CARRY CARRY, UN GALLO PAJARITO
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano
Nacido de un cruce entre un
gallo fino y una gallina pajarita, de esas que se comen hasta la comida que le
sirven al vecino, no hay mata de Verbena, ají, papaya y tomate que crezca,
donde hay esas gallinas y pollos pajaritos.
Se crió en las sabanas de
Patillal, al aire libre, y en compañía de cuatro pollonas, todas de raza
pajarita, se recogían a las cinco de la tarde arriba de un palo de totumo frondoso que había pegado a
la pared de la casa, sobre la única ventana por donde se respiraba aire puro,
se divisaba la luna y las zorras que intentaban comérselos.
En la mañana bien temprano
volaban y caían de pecho en un inmenso playón, donde se alimentaban con grillos,
gusanos y moluscos que escarbando sacaban de una mata de corozo de vaca que
había tirado en el suelo, podrido por el sol y el agua, sitio predilecto donde escarbaran
y escarbaran para sacar el alimento, cuando uno de ellos conseguía un robusto
molusco amarillo, llamaba a los demás para compartir ese exquisito manjar lleno
de pulpa de comida y buena grasa.
Con esa alimentación más granos
de maíz blanco de ese que sirve para hacer peto, se crió el gallo pajarito, a
los tres meses de nacidos, su dueño lo aparto de las gallinas y comenzó su
entrenamiento para pelearlo en las galleras y ganar buen dinero en las apuestas
a favor del gallo pajarito.
La primera pelea la gano a
los tres segundos, en una alzada le perforo el buche al gallo contrario y este
se fue de huida lo mismo que su dueño.
La segunda pelea, la realizo
en Sincé Sucre, donde gano a los dos minutos de haberse iniciado la riña,
porque se formó tremenda gresca por una apuesta abultada en contra de carry
carry, que iba ganando la pelea, el
dueño del gallo contrario lo levanto del ruedo y se esfumo de la gallera, para
no pagar las apuestas y ser víctima de las botellas que volaban sin alas por
toda la gallera.
Después de esa pelea, llego
un familiar que vive en Galapa Atlántico
a casa y se enamoró del gallo fino de color blanco con plumas rojas en
su alas y dio por el ciento veinte mil pesos en billetes de a dos mil nuevecitos,
lo metieron en un guacal y vino a dar a un patio viejo donde habían un poco de
gallinas ponedoras y de otra raza diferente a pajarito.
Cuando lo soltaron le
pusieron media totuma de un alimento que se llama puyana, eso no le gusto al gallo sabanero, acostumbrado
a comer buen maíz, de ese que tiene el grano como diente de burro, de allí en
adelante su cuido no fue bueno, menos para un gallo de pelea.
Un sábado bien temprano su dueño lo recogió del patio y le
dijo carry carry hoy vas a pelear, hay una apuesta de quinientos mil pesos, con
esa plata sumada al doble vamos a comparar unos bloques para hacer la casa.
Ese gallo inteligente lo miro
maluco y lo levanto a picotazos, acto seguido le echo agua de la boca y lo
roció, siguió diciéndole ya sabes pajarito, no me vallas a quedar mal, ve que
pague por ti un poco de plata y estoy comprometido con mis compañeros de trabajo que apostaron por ti.
Nuevamente el gallo pajarito
lo miro a medio lado con sus ojos brillantes y tres círculos de colores en su
iris, y se dijo entre sí, como me des la papaya me largo para mi tierra.
Apuestas vienen, apuestas
van, quinientos mil pesos a pajarito y un millón al gallo contrario, vino el
careo y de salida carry carry entuerto al gallo contrario, le saco el ojo con
lengua incluida, no hubo necesidad de pelear, gano por decisión unánime, vea y
se va formando la de Troya, el dueño cogió su gallo reclamo las apuestas y salió
por debajo de la gallera arropado con un saco de esos que sirven para meter
cinco arrobas de arroz.
Cuando salieron a la
carretera el gallo divisó un bus que iba con rumbo a Sincelejo, cuando el bus
paso al lado del dueño, el gallo lo pico y se soltó, bolo, bollo y bolo y se
alcanzó el bus, se subió en el estribo o escalera en el primer peldaño y a las
cinco horas estaba en Patillal contándole a su antiguo dueño lo mal que paso en
los meses de estadía en Galapa.
El día lunes el dueño de
carry carry llego al trabajo mal humorado y a todo el que aposto a favor de su
gallo, le hacía señas con la mano derecha y se la pasaba por el cuello,
diciéndoles que el gallo había perdido la pelea y que lo guisaron acompañado de
arroz blanco y ñame espino, recogió unas plumas en el patio y las llevó como
evidencias, para no darles el doble de las apuestas, tampoco compro los bloques
para hacer su casa, se bebió la plata en ron.
Mientras tanto carry carry,
un gallo muy inteligente, nuevamente está libre en los playones de Patillal
Sucre, al lado de sus gallinas y sus treinta y cinco polluelos, todos de la
raza pajarito, sus gallinas se burlan de él, porque le mocharon la cresta y lo
motilaron al etilo soldado recluta.
El riposta con un canto de gallo fino
rejugado, haciendo respetar su casta.
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