DO GUMERSINDO
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano
Todos los(Do) días Gumersindo (La
Choyita).Sobrenombre por su coposa cabellera negra. Salía bien temprano con un
Bangaño en el hombro a recoger agua en el pozo de Palo Alto, en donde se
situaban las lavanderas y había que hacer filas para recoger el agua. Joselina Aguilar
era una señora habitante del pueblo, su carácter era un poco fuerte y vivía
tropezándose con las demás mujeres que acudían a lavar ropa ajena.
Ese día en particular la doña
no había encontrado con quien pelear y preciso iba llegando el muchacho, lo
miró de arriba abajo y lo mandó para la cola de personas, Gumersindo la miró de
reojos y sabía que se la iba a velar o montar, nada más por ser muchacho e hijo de su mamá, con quien la
Aguilar no se las llevaba, ella sabía los tapados que tenía.
Nuevamente se le acercó y le dijo
en voz baja al oído de Gumersindo, mira mocoso dile a tu mamá que ella es un
Piojo delante de mí. Le quiso decir que la mamá de Gumersindo era una ignorante
de las cosas de la naturaleza humana y de la vida, donde esa hermosa señora es
la mano del pueblo, siendo el pastel al revés, tremenda ofensa que cometió la
Aguilar, ella nunca se había metido con la mamá de Gume la Choyita, una señora
respetada, matrona del pueblo a quienes muchos jóvenes le debían la vida, ya
que ella los ayudó a venir a este mundo.
A las dos horas de hacer fila
para cargar el agua, La Choyita llenó su bangaño, se lo subió al hombro,
momento que aprovechó la Aguilar y nuevamente le vociferó al oído ve pelao
maluco dile a tu mamá que ella es un piojo delante de mí, a lo que el
Gumersindo de la rabia, dejó resbalar el bangaño por su espalda y se hizo
cincuenta pedazos.
Llegó a su casa jipiando y le costaba respirar, su mamá al
verlo, lo interrogó, allí fue donde la Choyita soltó la rienda, acordándose de
cuantas veces la Aguilar lo ofendió y al estilo la chilindrina dijo:
Estaba yo en el pozo para
jarrear el agua en el bangaño, la señora Joselina Aguilar me miró a medio lado de su ojo derecho y se
vino contra mí, dijo que usted era un piojito delante de ella, que ella se las sabía toditicasss y las que no las
apuntaba, después cuando llené el bangaño me lo empujó y cayó al suelo y se
hizo mil pedazos.
Ya a esas explicaciones, su
mamá se llenó de ira y fue perdiendo la cordura que la caracterizaba, la abuela
de la Choyita que escucho a Gumercindo (Que en lengua Kankuamo, significa, niño
o muchacho), le dijo a su hija que
viniera para hacerle una trenza en su larga cabellera, terminada la faena, se
sopló los puños con aire caliente de su boca, convidó a Gume y salieron para el
pozo, ninguno de los dos caminaba, iban volando de lo apresurado del asunto, Yo
un piojito delante de ella, se habrá visto semejante atrevimiento.
Cuando la señora y su hijo Gumersindo
dieron cara en la curva a unos metros de distancia del pozo, las lavanderas
abrieron una circunferencia y dejaron a la Aguilar en el centro, con su pelo
esparacao como trapero viejo, no hubieron palabras de preguntas, ni reclamo,
fue dando y dando, las presentes se extrañaron porque la mamá de Gume es una
señora a cabal, herencia de sus antepasados, pero a esa ofensa, no había piojo
que quedara vivo en la cabeza de la Aguilar.
Las dos mujeres cayeron al
suelo enmarañadas y a la Aguilar no le quedo un piojo en su cabeza, fueron
contados uno por uno por el circulo de mujeres presentes y por Gumersindo su
hijo que gritaba, dale mamá, acordándose de los ataques verbales que le hacia la Aguilar todos los santos días
de su corta existencia, ahora es un hombre al servicio de las personas que
sufren algún mal.
Al día siguiente de la bifulca
en el pozo de Palo Alto, el silencio reinaba en el pueblo, más no en el pozo,
todas las mujeres extrañaban la no presencia de la Aguilar, que al tercer día
se supo de su paradero, se mudó de Atanques para el Ático de los Indios, la
vergüenza se apoderó de su mente, dejó la razón con el cachaco de la tienda,
pidiendo perdón y disculpas a Gumersindo La Choyita y a su querida madre, dos
personas de bien y haciendo el bien.
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