sábado, 28 de octubre de 2017

LOS TRES ÁRBOLES HUMANOS




LOS TRES  ÁRBOLES HUMANOS
Por Francisco Javier Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano

Decía el señor Lucho Celedón allá en lo alto de la Sierra Nevada, en la Finca Santa Tirsa, que salieron tres hermanos a aventurar y le pidieron la bendición a su papá y como él era un hombre de fe arraigada en su corazón y había estado estudiando en un seminario para ser sacerdote, los bendijo en latín. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. El Amén

Cuando iban en el trayecto, los dos mayores decidieron por envidia desaparecer al menor, lo metieron a un zanjón y le echaron piedras sobre piedras, allí por obra del creador nació un frondoso árbol que sus tallos divisaban el inmenso mar, allí se posaban las aves y observaban su presas para la subsistencia.

Ese árbol brotaba un pitico en su flor, a la distancia por donde iban sus hermanos, el pitico les taladraban sus oídos y tuvieron que devolverse a donde enterraron su hermano, cuando ya estaban cerca la interpretación del pitico decía: Hermanitos espérenme, no me dejen.

Cuando llegaron al frondoso árbol había un hombre corpulento y un perro echado a sus pies, el hombre les dijo que tenían que cumplir un deseo si querían ver nuevamente a su hermano con vida, tenían que cogerle una rama al árbol cuando este se remecía con una inmensa brisa y el perro tenía que estar con los ojos abiertos

El hermano mayor, cogió la rama, el perro estaba con los ojos cerrados y se dio cuenta, en ese instante se volvió cinco perros de los más grandes y salieron en persecución de los hermanos, estos se escondieron y los perros siguieron de largo, seguía el pitico silbando hermanos espérenme, no me dejen, se devolvieron de nuevo ya el hombre no estaba, tampoco el gran árbol, el hermano menor extendió sus dos manos y los abrazó.

Minutos más tardes los tres hermanos quedaron sembrados y convertidos en tres grandes árboles, pero sucedió que donde comienzan las ramas quedó un hueco grande en el tercer árbol, llegaron unas niñas a jugar, se subieron al tercer árbol y la más pequeña cayó al hueco que tenía el árbol a diez metros de profundidad.

La mayor llamó a sus papas y la sorpresa tan grande al escuchar a la niña clamar para que la sacaran, llegaron los bomberos y duraron tres días con sus noches para sacar la niña sana y salva, sin ningún rasguño.

Mientras el papa de los tres hermanos clamaba por saber de ellos un hato de ganado pastaba alrededor de los tres árboles, una vaca grande pescuezo largo agarró una rama, partió el tierno tallo y lo masticó, el hermano menor se trasformó en humano y con su humildad,  agarró las dos ramas de los árboles faltantes y sus hermanos recuperaron su cuerpo humano, solo en ese sitio de la Sierra hay tres grandes piedras que el río se desbordó y arrastró, justo quedaron las tres piedras en símbolo de que allí hubieron  tres árboles humanos, sembrados por muchos años.


Al final de los cuentos decía el señor Lucho, mis hijos cada uno para su rancho, que es hora de dormir y en las tres piedras sonaban los tres piticos, que producían miedo, escalofrío y terror. Y de purita maldad, Patrocinio sonaba un pito de barro en forma de gallina, que nos hacía correr y buscar refugio en las polleras de mamá Chave.

No hay comentarios:

Publicar un comentario