viernes, 15 de julio de 2016

LOS ALGODONALES DE PAPÁ HOO

LOS ALGODONALES DE PAPÁ HOO
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano- Región Caribe



Veinte hectáreas de tierra sembrada de algodón, con la tecnología y asesoría del Ica, dinero aportado por la Caja Agraria, con respaldo económico de las tierras fértiles de las Sabanas de Aguas blancas, progreso y tesón de su gente. En las calles se veían los tractores con sus zorras de madera arriando toneladas de algodón hacia la Desmotadora ubicada a la entrada del pueblo, las avionetas fumigando el algodón, bandereadas por los niños y jóvenes de esa hermosa época de la vida cotidiana y costumbrista de una región en progreso.

Papá Hoo, salía bien temprano a desmontar la maleza del algodón, de tras del se iba su hijo Ismaelito y sus nietos Willy, (Wii) Antonio, Fernando,  José, cuál de los cuatro  fuera más inquietos, juguetones y perequeros, Vivian haciéndole broma a su abuelo papá Hoo, cuando era el tiempo de la recogida le echaban tierra al saco con que papá Hoo recogía el algodón.

Utilizaban  la calle de algodón con más motas y llenaban los sacos dejando a papá Hoo rezagado, cuando pesaban el algodón en la romana, encontraban que los sacos de papá Hoo estaban más pesados y por su puesto al desocupar el saco le encontraban bolas de barro y arena en el fondo.

Esas Bromas era motivo de risas y festejos, cosa que no le gustaba a papá Hoo y le ponía las quejas a Ismaelito: Ve Ismaelito ponle contención a Wii, eso no se hace con papá Hoo.

Y las bromas con su abuelo aumentaban en la recogida del algodón, una vez encontraron una culebra boa, le amarraron la boca y la cubrieron con una gran mota de algodón, la colocaron en la fila por donde papá Hoo iba a pasar y se escondieron, que atractiva era esa mota de algodón ya recogida de la mata, en tierra, quien la dejaría allí, se preguntaba papá Hoo, miró a su alrededor y no vio a nadie, se agachó y agarró la mota que tenía cabeza y cola, papá Hoo, se privó y resucitó al tercer día en el hospital Rosario Pumarejo de López en Valledupar. Cuando despertó le dijo a su hijo hombee  Ismaelito esas bromas de Wii, van a matar a papá Hoo.

Después de un fuerte regaño a los hermanos y nietos de papá Hoo, le prometieron no hacerlo más, pero ellos no eran de palabra, Wii en especial, le jugaba  la cabeza en la maldad y borró la promesa a su padre y abuelo, se fue para la finca algodonera bien temprano y le armó una trampa a su abuelo, la última, porque después no lo volvió a ver en su vida.

Estaba papá Hoo, alistando los sacos para iniciar su actividad de recoger el algodón, Wii estaba escondido con una carpeta llena de pólvora y una mechera para encenderla y tirársela a su abuelo, papá Hoo lo miraba con el rabito del ojo, con el celaje de la vista, ya sabía que su nieto le iba a hacer una broma pesada, comenzó su actividad y Wii se le fue detrás encendió la mecha de la carpeta con pólvora y se la tiró a papá Hoo, este cayó al suelo, se untó salsa de tomate en la cara y la boca, simulando estar muerto.

Wii al ver la escena de su abuelo papá Hoo, cogió camino y se fue, al llegar a la carretera, se embarcó en una chiva que iba para Venezuela y todavía no ha regresado, pensando que su abuelo papá Hoo estaba muerto.

Hoombe Wii, porque le haces eso a Papá Hoo.


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