SEMILLAS DE BANGAÑO
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano-Región Caribe
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano-Región Caribe
Entre todos los tubérculos que
sembraba Afrodísio en su parcela, estaba el bangaño, su mata es un bejuco que
se extiende hasta un kilómetro a la redonda, su mejor posición es subirla a una
troja, inclusive al techo del rancho, tiene una figura de una calabaza, su uso
es para jarrear el agua y guardar semillas, proteger los serillos y tabacos de
la lluvia.
Tenía Afrodísio uno de ellos
atado con bejuco en la cocina para que el humo del fogón de leña le pegara y se
mantuviera caliente la semilla, así al sembrarla la cosecha es mejor. A los
primeros aguaceros del mes de marzo se dispuso a sembrar el bangaño o calabazo,
ya tenía la cosecha sembrada porque era apetecido para jarrear el agua de los
pozos.
De allí salió una hermosa
cosecha, que fue empacada trasladada a la ciudad, donde se vendió rápido y le encargaron más, un
solo bangaño quedo en casa, que sorpresa cuando Afrodísio le fue a sacar la
semilla, había una bola negra similar a la brea que se extrae del petróleo.
Llevaron el bangaño a un
laboratorio y descubrieron que en realidad era petróleo crudo, motivo que dio
para explorar el terreno parcelado por Afrodísio, dos años después no se
sembraba bangaño amargo, eran barriles de petróleo que salían del sitio.
Una millonada en dinero
recibió el campesino por la parcela que en vuelta de 20 años se la devolvieron
porque ya no era productiva, allí solo quedaron unos zanjones, que fueron
aprovechados por el anciano para sembrar semillas de peces, hoy es una de las
parcelas que distribuyen Bacalao para el exterior, combinados con semilla de
bangaño.
La pelea era con los jóvenes
que se bañaban en sus aguas, y cuando se secaban con los rayos del sol, brotaba
un olor de sus cuerpo a petróleo revuelto con bacalao, prueba suficiente para
las madres gritaran, Ya vienes hediondo del Cascajal.
Afrodísio después de muerto,
lo han visto con un perrero cuidando su parcela y peleando con los jóvenes de
esa época, para que no se bañaran en la poza del Cascajal.
De campesino, paso Afrodísio a
ser un gran empresario y exportador de bacalaos y semillas de bangaño amargo,
materia prima para la elaboración de productos farmacéuticos. Recuerdos Poza
“El Cascajal”, Villa de San Benito Abad, hermoso pueblo macondiano.
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