LA PERRA DE TOÑO
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano
La abuela manda a su nieto
Gustavo de siete años, a la tienda a comprar veinte centavos de ajo, diez
centavos de cebolla roja, diez centavos
de pimienta de olor, y medio cuarto de aceite de comer.
Mentalmente, el joven va
repitiendo el encargo y a la vez va enrollando una pita al trompo que su abuelo
le fabricó.
Al pasar por la cerca de
palitos de su vecina, Nerón, un perro grande y bravo, al notar que el muchacho
no le sonó la cerca con un pedazo de madera, se extrañó:
“Ve que le pasará a
Gustavito hoy, no quiere jugar con migo, será este el susto del día que va a
tener ese muchacho”.
Nerón emprende feroz
carrera, del lado adentro de su patio y ladra, embravecido al muchacho, que iba
distraído del lado afuera de la cerca de su vecina, Jauuu Jauuu, Jauuu del
susto, se le olvidó todo el encargo de su abuela, emprendiendo carrera hacia la
tienda, donde llegó agitado y de color pálido tirando a blanco.
Díaz, el tendero le
pregunta, ¿Que te pasó Tavito, que vienes
pálido y agitado?
Tavo
contesta, ese hijeeeputa perro del Nerón hoy está más bravo que nunca.
Contesta Díaz el tendero, vistes lo que te pasa por estarte metiendo
con esa fiera, siempre que pasas corriendo y sonándole la cerca de madera de su casa, ya te cogió
rabia.
Seguido le pregunta al
muchacho ¿qué vas a llevar?.
Tavo se toca el bolsillo de
su pantalón corto, mete la mano y solo encontró diez bolitas de cristal, con
que jugaba la volita de uñitas en la arena, con sus amigos, en la puerta de su
casa, se le había perdido el billete de cincuenta centavos, que le dio su
abuela para comprar y el trompo que iba enrollando.
Para no quedar mal con el
tendero, con quien se jugaba mucho y le pedía la ñapa, después de haberse metido en la boca de rapidez, un pedacito de queso del mostrador y engullírselo de un solo jalón,
esta vez no pidió ñapa, solo dijo:
Mi abuela que le fie, una
libra de queso y cinco libras de yuca, despachado y anotado el fíao en un
papelito de bolsa de azúcar, se marchó para su casa, esta vez, no pasó por la
casa de la vecina, donde estaba Nerón, se dio la vuelta de la manzana y apareció
del otro lado.
Al llegar a casa, la abuela
lo recrimina por lo que hizo, él le dice la verdad a la abuela de lo sucedido
con Nerón, en ese momento se para el perro en la puerta falsa o segunda
entrada, traía el billete de medio peso en la boca, lo deja caer y le pone las
querellas a la abuela del comportamiento de Gustavo hacia él:
“Me tira piedras, pasa
corriendo y me suena con un palito la cerca de mi casa y, además me la monta
siempre que quiero hacer el amor con Susi, la perra de Toño”, a y el trompo vez a buscarlo al patio de mi casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario