sábado, 11 de marzo de 2017

JUANCHO Y JUANCHA


JUANCHO Y JUANCHA
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano – Costa Norte

Nadie sabe su destino en esta hermosa vida, digo hermosa porque cada quien la vive a su manera y se siente identificado por lo que es, Adolfredo es un caballero descendiente de la Raza Indígena Mocaná, habitada en los municipios de Tubará, nombre indígena, y sus alrededores. Ado como lo llaman sus familiares es de poco hablar, pasan sus años para cogerles confianza a las personas desconocidas, pero cuando eso sucede es un Amigazo.

Nataly, era una joven agraciada, con porte de reina nacida en María la Alta, montes de maría, región caribe, criada con ñame espino y leche de vaca con espuma, sus padres se la llevaron para Barranquilla, tan pronto terminó su bachillerato, buscó trabajo en el complejo Industrial de la vía 40, maneja  una parla vocal que convence al más incrédulo por sus capacidades.

Adolfredo un trabajador de máquinas en procesos industriales la recibió y fue el designado para enseñarla a trabajar, con su timidez fue construyendo una amistad que con el tiempo pasó a algo más, se ennoviaron y comenzó un proceso en silencio que duró tres años y medio, como dije al comienzo nadie sabe su destino, así tampoco dejaron ver rastros de noviazgo, más cuando la empresa no lo permitía, ellos se la ingeniaron para que sus turnos de trabajo coincidieran, de jefe a colaboradora.

Hasta que un día el valón de Nataly reventó el fajón de una cuarta que llevaba en su cintura, tratando de tapar su embarazo y silenciosos llegaron una mañana después de soltar turno, hablaron con el Sacerdote de una Iglesia Cercana y se Casaron. Nataly afrontó su proceso sin decir que ese hijo era de su compañero jefe, después del parto se retiró y se fue a vivir con Ado, bajo el consentimiento familiar.

Ya organizados en el hogar, Adolfredo comenzó a llamar a Nataly con el nombre de Juancha,  en un tono cariñoso y jovial, para el de poco hablar le era más fácil y descomplicado. Nataly lo llamaba Juancho, así llevan muchos años, nació el segundo hijo de Juancho con Juancha y con tantos años de pareja se les olvidó su nombre original.

Por circunstancias de vida, mi esposa y mi persona nos hicimos amigos de ellos y al momento de la presentación se identificaron como Juancho y Juancha, curiosidad que nos causó esos dos nombres entrelazados y no comunes de enlazar. En una tertulia en casa de Juancho, surgió la pregunta de los nombres entre un masculino y una femenina, se fueron de risas y carcajadas y el uno le preguntaba a la otra cual eran sus nombres de pila bautismal, llegando a la conclusión de no acordarse, de allí salió este Cuento de Juancho y Juancha, jovial manera de vivir la vida en pareja, con el fin de matizar los inconvenientes de tan largos años juntos.

Una pareja Feliz y unos verdaderos amigos.



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