sábado, 1 de abril de 2017

LA MEDIA VACA



LA MEDIA VACA
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano-Costa Norte.

Osvaldito Ramírez Suarez, es un tipo dicharachero, nacido hacen 74 años en la Jagua del Pilar, después se vino para Mariangola y por ultimo a Barranquilla, pero Osvaldito no olvida a sus familiares, regados en toda la Guajira y Cesar, por eso aprovechaba las vacaciones laborales y se iba a pasear.

Toda persona que uno nombre en esos dos departamentos, él sale diciendo que son sus familiares, o que los conoce, una vez su hermano mayor Geño Ramírez Suarez, residente en la Jagua del Pilar, le mató una vaca para que se la trajera para Barranquilla, la compartiera con sus 9 hijos más su querida esposa, su hermano la empacó en diez costales de fique y se los montó en el platón de una camioneta Ranger Guajira, que Osvaldito tenía.

De paso, subió a Urumita a saludar a unos amigos y conocidos, como Los Liñán, los Annicchiarico,  y a Eder Rojas García le dejó un bulto de la res, de los diez que le empacó con todo el cariño, su hermano mayor.

Cuando Osvaldito llegó al Valle, fue a saludar a su sobrino Dimas Durán, allí le dejó un bulto y a su pariente Alfonsito Ramírez le dejó otro, para que los repartiera entre Armando, Henry y Luis Alfonso  de los diez bultos que traía con la vaca muerta, después paso a Aguas blancas y le dejó un bulto a Álvaro Escobar y uno para el Profe Wilmar Villalba.

En Mariangola le bajo un bulto a unos familiares, en Bosconia la policía le decomisó un bulto para hacerle una prueba, a ver si eran robados o tenían aftosa y por último se topó en la carretera, a la altura de Ciénaga con el compae Sico, que iba para Aguas Blancas y Urumita, por el aprecio y el compañerismo de empresa, le regaló un bulto.

Cuando llega a su residencia en Barranquilla, le dijo al gordo, uno de sus hijos que bajara el resto que quedaba de los diez bultos de la vaca que salió de La Jagua del Pilar y han de creer ustedes, señores lectores de mis cuentos, que todavía quedaba MEDIA VACA, o sean cinco bultos.

Como para enderezar el cuento, Osvaldito se quedó pensativo, a lo mejor comenzó a sumar y las matemática le fueron inexactas, y fue cuando expresó verbalmente  que, él estaba hablando con los parientes y no sabe si su ayudante bajo o no los bultos, desde ese día a nuestro querido amigo, a quien estimamos mucho, le llamamos MEDIA VACA.


Después de tantos años y ya pensionados ambos, nos topamos en servicios médicos donde acudimos a hacernos los controles rutinarios, y me volvió a nombrar uno por uno a sus familiares en la Jagua, en Urumita, en el Valle, Aguas blancas y Mariangola, en ese instante de mi vida, me acordé de este hermoso cuento. 

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