domingo, 26 de marzo de 2017

LAS CINCUENTA VACAS DE CINCUETA PESITOS


LAS CINCUENTA VACAS, DE CINCUETA PESITOS
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano-Costa Norte


El blanco Rómulo Rossi, un pensionado y politiquero de este hermoso país, compró cincuenta vacas paridas y las deposito en una de sus haciendas al cuidado de un capataz, las trasportaron en viaje de a pie y las pasaron por la calle central del pueblo, donde por las ventanas se asomaban las caras tristes y afligidas por la falta de oportunidad de trabajo, educación y salud, así como quieren que esté el pueblo.

Una de esas caras era la de cincuenta pesitos, un grandulón, flojo y malcriado, con un ojo biónica y una mente ágil, se la pasaba viendo que estaba mal puesto y a quien podía extorsionar, hoy le tocó el turno a el blanco Rómulo, de frente y con velocidad fue a su casa, pregunto por él y lo encaró diciéndole: Vea Blanco, si usted no me da una recompensa boqueo que su hija, La Mariposa entró a las siete de la noche y salió al día siguiente a las cinco de la mañana de un burdel, esa niña era el talón de Aquiles del prestigioso Político, que en pocos meses aspiraba a un puesto de dirección del Estado.

Que quieres a cambio, yo sé que tú eres el chismoso del pueblo, que no puedes tener esa boca cerrada, no me vallas a meter en problemas, ve que voy para el Con grieto, habla pues. Cincuenta pesitos, le dijo, bueno yo quiero tres vacas paridas de esas que pasó ayer por el pueblo, más cincuenta pesitos. Concedida la petición. A los diez días volvió cincuenta pesitos donde el blanco y le dijo: Vea blanco yo no me aguanto esta boca, estoy que pregono lo que vi de su hija.

Ajá, cincuenta ahora que quieres, bueno blanco quiero diez vacas más y cincuenta pesitos. Concedidas, pero no hay más, si no me veré en la obligación de meterte preso por calumnia. Le dijo cincuenta, no sería una mala idea blanco, allá en la cárcel el estado tiene la obligación de mantenerme, pero no le aseguro que no voy a divulgar su secreto.

Ya se comentaba en el pueblo que Cincuenta pesitos ahora eran ganadero y que trabajaba la tierra juicioso, a los tres meses, se le apareció Cincuenta pesitos a Rómulo y le dijo que esta vez si iba la cosa en serio y con megáfono en mano trató de vociferar el secreto de la hija. Rómulo lo aguantó y le dijo bueno habla que quieres ahora.

Quiero el resto del ganado y diez hectáreas de tierra para pastar y cincuenta pesitos y vea que las elecciones son el mes que viene, concedido, fue y cercó una porción de tierra del blanco a su antojo y arreo el ganado a pie, pasando por el centro del pueblo, quien extrañado se decía que el entuerto de Cincuenta pesitos y el blanco Rómulo, era grande.

Ya para terminar, Cincuenta pesitos, era un próspero ganadero y su boca no aguanto más esa primicia, salió a votar en las elecciones y ya con tres botellas de ron encima, buscó a el Blanco que iba ganando las elecciones y le dijo, lo siento blanco, le voy a devolver el ganado y la tierra, porque este tapado no lo aguanto más, yo me estoy muriendo con ese pensamiento encima, vaya por su ganado y sus tierras, megáfono en mano y a todo pulmón, vociferó la primicia, que fue bien acogida por los contrarios de Rómulo, , perdiendo el blanco Politiquero las elecciones.


Después de ese acontecimiento, Cincuenta pesitos, cogió una chiva de escaleras y se largó más allá de la raya. 

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