sábado, 12 de noviembre de 2016

UN VEHÍCULO EN REVERSA


UN VEHÍCULO EN REVERSA
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano-Región Caribe


De las fincas Industrializadas Durania, Aseleco, Clara Alicia, y Boca e Tigre, salía la plata que le mandaban a Jassir el hijo único del Patrón, un muchacho con plata, loco y creativo, quien se encontraba en Europa estudiando una carrera a fin con la Agricultura, la Ganadería y la Industria maderera, puntal de lanza y vanguardia de las ganancias en exportaciones hacia otros países.

Las más modernas máquinas para pulir la madera y auto suficientes en talleres de arreglo de tractores y vehículos al mando de los hermanos Pichón de Barranquilla, mecánicos de reconocida trayectoria, sacados del corazón del Boliche.

Después de cinco años de estudio regresó Jassir a casa, al día siguiente su papá lo mandó a la finca Durania para que aplicara todos sus conocimientos, aprendidos en su carrera, lo primero que hizo fue reunir a los trabajadores del taller para exponerles la idea loca de hacer un carro de madera que no se atollara en las lagunas de agua de los caminos, así no tener inconvenientes en sacar la madera de las montañas, cosa que les gustó a los hermanos P. Eso sí era sin el consentimiento del Patrón Principal.

Carlitos Pérez era el hombre encargado de escoger la madera y manejar el carro, su trabajo en las finca era de tractorista, con una experiencia de más de veinte años, se dispuso a internarse en la montaña con cinco hombres más, lo primero que hicieron fue hacer un tambo, con el fin de no ser devorados por los tigres que merodeaban ese sector, a diez metros de altura y bajo un invierno pertinaz hicieron la troja, nadie hizo el control de calidad y a media noche cuando todos dormían Carlos oyó el ronquido de tigre detrás de su oreja, abrió su ojo derecho, se sobó el izquierdo levanto su cabeza y adivinen, cinco tigres debajo del tambo, tratando de subirse a comer carne humana.

Cogió su escopeta balín cero y disparó a oscuras, los dormidos despertaron, corrían de un lado a otro, allá a diez metros del suelo, los tigres se espantaron y corrieron a un mismo lugar, con tan mala suerte que se llevaron por delante uno de los cuatro postes que soportaban el peso del tambo, este se vino al suelo y le cayó a los tigres que luchaban por salirse y escapar.

Después de ese suceso cortaron la madera y retornaron a la finca, los mecánicos se pusieron a la tarea de armar el carro, Jassir se fue a la capital, realizó unas llamadas al exterior y en treinta días calendarios llegaron unas cajas dentro de un container al puerto de Barranquilla. Vía marítima.

Con todo el equipo y herramientas necesarias Jassir con su destreza y los mecánicos duchos, armaron el carro, con carrocería de madera, timón a la derecha y potencia en sus motores, Carlitos, el tractorista hizo la prueba de encendido, todo bien, rugía más que los tigres de la montaña, con decirles que los tigres se desaparecieron.


El problema surgió al colocarle el cambio de primera para desplazarlo, el famoso carro fabricado en los talleres de mecánica de la finca Durania en el sector de Copey Cesar, solo se desplazaba hacia atrás, desarmaron la caja y esta estaba armada con los piñones al revés, no sirvieron la experiencia de los hermanos pichón y los cinco años de estudio de Jassir, para volver a armar al derecho la caja de piñones del Vehículo.

Se resignaron a que el carro anduviera en reversa y manejado diestramente por el tractorista, la sensación cuando salía al pueblo a buscar provisiones y manejaba de espaldas, todos lo llamaron  El Canadá, por sus emblemas de motor.

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