UNA CANASTA DE ENSUEÑO
Por Francisco Javier Carrasco Díaz
Escritor Colombiano de la Región Caribe.
Por Francisco Javier Carrasco Díaz
Escritor Colombiano de la Región Caribe.
En la calle 102 con
transversal 19, de la ciudad del Sol, había un depósito de basuras del edificio Perry, en él se escuchó el llanto de
unos bebes.
Antolín un muchacho de 27 años, salido de las
entrañas de un pueblo, tan pequeño, que todos sus habitantes eran una misma
familia, se fue a la ciudad a buscar futuro y se empleó de vigilante, su medio
de transporte era una bicicleta, que compartía la barra con su esposa, ellos
mantenían unidos una lucha por tener familia, pero durante cinco años de
matrimonio, después de muchos tratamientos, no había sido posible.
Salía Antolín de su trabajo
a eso de las nueve y cuarenta y cinco pasado meridiano, manejaba su bicicleta
con rumbo a su hogar, donde lo esperaba su gran amor Aurora de la Mañana, una
mujer obsesionada por tener un bebe, ya habían hecho vueltas por medio del
Bienestar Familiar para adoptar.
Al pasar raudo y veloz,
Antolín escuchó el llanto de varios bebes en el depósito de basuras del
edificio, le metió mano a los frenos de su vehículo, dio meda vuelta y se dirigió
al sitio, afiló oídos y no escuchó nada, se bajó de su bicicleta y esperó unos
segundos cuando sintió movimientos internos del depósito, fue cuidadosamente
quitando unos paquetes de basuras, con su linterna de manos alumbró el lugar y
para su sorpresa cuatro ojitos verdes y tiernos lo estaban mirando fijamente, acto
seguido se les movieron sus labios y le
ofrecieron una sonrisa cada una.
Dos hermosas bebe, Antolín
temblaba de miedo y alegría, miraba para todos los lados y al poco rato, tomó
la decisión de llamar a la autoridad inmediata, la policía, llegó a la portería
del edificio, se comunicó con el portero, se identificó con su carnet de vigilante
de una empresa reconocida y acto seguido llamó a Aurora de la Mañana, para que
se viniera inmediatamente.
En el sitio del hallazgo de
las bebé, se aglomeró de curiosos, llegaron las autoridades y Antolín les
narraba como llegó a las bebés, que todavía se encontraban en un Canasto de
mimbre, cubiertas con sabanas de algodón, gorros rojos en sus cabecitas y
guantes rojos en sus manitos, en espera del Bienestar Familiar, para que se
hicieran cargo de ellas.
Acto seguido hizo su arribó
Aurora de la Mañana, muy nerviosa por el acontecimiento narrado por su esposo
minutos antes vía telefónica, la prioridad era pedirlas en adopción, si no
aparecía su degenerada madre, que las dejó en el depósito de basuras.
Después de las indagaciones
pertinentes al caso, con los vecinos del edificio Perry, levantaron el acta de rigor que exige el
código del menor, la policía hablaba con los transeúntes, con los recoge
basuras del sector, miraron las cámaras de vigilancia instaladas en los
edificios, llegaron a la conclusión que la madre de las dos criaturas gemelas,
no las quería tener con ella.
Aurora de la Mañana, todos
los días visitaba a las bebés en el centro de Bienestar, las atendía y las
cuidaba, las niñas se fueron encariñando con la mujer, que no podía engendrar
en su vientre a una hermosa criatura.
Le dieron la prioridad de
adopción a Antolín y Aurora de la mañana, los esposos que tenían la solicitud
en el bienestar Familiar y un Juez de Familia después de un año, les concedió
su petición.
Con muchos sacrificios los
esposos sacaron adelante a sus dos hermosas criaturas, que tuvieron todos los
gustos y educación que se merece un niño y un joven adolecente, sus padres le
confesaron a las niñas con uso y razón, su procedencia y las llenaron de mucho
cariño.
Años después, Antolín y
Aurora de la Mañana, presenciaban con
mucha alegría, como Anie y Tere, dos jóvenes hermosas e inteligentes, recogidas
de un depósito de basuras, tiradas allí por una mujer, quizás en un acto de desespero por las circunstancias de la vida, el temor a enfrentar una
responsabilidad tan grande como es criar a dos niñas, la llevó a tan
desproporcionada decisión, se graduaban de Medicas Cirujano. Hoy, esas niñas
gemelas, hicieron su Juramento Hipocrático y le prestan un servicio Social a la humanidad, salvar vidas.
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