TIMOTEO, UN GALLO BASTO, BASTO
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano-Región Caribe
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano-Región Caribe
Entre los gallos finos que
cuidaba mi Bisa en el paso de los chivos, se coló un pollo grande comelón, era
un huevo de gallina basta, o sea no de cría para pelear, a ese pollo había que
esconderlo cuando el Blanco Pérez llegaba en su Jeep Willis modelo 53, color
Rojo, procedente de Corozal Bolívar.
Allí viene el Blanco, gritaba
mi Bisa, de inmediato salía una andanada de muchachos a coger el gallo basto
Timoteo, ese nombre lo sacaron de una predica del Padre Mamú, el párroco de la
Iglesia en ese tiempo, a Timoteo lo metían en un guacal, hasta que el señor
Pérez se iba de la finca gallera.
Los sábados apartaban
los gallos finos que se encontraban en mejores condiciones para pelear el día
domingo, en cualquier gallera del país, Timoteo lo habían motilado al estilo gallo
fino, una estrategia de mi Bisa con el fin de camuflarlo entre los finos finos,
esos que no permitían que un humano se les acercara, porque lo levantaban a
picotazos.
Ya cuando llegaba el señor
Pérez, no había que esconder a Timoteo, al contrario el Blanco se enamoró de
ese gallo canillón de pescuezo rojo como el de mi suegro y, llegó el día en que
faltaba un gallo para pelear y señalaron a Timoteo “Ese dijo el señor Pérez”,
mi Bisa cambio de color y se le levantaron las espinas que le cubrían la
cabeza, hombre Blanco está todavía muy pollo, déjelo unos meses más, no Manuel
Vicente es ese.
Llegaron a la Gallera con los
huacales de gallos finos cantando, el único que no cantaba era Timoteo, creo
que iba asustado pero no miedoso, criado con maíz cariaco y tomas de Mejoral en
agua dulce, va de primero dijo el señor Pérez, sacó mi bisa de su mochila
secreta dos calzas pequeñas, hizo su trabajo, cuando los fueron a confrontar en
el centro de la Gallera se formó el alboroto que ese gallo era basto, mandaron
a buscar a una enfermera para que le sacara la sangre y ellos determinaban si
era basto.
Cuando la enfermera iba con el
tarrito de sangre de Timoteo, de la carpa gallera salió una mano que la jaló, era
su jefe político que había apostado a favor de Timoteo, le dieron un rollo de
billetes de cincuenta centavos y le cambiaron el tarro, la prueba era negativa,
ese gallo era fino, de la cuerda de los españoles Andaluz que vinieron de
gitanos a echar la suerte, pelear gallos y comprar caballos. De todo esto el
Bisa no supo nada porque el solo sabía entrenar gallos de pelea, fueran bastos
o finos.
Estaban en juego miles de
pesos en apuestas, a regañadientes aceptaron los contrarios la pelea, pero era
la palabra de un gallero la que valía aquí y en la Conchinchina, carearon los gallos, gritaron del centro de la valla, “Pelea”, Timoteo que era un gallo un poco payaso,
salió corriendo y se le entrepierno a mi Bisa. La multitud gritando es basto,
es basto, en eso sonó en las gradas la banda vieja de la Villa, mi Bisa le
habló al oído a Timoteo, este con la cabeza decía que sí, nuevamente al centro
del Cuadrilátero que era redondo, Timoteo cogió al fino por el cuello con el
pico, le dio cuatro vueltas y lo soltó, repicándose contra la valla de madera
de camajón, no se levantaba, Timoteo miro al Bisa, este le hizo seña que fuera
por él, nuevamente lo cogió con el pico por una pata, le dio cinco vueltas de
campana y en la última le clavó las dos espuelas en la cabeza y adiós gallo
fino.
Se repartieron las ganancias
de las apuestas, les querían comprar a Timoteo por un trueque de cincuenta
novillas, más cien gallos finos, pero no fue aceptado por parte del señor
Pérez, él sabía que su gallo no valía tanta plata canjeada.
Tan pronto llegó mi Bisa a la
finca el paso de los chivos le dijo a mi Bisabuela que preparara una olla con
agua hirviendo que Timoteo no iba más, un cerdito amigo de Timo, escucho con
sus dos orejotas y le avisó a Timoteo, este habló con sus hermanos gallos finos
e idearon un plan de fuga, el uno soltaba al otro con el pico donde estaban
amarrados de una pata, ese día hubo una fuga de gallos finos y Timoteo llegó al
camino real, cogió la Chiva la Melón y no regresó más.
Dicen que se fue para
Venezuela, las malas lenguas hablan en el pueblo, que en tiempo de fiesta,
llega un tipo con cara de gallo, se va para la Rancha a beber cerveza y cuando
ya está picao comienza hablando de Chico, conchaleee vale, coño madre.
“Será
Timoteo”?.
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