LA LEYENDA FANTASMA DE DON ANTÓN GARCÍA DE BONILLA
ESCRITA POR HASMMER BRAIN- IDEAS
ESCRITA POR HASMMER BRAIN- IDEAS
Por Francisco Cadrazco Díaz Román- Escritor Colombiano
Retomando mis lecturas, fui a
la Librería y compré tres libros, uno de Derecho Americano, favoritos por sus
Jurados de Conciencia y por la Libertad de los Litigantes para escoger sus
testigos y armar una trama espectacular, en favor del acusado, garantizando una
defensa digna, el segundo libro es el del escritor Costumbrista Colombiano Don José
Eugenio Díaz Castro, nacido en Soacha Cundinamarca, "Manuela" y en dos por uno me
encuentro la Leyenda del Español Hacendado Don Antón García de Bonilla,
residenciado en Ocaña Norte de Santander.
A decir verdad, yo no conocía
a Ocaña, hasta anoche que recorrí sus calles huyendo del Fantasma a caballo de
Don Antón. Priscila una hermosa mujer nacida en Ocaña, la semana pasada llegue a un almacén de telas y ella me atendió por su acento supe que era Santandereana
y como a mí me fascina saber donde nacen las personas, entablamos una amena
conversación, mientras ella media y cortaba las telas, para unas camisas y me
recomendó que leyera la historia de Don Antón.
Sucedió que en dos días me leí
el libro de la Leyenda de Don Antón, un Hacendado que le ofreció una manda a la
Virgen de Torcorama por un apuro que tenía, y se olvidó de su promesa, a pesar
de que sus familiares le recordaban. Le sobrevino la muerte y ahora le están cobrando,
lo tienen en pena desde hace siglos, en las calles de Ocaña, Aguachica y
Convención, por eso los Alcaldes no nombran Celadores, con Don Antón basta.
Anoche después de acostarme,
cuando llego al punto medio del sueño, o sea la segunda fase, me encuentro en
la carrera doce de Ocaña, por la Catedral, llego al Edificio la Torre del
Conquistador y de allí me mandan para el Hotel El Príncipe, cuando estoy
tocando el timbre, veo y escucho a la distancia un Jinete bien aperado con
chamarras y sus espuelas bulliciosas, no esperé, cogí calle, no sé si para arriba o
para abajo, pasé por el Centro Comercial Andalucía, La Universidad Francisco de
Paula Santander, y fui a dar a la Plazuela de la Convención en la carrera
novena, resulta que en ese plazuela está la Estatua de Don Antón y de allí sale
a recorrer las calles de Ocaña y entra al Museo en horas de la madrugada, sigo corriendo derecho a la Iglesia, está cerrada, solo me
quedaba entrar donde hubiera una puerta o un alma despierta.
Don Antón seguía tras de mí y
gritaba, chaval, devuélveme a mi amada, me quitasteis el Amor de Doña María Joder
y otras palabras más que no distinguía en sonidos. Me fue llevando nada menos
ni nada más que al callejón de la Calle Santa Rita o Calle Embudo, o sea un
callejón sin salida, al notar que no había escapatoria, pegue un salto de dormido y
vine a dar a la calle de San Andresito Centro, allí hable con el celador y me
dijo que me fuera a dormir al Museo Antón García De Bonilla, gracias a mi Dios
que el vecino de mi cuadra, prendió su ruidosa moto a las cuatro de la
madrugada, para irse a trabajar.
Por todas esas cosas, es que a
mi persona no le gustan las películas de miedo, menos estas historias, porque
salgo actuando en ellas, sin embargo por esas charadas de la vida semidormido, conocí
a la bella Ciudad de Ocaña, la tierra de los Wichos.
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