domingo, 9 de marzo de 2014

CARRY CARRY, UN GALLO PAJARITO

CARRY CARRY, UN GALLO PAJARITO
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano

Nacido de un cruce entre un gallo fino y una gallina pajarita, de esas que se comen hasta la comida que le sirven al vecino, no hay mata de Verbena, ají, papaya y tomate que crezca, donde hay esas gallinas y pollos pajaritos.

Se crió en las sabanas de Patillal, al aire libre, y en compañía de cuatro pollonas, todas de raza pajarita, se recogían a las cinco de la tarde arriba de  un palo de totumo frondoso que había pegado a la pared de la casa, sobre la única ventana por donde se respiraba aire puro, se divisaba la luna y las zorras que intentaban comérselos.

En la mañana bien temprano volaban y caían de pecho en un inmenso playón, donde se alimentaban con grillos, gusanos y moluscos que escarbando sacaban de una mata de corozo de vaca que había tirado en el suelo, podrido por el sol y el agua, sitio predilecto donde escarbaran y escarbaran para sacar el alimento, cuando uno de ellos conseguía un robusto molusco amarillo, llamaba a los demás para compartir ese exquisito manjar lleno de pulpa de comida y buena grasa.

Con esa alimentación más granos de maíz blanco de ese que sirve para hacer peto, se crió el gallo pajarito, a los tres meses de nacidos, su dueño lo aparto de las gallinas y comenzó su entrenamiento para pelearlo en las galleras y ganar buen dinero en las apuestas a favor del gallo pajarito.

La primera pelea la gano a los tres segundos, en una alzada le perforo el buche al gallo contrario y este se fue de huida lo mismo que su dueño.

La segunda pelea, la realizo en Sincé Sucre, donde gano a los dos minutos de haberse iniciado la riña, porque se formó tremenda gresca por una apuesta abultada en contra de carry carry, que iba ganando la pelea,  el dueño del gallo contrario lo levanto del ruedo y se esfumo de la gallera, para no pagar las apuestas y ser víctima de las botellas que volaban sin alas por toda la gallera.

Después de esa pelea, llego un familiar que vive en Galapa Atlántico  a casa y se enamoró del gallo fino de color blanco con plumas rojas en su alas y dio por el ciento veinte mil pesos en billetes de a dos mil nuevecitos, lo metieron en un guacal y vino a dar a un patio viejo donde habían un poco de gallinas ponedoras y de otra raza diferente a pajarito.

Cuando lo soltaron le pusieron media totuma de un alimento que se llama  puyana, eso no le gusto al gallo sabanero, acostumbrado a comer buen maíz, de ese que tiene el grano como diente de burro, de allí en adelante su cuido no fue bueno, menos para un gallo de pelea.

Un sábado bien  temprano su dueño lo recogió del patio y le dijo carry carry hoy vas a pelear, hay una apuesta de quinientos mil pesos, con esa plata sumada al doble vamos a comparar unos bloques para hacer la casa.

Ese gallo inteligente lo miro maluco y lo levanto a picotazos, acto seguido le echo agua de la boca y lo roció, siguió diciéndole ya sabes pajarito, no me vallas a quedar mal, ve que pague por ti un poco de plata y estoy comprometido con mis compañeros de trabajo que apostaron por ti.

Nuevamente el gallo pajarito lo miro a medio lado con sus ojos brillantes y tres círculos de colores en su iris, y se dijo entre sí, como me des la papaya me largo para mi tierra.

Apuestas vienen, apuestas van, quinientos mil pesos a pajarito y un millón al gallo contrario, vino el careo y de salida carry carry entuerto al gallo contrario, le saco el ojo con lengua incluida, no hubo necesidad de pelear, gano por decisión unánime, vea y se va formando la de Troya, el dueño cogió su gallo reclamo las apuestas y salió por debajo de la gallera arropado con un saco de esos que sirven para meter cinco arrobas de arroz.

Cuando salieron a la carretera el gallo divisó un bus que iba con rumbo a Sincelejo, cuando el bus paso al lado del dueño, el gallo lo pico y se soltó, bolo, bollo y bolo y se alcanzó el bus, se subió en el estribo o escalera en el primer peldaño y a las cinco horas estaba en Patillal contándole a su antiguo dueño lo mal que paso en los meses de estadía en Galapa.

El día lunes el dueño de carry carry llego al trabajo mal humorado y a todo el que aposto a favor de su gallo, le hacía señas con la mano derecha y se la pasaba por el cuello, diciéndoles que el gallo había perdido la pelea y que lo guisaron acompañado de arroz blanco y ñame espino, recogió unas plumas en el patio y las llevó como evidencias, para no darles el doble de las apuestas, tampoco compro los bloques para hacer su casa, se bebió la plata en ron.

Mientras tanto carry carry, un gallo muy inteligente, nuevamente está libre en los playones de Patillal Sucre, al lado de sus gallinas y sus treinta y cinco polluelos, todos de la raza pajarito, sus gallinas se burlan de él, porque le mocharon la cresta y lo motilaron al etilo soldado recluta. 

El riposta con un canto de gallo fino rejugado, haciendo respetar su casta.


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