UN LUCERO DEL FIRMAMENTO
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano-Región Caribe.
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano-Región Caribe.
Como en este mundo suceden
cosas tan increíbles, que la mente humana no comprende, entre ellas los amoríos
de un Lucero del Firmamento y una hermosa Ballena Azul.
Todas las noches, cuando la
Luna estaba bien clara y el firmamento completamente azul, haciendo juego con
el inmenso mar, una ballena deja ver su hermoso cuerpo y su figura esbelta en
las aguas frías del mar y juguetona le
envía unas señales al lucero más grande que alumbra en el firmamento.
Ráfagas de agua salían de su
cuerpo en forma de fuente, levantaba chorros y hacia figuras de corazones,
cintas entrelazadas y ramilletes de flores y por último una mano de agua blanca
estirada, invitaba al lucero a que bajara hacia ella.
El lucero captó la señal
desde lo alto y comenzó a pendulearse de un lado para otro, un sereno de la
noche que lo veía siempre que se desprendía de un lado y salía raudo hacia
otro, le decía:
Dios te Guie, Dios te Guie.
Y el lucero se pegaba a otro
lado, sin poder bajar a donde la hermosa ballena Azul lo invitaba, pero una
noche, el sereno llegó con unos tragos encima y se durmió por espacio de media
hora, tiempo suficiente que aprovechó el lucero y se desprendió del firmamento,
con la complicidad de la Luna y el Mar y, en picada se precipitó direccionado
por la ballena, quien abrió su vientre y el Lucero fue arropado en su gran
estómago.
Cuando el sereno quiso
reaccionar, ya su amigo con quien hablaba todas las noches, no estaba en su
lugar, sorprendido por la novedad, miró hacia varios lados del firmamento y no
encontró al lucero, fue entonces cuando se acordó que el lucero le había
confesado sus amoríos con una hermosa ballena que todas las noches le hacía
pantallas.
El Lucero brillaba dentro
del vientre de la Ballena Azul, que se encontraba muy complacida por tal hecho
y a los tres meses decidieron casarse, colocaron como padrinos a el firmamento
y la luna.
Después de un largo periodo,
el lucero volvió al firmamento a ocupar su espacio y siguió brillando,
pendiente de la ballena que a los pocos meses parió a un hermoso cachorro
ballenato, que alumbraba su cuerpecito con la luz de lucero y le colocaron por
nombre Luce bello.
Todas las noches Luce bello
y su madre la Ballena Azul, hacían figuras al respirar, para agradar al Lucero
del Firmamento.
Ya grande Luce bello, se
casó con una Sirena y de esa unión engendraron dos Sirenitas, tan lindas que el
sol se enamoró de una de ellas y como la quiere tanto, su carita, es la
representación del sol y solo se puede mirar por unos segundos, la otra se casó
con Marte, un día martes y procreo una docena de marcianos, que periódicamente
visitan la tierra y se alojan donde su familiares en las profundidades del mar.
La Ballena Azul, vive
esperanzada a que el Lucero regrese por ella, Luce bello y la Sirena, viven en
el inmenso Mar y son visitados por el Sereno, cómplice de las noches de
bohemios entre un Lucero del Firmamento y la Ballena Azul.
Los marcianos están estudiando las posibilidades de invadir la tierra, porque según ellos, acá se vive mejor,
además somos sus parientes.
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