PIOJITO Y PIOJÍN
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano-Zona Norte
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano-Zona Norte
Bueno hermano, nos ganamos
cipotes de remoquetes, gracias a la pequeña estatura que tenemos, pero no te
preocupes que de esta vamos a salir airosos, refiriéndose al trampolín de diez
metros de altura donde se encontraban en una carpa de circo, Piojito y Piojin.
Piojito y Piojín solo se
diferenciaban por un lunar que cargaba Piojin en la planta del pie, difícil obsérvalo,
eran gemelos de nacimiento, huérfanos y explotados por los dueños del circo,
viajaban de un lado para otro, lo que ganaban lo consignaban en una cuenta
común, querían ser empresarios, les gustaba el comercio.
De abajo movieron la cuerda en
señal de que la función comenzaba, Piojin se trabó de sus piernas y entrelazó
sus diminutos pies, Piojito se amarró a su cintura un cáñamo y se lanzó al vacío.
Una hermosa señora que estaba
en él publicó gritó, se mató y abrió sus brazos cayendo Piojito en su regazo,
la señora se levantó y salió del circo con Piojito en brazos, le daba besos y
besos, cuando llegó a su casa ya el diminuto hombre estaba roncando.
Como pudo Piojín se soltó y
cayó en una tina de almohadas acolchonadas que se encontraba en el piso por si
alguno de ellos perdía pies, se sacudió cogió un taxi y siguió a su hermano que
iba en un lujoso automóvil dormido, se
coló en la mansión y espero al día siguiente para entrar en la casa.
Tan pronto el jardinero de la
mansión abrió la puerta, Piojin entró, reparó el entorno y adujo que su hermano
mayor estaba en el cuarto numero dos que tenía la puerta entre abierta, pero
allí no se encontraba, observó los movimientos y vio salir a la Madan, al poco
rato entro nuevamente a la alcoba y fue cuando Piojin vio a su hermano
compartiendo cama.
Piojin enfrentó a su hermano y
este le dijo que se quedara, que él tenía una nueva vida al lado de la Madán,
se lo presento y ambos se quedaron viviendo en la mansión de la mujer más rica
de ese pueblo.
A los dos días siguientes fueron
al Banco y con la plata ahorrada comenzaron a comprar verduras y granos y
vender al por mayor en los mercados, los dos hermanos se ganaron un puesto y el
respeto, los mayoristas Carlos y Juan, los mellos.
Pasaron los años y Piojito o
Carlos se hacía acompañar de sus cuatro hijos varones, cuál de ellos fuera más
grande, superando el 1.70 de estatura. Piojin o Juan también se casó con la
hermana de la Madán y se hacía acompañar en sus labores por sus cinco hijas
esbeltas, echadas para adelante en los negocios, administraban y daban órdenes
a sus colaboradores a quienes los mellos
trataban bien y les daban buena paga.
Las oportunidades de la Vida,
llegan cuando menos se esperan, hay que perseverar y trazarse metas y
objetivos. Piojito y Piojín actores de circo ya viejos reposan en el patio de
la mansión, en unas sillas reclino maticas, bajo la atención de sus esposas e
hijos.
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