EL CABALLO BLANCO DE LOS SABBINI
Por Francisco Cadrazco Diaz
Escritor Colombiano
Para las fiestas del Piñón
Magdalena, 29 de abril, por allá por los años 30 del siglo pasado, en casa de
los Zambrano, personas pudientes del pueblo, trabajaba un muchacho Piñonero
neto, de oficios varios, se encargaba de traer la leche en cantaros de la finca
a la casa en un mulo de esos que se quejan cada vez que dan un paso con sus
cuatro patas, para esos días de fiesta, atravesaban el rio de la magdalena Los
Sabbini de Calamar, con unos caballos finos, para correr en las carreras en
competencia con los de los Zambranos y otros que traían de Pivijay, de la
familia Severini. Dia después de las carreras, los niños jóvenes, imitaban las
carreras de a caballo, el que corriera más, ese día al mono Páez que trabajaba
con los Zambrano en oficios varios, le dan la misión de llevar los dos caballos
de los Sabbini a orillas del rio y bañarlos, uno por uno hizo su trabajo, pero
con el segundo, un caballo blanco, cascos negros, crin y cola larga, se le dio
de montarse en pelo y susarlo con las piernas para que corriera, vean y
escuchen, salió ese caballo como alma que lleva el creador y el pelao encima,
cuando los mayores que estaban en la primera calle del Piñón, observaron la
escena, se le pegaron al caballo y lograron detenerlo, lo bueno de esto fue que
El Mono Páez, estaba bien agarrado y lo bajaron sano y salvo.
Esa semana después de las s
fiestas patronales, los jóvenes apostaban carreras a pie, el que corriera más,
le daban dos docenas de mango fino. Entre ellos El Mono Páez, que, con su
experiencia de montar caballos finos, todas las carreras se las ganaba.
Por eso se gano el remoquete del “Caballo blanco de los
Sabbini”.
Este cuento va en honor a mi
Suegro Andrés Avelino Páez Arrieta, metido en sus 91 años y recordando todavía
pasajes de vida.
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