LOS ALGODONALES DE PAPÁ HOO
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano- Región Caribe
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano- Región Caribe
Veinte hectáreas de tierra
sembrada de algodón, con la tecnología y asesoría del Ica, dinero aportado por
la Caja Agraria, con respaldo económico de las tierras fértiles de las Sabanas
de Aguas blancas, progreso y tesón de su gente. En las calles se veían los
tractores con sus zorras de madera arriando toneladas de algodón hacia la Desmotadora
ubicada a la entrada del pueblo, las avionetas fumigando el algodón,
bandereadas por los niños y jóvenes de esa hermosa época de la vida cotidiana y
costumbrista de una región en progreso.
Papá Hoo, salía bien temprano
a desmontar la maleza del algodón, de tras del se iba su hijo Ismaelito y sus
nietos Willy, (Wii) Antonio, Fernando,
José, cuál de los cuatro fuera
más inquietos, juguetones y perequeros, Vivian haciéndole broma a su abuelo
papá Hoo, cuando era el tiempo de la recogida le echaban tierra al saco con que
papá Hoo recogía el algodón.
Utilizaban la calle de algodón con más motas y llenaban
los sacos dejando a papá Hoo rezagado, cuando pesaban el algodón en la romana,
encontraban que los sacos de papá Hoo estaban más pesados y por su puesto al
desocupar el saco le encontraban bolas de barro y arena en el fondo.
Esas Bromas era motivo de risas
y festejos, cosa que no le gustaba a papá Hoo y le ponía las quejas a Ismaelito:
Ve Ismaelito ponle contención a Wii, eso no se hace con papá Hoo.
Y las bromas con su abuelo
aumentaban en la recogida del algodón, una vez encontraron una culebra boa, le
amarraron la boca y la cubrieron con una gran mota de algodón, la colocaron en
la fila por donde papá Hoo iba a pasar y se escondieron, que atractiva era esa
mota de algodón ya recogida de la mata, en tierra, quien la dejaría allí, se
preguntaba papá Hoo, miró a su alrededor y no vio a nadie, se agachó y agarró
la mota que tenía cabeza y cola, papá Hoo, se privó y resucitó al tercer día en
el hospital Rosario Pumarejo de López en Valledupar. Cuando despertó le dijo a
su hijo hombee Ismaelito esas bromas de Wii, van a matar a papá Hoo.
Después de un fuerte regaño a
los hermanos y nietos de papá Hoo, le prometieron no hacerlo más, pero ellos no
eran de palabra, Wii en especial, le jugaba
la cabeza en la maldad y borró la promesa a su padre y abuelo, se fue
para la finca algodonera bien temprano y le armó una trampa a su abuelo, la última,
porque después no lo volvió a ver en su vida.
Estaba papá Hoo, alistando los
sacos para iniciar su actividad de recoger el algodón, Wii estaba escondido con
una carpeta llena de pólvora y una mechera para encenderla y tirársela a su
abuelo, papá Hoo lo miraba con el rabito del ojo, con el celaje de la vista, ya
sabía que su nieto le iba a hacer una broma pesada, comenzó su actividad y Wii
se le fue detrás encendió la mecha de la carpeta con pólvora y se la tiró a
papá Hoo, este cayó al suelo, se untó salsa de tomate en la cara y la boca,
simulando estar muerto.
Wii al ver la escena de su
abuelo papá Hoo, cogió camino y se fue, al llegar a la carretera, se embarcó en
una chiva que iba para Venezuela y todavía no ha regresado, pensando que su
abuelo papá Hoo estaba muerto.
Hoombe Wii, porque le haces
eso a Papá Hoo.
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