sábado, 23 de mayo de 2015

CASI, EL PRIMATE INTELIGENTE

CASI, EL PRIMATE INTELIGENTE
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano-Región Caribe.



Bajó Casimiro de la montaña, además de su mulo bayo, traía en su hombro derecho un mico mono que pretendía vender para comprarles los regalos de navidad a sus hijos que quedaron en la montaña, acompañados por su madre.

Casi, fue criado en la casa de su dueño porque la mamá falleció, los niños de la casa lo querían mucho y lo enseñaron a jugar y hacer piruetas, sacaba la lengua, se rascaba la cabeza, mataba piojos de mentira, les ofrecía guineo maduro a los niños y cuando estos estiraban la mano para recibirlo, él se lo comía de un solo bocado, y un sinnúmeros de morisquetas hacia Casi, en especial a los niños.

Tan pronto llegaron al pueblo, Casimiro se dirigió a casa de la niña Teodora, que en el pueblo le decían Teo, por cariño, a ella le gustaban los animales, pero no los tenía amarrados ni enjaulados, era un patio grande donde los animales podían estar cómodos, pero no más cómodos que en su habita natural, las montañas.

Veinte centavos dieron de precio por el animal en casa de la niña Teo, quien fue a la alacena de los guineos y trajo dos para alimentar a Casi, que como era muy inteligente, metió el rabillo del ojo izquierdo y vio la alacena llena de gajos de guineos y de queso.

Cincuenta centavos dio don Pacho por Casi, para presentarlo en el circo, en especial a los niños, era una inversión segura, ya en el circo, fue dejado suelto dentro de él, observó Casi, a más de cien animales de todas las especies metidos en una jaula, con la incomodidad más grande que un humano pueda darle a sus semejantes terrícolas, claro que como no pueden hablar y están en desventaja, baya y venga.

Anunciaron por altoparlantes la presentación en la noche de Casi, el primate inteligente, en especial a los niños, pero en la entrada del circo había un letrero en papel cartón, escrito con un carbón de leña que decía “Todo niño paga la entrada”.  

Fue lleno total esa noche, las entradas sumaron ciento veinte pesos, tan así que volvieron a anunciar su presentación para la tarde siguiente, pero esta no se realizó, porque Casi, se organizó con los demás micos del circo y planearon una escapada. Ya la boletería estaba vendida, a las cinco de la tarde comenzaba la función, Casi se dirigió a Don Pacho, comenzó a rascarle la cabeza y cuando lo durmió, le dio en la cabeza con una taza de aluminio donde le daban la comida, ya fuera de combate don pacho, procedió a sacarle el dinero producto de las entradas, luego liberó a sus compañeros micos, emprendieron la huida hacia las altas montañas, antes de esto, pasaron por casa de la niña Teo, y vaciaron las alacenas llenas de guineo maduro y queso duro salado.

Esa noche fueron a dormir en casa de Casimiro, su antiguo hogar, Casi, no le perdonaba a su dueño el haberlo vendido, bueno tenía ya con el abandono por parte de su madre, con quien no contaba.

Bien temprano levantó Casi a la manada y se dirigieron al sembrado de tomates, donde no quedo un tomate rojo, todos fueron devorados por los micos, en su defecto, Casi, le dejó una misiva escrita en la arena a Casimiro, diciéndole que lo sentía por el sembrado de tomates, pero era que se habían escapado del circo y llevaban mucha hambre, que volviera a sembrar el tomate y por ultimo le dijo que en el palo de jobo que se le había quemado el corazón, metiera la mano que allí había un paquete, que le comprara la parcela a don José y educara a sus hijos.

Al mando de Casi, el primate inteligente, emprendieron su viaje a las altas montañas donde viven libres, fuera del peligro de la mano de los mayores depredadores, los humanos. Casi, vive agradecido con Casimiro y sus hijos, con quien pasó su niñez, en agradecimiento baja de la montaña los sábados a visitarlos, sin antes pasar por la despensa de la niña Teo, y sustraer de ella, un queso de cinco libras y un gajo de guineo maduro para llevárselo a los niños de Casimiro Casas Causil, sus hermanos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario