lunes, 7 de septiembre de 2020

EL ARRIERO

 


EL ARRIERO
Por Francisco Cadrazco Díaz 
Escritor

Nos vamos a situar en el Corregimiento de Aguas Blanca Cesar Colombia, a la faldas de la Sierra Nevada, subiendo montaña hay una planicie llamada “El Diluvio”, allá el Blanco de la Hoz y su hermano Hito, sembraron veinte hectáreas de maíz, como no había carreteras, sino caminos de herraduras, la cosecha fue prospera. En el pueblo había dos harrieros con unas recuas de burros, dispuestos a ser contratados para bajar las cargas de la sierra, uno era Wilson Barrera, hermano de Edsiarito Barrera que lo nombran en una canción Vallenata, Wilson poseía 12 burros cargueros.

El otro arriero era Juan Pacheco poseía 13 burros, el Blanco De la Hoz, negocio el Maíz en Aguas Blanca, donde habían dos depósitos del Cachaco Botero y el otro de Enrique Royero, quien les adelanto un dinero para la siembra. El Blanco y mano Hito contrataron a Juan Pacheco para que bajara la cosecha del diluvio.

A las tres y media de la mañana Juan ensilló sus burros con sus aperos para subir a la sierra y bajar la cosecha, a las siete ya Juan había cargado 12 de los trece burros, dejó uno sin carga para el montar, cuando ya venía a mitad de camino, en un peladero decidió descansar y a cabuya larga puso a pastar a los burros con carga encima, momento oportuno para contar los animales, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once y doce, pensó y exclamo “Carajo”, me falta un burro cargado.

La memoria le decía devuélvete a buscar el burro que te hace falta, se devolvió hacia el diluvio, llego muy asustado y le preguntó a mano Hito, este le dijo, tu cargaste los trece burros, es posible que te hayas distraído y se te extravió en la sierra.

El compadre Misael Barreto iba subiendo y se encontró con los doce burros cargados que por el hierro en la tabla del pescuezo, supo que eran de su compadre Juan Pacheco, sorprendido se decía que la habrá pasado al compadre, él no se despega de sus animales, menos cargados, en eso lo divisó que venía de la sierra un poco cabizbajo.

Lo abordó de inmediato, ajaa compadre Juancho que le sucede, encontré los burros pastando aquí solos, Juan le dijo Hombree compae Misa, se me ha extraviado un burro con las dos cargas de maíz, con que le salgo ahora al Blanco De la Hoz, tan correcto que es él, Misael le dijo cálmese compadre y me cuenta como se le extravió ese burro, Misael  le pregunta cuántos burros cargó usted allá en el diluvio’, Juan le comenta cargue los trece burros que traje de Aguas blanca.

Misael Barreto, sabiendo que su compadre Juan era muy acelerado y distraído, en voz alta contó uno por uno los burros; uno, dos tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce y miró a su compadre Juan montado en burro número trece, acto seguido soltó unas cincuenta carcajadas, se revolcaba en la hierba y no daba para decirle a su compadre que el burro que faltaba estaba cargándolo a él.

 


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