DEL PORQUE LOS PERROS CUADRUPEDOS, PERDIERON SUS RABO
ORIGINAL
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano
En la hacienda el Guarumo,
zona del Magdalena Grande, habían unos quinientos perros, encargados de recoger
el ganado y llevarlo a los corrales con distintos fines, para ordeñar,
colocarles sus respectivos purgantes de totumo con hierro giral, sales
minerales, sepa de plátano y otros productos.
Otro de los motivos de
jarrear el ganado cimarrón con los perros era el de colocarles un hierro
caliente en la tabla del pescuezo y registrarlos.
Había tanto ganado sin dueño
en esas tierras que a veces el mismo dueño preguntaba que de quien era ese toro
berrendo cachos de chivo macho y pertenecía a él, lo mismo sucedía con los
perros, se multiplicaban y cada día había más perros regados en toda la
comarca.
Una vez, la líder de los
perros de nombre Paquita, de color blanco con franjas negras en su cuerpo,
grande como una gacela, buena con el diente y madre de la mayoría de los
cachorros de la raza se colocó en la fase fértil y comenzó a jarrear perros
machos de todita la población, no le quedaba otra opción sino la de coger
camino, atravesar ríos y cañadas con esa jauría de perros en filas larga que
ocupaban hasta tres kilómetros lineales.
De tantos perros, ella Paquita,
escogería a los que les simpatizaban para su nueva cría de unos diez cachorros
aproximadamente, para engrandecer la jauría de estos animales, los amigos del
hombre.
Durante su recorrido pasaron
por el Valle de upar, Riohacha, Maicao, llegaron a Paraguachón y la guardia
Venezolana, no los dejó pasar, entonces hicieron una travesía por las montañas
y salieron a Cúcuta, Bucaramanga, subieron el cañón de chica mocha y salieron a
Aratoca y sal Gil, allí formaron los machos una gresca bloqueando el paso por
la carretera, a la intervención de la policía, fueron encerrados cien machos
para aplicarles vacunas, esos animales se quedaron de la caravana.
Siguieron
hacia Bogotá, en Arcabuco Boyacá ya entraron en la pugna los peludos de clima
frio, nuevamente bloquearon la carretera y se formó un trancón de vehículos,
trajeron la perrera y embarcaron quinientos perros, esos también se quedaron en
esa región hermosa de Colombia, a la entrada de la caravana a Bogotá, nuevamente
la autoridad que ya estaba informada de la jauría de perros que marchaban
detrás de la hermosa Paquita, los esperó con antimotines y cinco jaulas para recoger
Can, allí se quedaron otros cuatrocientos perros.
Los demás siguieron al
Palacio Presidencial y se apostaron en la plaza que fue en un tiempo de Bolívar
el Caraqueño, le echaron maíz a las palomas de la paz, hablaron con el alcalde,
con senadores, representantes a la cámara y los concejales, les ofrecieron sus
votos para la próxima contienda electoral, con el mandatario de los
colombianos, no pudieron hablar, porque no estaba en palacio.
Siguieron vía Ibagué, pero antes se dieron un chapuzón en la
represa del muña y salieron perfumados, con los aromas que emanan del rio
Bogotá, para agradar a la hermosa Paquita, pasaron por Silvania, Fusa,
chinauta, la nariz del diablo, el espinal Tolima donde comieron tamales,
llegaron a Ibagué y se perra-tearon el festival del bunde, pasaron por
Cajamarca y no por caja marcada, subieron el alto de la línea y cada vez se
agregaban más perros, la vuelta a Colombia y la vuelta a España, les quedaba
pequeña en las carreteras de tanto animal en busca de emparejarse con la
hermosa Paquita.
El problema surgía cuando
uno de los pretendientes quería acercársele a Paquita, enseguida salían los más
osados a defender su puesto dentro de la jerarquía y el respeto que cada uno de
ellos debía infundir para así obtener el amor de Paquita.
Cuando la caravana de perros
llegó a tierras de Antioquia, se formó la jarana, los can de esa región querían
tener la primacía a cualquier precio sobre la hermosa perra a quien no habían
tocado ni un bocado de ella, en ese gran recorrido.
Cuando pisaron tierras del
bolívar grande si fue el acabose, salieron unos perros grandes con músculos de
león, bien alimentados con suero dulce y migajón de cerdo frito, agua de panela
criolla y leche de vaca con espuma.
Fue cuando Paquita se paró
en firme y con su inteligencia y control de la situación, antes que sucediera
una desgracia entre los canes pretendientes, les ordenó hacer un círculo y ella en el medio les dijo:
Señores
Canes pretendientes, les agradezco su gentileza de querer pretender ser mi
pareja, ya hemos recorrido mucho terreno, estoy exhausta y esto lo vamos a
definir enseguida, coloquen su rabo aquí en el centro del círculo, yo voy a
venir vendada a escoger el rabo que me guste y ese será el perro, mi compañero,
es más escogeré diez rabos para tener una camada de cachorros en esta
fertilidad.
Así fue, cada perro se iba
quitando su rabo y colocándolo en el sitio indicado, una loma de arena de color
blanco, Paquita se retiró del lugar, salió a la carretera y le sacó la pata
derecha delantera a una chiva de palo interdepartamental que venía a cien, pero
como la hermosa paquita, tenía sus atributos, el perro de dos patas del chofer
de la chiva de palo, frenó en seco y paquita se embarcó, tocándole el puesto al
lado del chofer, quien la gallináceo en todo el recorrido, pero como paquita no
era gallina sino perra, no logro su cometido, dejando la Can un pelero de los más
grandes que ha habido en este mundo, en ese sitio indicado.
Júpiter, un Can sin raza, siguió
a paquita y vio cuando esta se embarcó en una chiva de palo, espero unos
treinta minutos a sabiendas que él no sería
el escogido por Paquita por su poco pelaje y desfachatado en su vivir y
luego dio aviso a la gran manada:
Señores perros, Paquita se
ha fugado de la manada, se embarcó en una chiva y ya va llegando a su tierra,
el magdalena grande.
Se formó un polvorín al
intentar cada perro en recoger su rabo original, cosa que fue imposible, se
formaron peleas y se dieron dientes hasta quedar sin un molar, se colocaron
rabos distintos y hasta unos quedaron sin rabos, por esa razón es que cada vez
que un can se encuentra con otro, salen a oler el rabo del contario a ver si es
el que se les extravió en esa tremenda pelea, hay unos temerosos y cuando este
hecho sucede, tratan de esconderlo para que no se los quiten a fin de cuenta
esto sucedió hace tantos siglos que ya se amañaron con el rabo ajeno.
En el sitio de la pelea por
el rabo, quedaron esparcidos más de diez toneladas de dientes de perro, como
esa era tierra indígena Zenu, ellos los recogieron y ahora lucen hermosos collares
en sus cuellos.
Muchos años después, Júpiter
se encontró con Paquita y como el mundo es cambiante y da tantas vueltas en
círculos, el Can lucia atractivo, con bastante pelaje, bien alimentado y
Paquita se enamoró de él y tuvieron una camada de cachorros.
Esos si nacieron con su rabo
original, porque Júpiter no entregó su rabo y no intervino en la gran pelea de
perros, que quedaron esparcidos en la región triangular de Bolívar Córdoba y Sucre,
donde brota la escritura, la poesía, la música, los cuentos, las décimas y
centésimas, narradas a través de:
Entrecuentosporrosyfandangos.blogspot.com
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