sábado, 2 de mayo de 2015

UNA CANASTA DE ENSUEÑO

UNA CANASTA DE ENSUEÑO
Por Francisco Javier Carrasco Díaz
Escritor Colombiano de la Región Caribe.




En la calle 102 con transversal 19, de la ciudad del Sol, había un depósito de basuras del  edificio Perry, en él se escuchó el llanto de unos bebes.

Antolín un muchacho de 27 años, salido de las entrañas de un pueblo, tan pequeño, que todos sus habitantes eran una misma familia, se fue a la ciudad a buscar futuro y se empleó de vigilante, su medio de transporte era una bicicleta, que compartía la barra con su esposa, ellos mantenían unidos una lucha por tener familia, pero durante cinco años de matrimonio, después de muchos tratamientos, no había sido posible.

Salía Antolín de su trabajo a eso de las nueve y cuarenta y cinco pasado meridiano, manejaba su bicicleta con rumbo a su hogar, donde lo esperaba su gran amor Aurora de la Mañana, una mujer obsesionada por tener un bebe, ya habían hecho vueltas por medio del Bienestar Familiar para adoptar.

Al pasar raudo y veloz, Antolín escuchó el llanto de varios bebes en el depósito de basuras del edificio, le metió mano a los frenos de su vehículo, dio meda vuelta y se dirigió al sitio, afiló oídos y no escuchó nada, se bajó de su bicicleta y esperó unos segundos cuando sintió movimientos internos del depósito, fue cuidadosamente quitando unos paquetes de basuras, con su linterna de manos alumbró el lugar y para su sorpresa cuatro ojitos verdes y tiernos lo estaban mirando fijamente, acto seguido  se les movieron sus labios y le ofrecieron una sonrisa cada una.

Dos hermosas bebe, Antolín temblaba de miedo y alegría, miraba para todos los lados y al poco rato, tomó la decisión de llamar a la autoridad inmediata, la policía, llegó a la portería del edificio, se comunicó con el portero, se identificó con su carnet de vigilante de una empresa reconocida y acto seguido llamó a Aurora de la Mañana, para que se viniera inmediatamente.

En el sitio del hallazgo de las bebé, se aglomeró de curiosos, llegaron las autoridades y Antolín les narraba como llegó a las bebés, que todavía se encontraban en un Canasto de mimbre, cubiertas con sabanas de algodón, gorros rojos en sus cabecitas y guantes rojos en sus manitos, en espera del Bienestar Familiar, para que se hicieran cargo de ellas.

Acto seguido hizo su arribó Aurora de la Mañana, muy nerviosa por el acontecimiento narrado por su esposo minutos antes vía telefónica, la prioridad era pedirlas en adopción, si no aparecía su degenerada madre, que las dejó en el depósito de basuras.

Después de las indagaciones pertinentes al caso, con los vecinos del edificio Perry,  levantaron el acta de rigor que exige el código del menor, la policía hablaba con los transeúntes, con los recoge basuras del sector, miraron las cámaras de vigilancia instaladas en los edificios, llegaron a la conclusión que la madre de las dos criaturas gemelas, no las quería tener con ella.

Aurora de la Mañana, todos los días visitaba a las bebés en el centro de Bienestar, las atendía y las cuidaba, las niñas se fueron encariñando con la mujer, que no podía engendrar en su vientre a una hermosa criatura.

Le dieron la prioridad de adopción a Antolín y Aurora de la mañana, los esposos que tenían la solicitud en el bienestar Familiar y un Juez de Familia después de un año, les concedió su petición.

Con muchos sacrificios los esposos sacaron adelante a sus dos hermosas criaturas, que tuvieron todos los gustos y educación que se merece un niño y un joven adolecente, sus padres le confesaron a las niñas con uso y razón, su procedencia y las llenaron de mucho cariño.

Años después, Antolín y Aurora  de la Mañana, presenciaban con mucha alegría, como Anie y Tere, dos jóvenes hermosas e inteligentes, recogidas de un depósito de basuras, tiradas allí por una mujer, quizás en un acto de desespero por las circunstancias de la vida, el temor a enfrentar una responsabilidad tan grande como es criar a dos niñas, la llevó a tan desproporcionada decisión, se graduaban de Medicas Cirujano. Hoy, esas niñas gemelas, hicieron su Juramento Hipocrático y le prestan un servicio  Social a la humanidad, salvar vidas.


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