteo que era un gallo un poco payaso, salió corriendo y se le entrepierno a mi Bisa. La multitud gritando es basto, es basto, en eso sonó en las gradas la banda vieja de la Villa, mi Bisa le habló al oído a Timoteo, este con la cabeza decía que sí, nuevamente al centro del Cuadrilátero que era redondo, Timoteo cogió al fino por el cuello con el pico, le dio cuatro vueltas y lo soltó, repicándose contra la valla de madera de camajón, no se levantaba, Timoteo miro al Bisa, este le hizo seña que fuera por él, nuevamente lo cogió con el pico por una pata, le dio cinco vueltas de campana y en la última le clavó las dos espuelas en la cabeza y adiós gallo fino.

Se repartieron las ganancias de las apuestas, les querían comprar a Timoteo por un trueque de cincuenta novillas, más cien gallos finos, pero no fue aceptado por parte del señor Pérez, él sabía que su gallo no valía tanta plata canjeada.

Tan pronto llegó mi Bisa a la finca el paso de los chivos le dijo a mi Bisabuela que preparara una olla con agua hirviendo que Timoteo no iba más, un cerdito amigo de Timo, escucho con sus dos orejotas y le avisó a Timoteo, este habló con sus hermanos gallos finos e idearon un plan de fuga, el uno soltaba al otro con el pico donde estaban amarrados de una pata, ese día hubo una fuga de gallos finos y Timoteo llegó al camino real, cogió la Chiva la Melón y no regresó más.


Dicen que se fue para Venezuela, las malas lenguas hablan en el pueblo, que en tiempo de fiesta, llega un tipo con cara de gallo, se va para la Rancha a beber cerveza y cuando ya está picao comienza hablando de Chico, conchaleee vale, coño madre. 

“Será Timoteo”?.

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