sábado, 14 de enero de 2017

LA PIEDRA DE ORO


LA PIEDRA DE ORO
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano-Región Caribe

Manolo salía bien temprano a recoger el burro viejo, para sus quehaceres en la parcela, él lo dejaba pastando en una huerta llena de hierba viche y jugosa para el animal, por eso se encontraba todavía brioso y útil de trabajo.

En la tarde regresaban de la roza con una carga de alimentos, el problema se presentaba cuando Manolo además de la carga que traía el burro, quería montarse también, para el animal era mucha peso, pero como no se lo podía decir porque no hablaba, pero la piedra grande donde quedaba sogueado al lado del camino real si lo entendía cada vez que rebuznaba el Asno.

La piedra le decía al Asno que el día que un humano se subiera en ella y la golpeara con un objeto, ella recobraría su libertad y se convertiría en oro puro de veinticuatro quilates, y allí comenzó la amistad del animal con la inmensa piedra de oro tirada en el camino por la permisión de alguien que la sacó de una joyería de un país oriental donde se encontraba gozando de prestigio y admiración, que viajaban en un avión y mientras sus captores dormían en un vaivén del avión ella se salió y cayó en el sitio donde ahora se encontraba.

El Asno, como que no le creía mucho a la piedra, dudaba de todo lo que le decía, mientras su dueño estaba en la roza, pero sin embargo una tarde Manolo no pasó a recogerlo y estuvo toda la noche observando la belleza de la inerte piedra, era brillante e iluminaba el paisaje con rayos de oro, intermitentes y cambiaba de colores.

Amaneció el burro dormido hasta que el inmenso Sol salió en el oriente y apareció Manolo con las cargas, se las colocó y trató de montarse, el Asno le sacó el cuerpo y fue a dar su cabeza en la piedra, de una vez la piedra cambio de gris a oro puro, eso lo vio el Asno, más no Manolo que estaba privado por el golpe.

Se esfumó la piedra, pero antes de irse le dijo al Asno, no te preocupes por Manolo, él despierta al ratito y tú tendrás tu recompensa. Manolo se reincorporó y le preguntó al burro que con quien hablaba, el asno le contesta que con la piedra, nuevamente cae manolo desmayado porque el burro le habló, entonces para que le preguntó.

Pasaron los meses y el burro ya hablaba y tuvo la oportunidad de conversar con Manolo sobre el maltrato y sobrepesos a que lo sometía, también le contó el burro a Manolo que la piedra le hablaba y que se convertía en las noches en una bola de oro, también aseguraba el burro que estaba esperando la recompensa de la piedra, que en eso quedaron.

Manolo no aguantó la presión de hablar con un animal y se lo llevaron para un manicomio en busca de cura para su mal, en las noches se le presentaba la bola de oro y las conversaciones y carcajadas iluminaban la habitación, pero como los demás estaban locos no se daban cuenta de lo sucedido con Manolo. Cuando ya se sintió mejor le dieron de alta en el manicomio, tan pronto llegó a su casa, recogió sus enceres, como vestidos y calzados, que eran dos pares de abarcas  y tres franelas amanza locos y se marchó.

El burro permaneció en la huerta de hierba y cada vez que le arrancaba un mordisco, la hierba crecía más y más. A Manolo alguien que fue a pasear al lejano oriente, lo vio administrando una gran Joyería, que exhibía una hermosa piedra de oro, en sus vitrinas y como la curiosidad mató al gato entró saludo y preguntó: Usted es Manolo?, con la humildad que siempre lo caracterizó le contestó, si Juancho soy Manolo, bienvenido a mi Joyería.


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