viernes, 2 de enero de 2015

LA PERRA DE TOÑO

LA PERRA DE TOÑO
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano

La abuela manda a su nieto Gustavo de siete años, a la tienda a comprar veinte centavos de ajo, diez centavos de cebolla roja,  diez centavos de pimienta de olor, y medio cuarto de aceite de comer.

Mentalmente, el joven va repitiendo el encargo y a la vez va enrollando una pita al trompo que su abuelo le fabricó.

Al pasar por la cerca de palitos de su vecina, Nerón, un perro grande y bravo, al notar que el muchacho no le sonó la cerca con un pedazo de madera, se extrañó:

“Ve que le pasará a Gustavito hoy, no quiere jugar con migo, será este el susto del día que va a tener ese muchacho”.

Nerón emprende feroz carrera, del lado adentro de su patio y ladra, embravecido al muchacho, que iba distraído del lado afuera de la cerca de su vecina, Jauuu Jauuu, Jauuu del susto, se le olvidó todo el encargo de su abuela, emprendiendo carrera hacia la tienda, donde llegó agitado y de color pálido tirando a blanco.

Díaz, el tendero le pregunta, ¿Que te pasó Tavito, que vienes pálido y agitado?

Tavo contesta, ese hijeeeputa perro del Nerón hoy está más bravo que nunca.

Contesta Díaz el tendero, vistes lo que te pasa por estarte metiendo con esa fiera, siempre que pasas corriendo y sonándole  la cerca de madera de su casa, ya te cogió rabia.

Seguido le pregunta al muchacho ¿qué vas a llevar?.

Tavo se toca el bolsillo de su pantalón corto, mete la mano y solo encontró diez bolitas de cristal, con que jugaba la volita de uñitas en la arena, con sus amigos, en la puerta de su casa, se le había perdido el billete de cincuenta centavos, que le dio su abuela para comprar y el trompo que iba enrollando.

Para no quedar mal con el tendero, con quien se jugaba mucho y le pedía la ñapa, después de haberse metido en la boca de rapidez, un pedacito de queso del mostrador y engullírselo de un solo jalón, esta vez no pidió ñapa, solo dijo:

Mi abuela que le fie, una libra de queso y cinco libras de yuca, despachado y anotado el fíao en un papelito de bolsa de azúcar, se marchó para su casa, esta vez, no pasó por la casa de la vecina, donde estaba Nerón, se dio la vuelta de la manzana y apareció del otro lado.

Al llegar a casa, la abuela lo recrimina por lo que hizo, él le dice la verdad a la abuela de lo sucedido con Nerón, en ese momento se para el perro en la puerta falsa o segunda entrada, traía el billete de medio peso en la boca, lo deja caer y le pone las querellas a la abuela del comportamiento de Gustavo hacia él:

“Me tira piedras, pasa corriendo y me suena con un palito la cerca de mi casa y, además me la monta siempre que quiero hacer el amor con Susi, la perra de Toño”, a y el trompo vez a buscarlo al patio de mi casa.


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