TOM Y HARRY, UNA HISTORIA DE VIDA
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano Región Caribe
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano Región Caribe
Estos eran dos hermanos
Gemelos que nacieron del hogar de Tolentino e Hilaría, al momento de su Bautizo
Católico los padres no se ponían de acuerdo que nombres colocarles a cada uno
de ellos, desde ese momento esos niños no se pusieron de acuerdo en sus
pensamientos, le daban mucho que hacer a su madre y a cada momento
estaban peleando y como eran igualitos, el uno culpaba al otro y su mamá lo
castigaba.
Ya Jóvenes, cuando terminaron
su bachillerato, Tom le decía a su hermano que se iba para el seminario a
ordenarse de Sacerdote y servir a la comunidad, en cambio Harry el más rebelde
de los dos, su deseo era ser militar, pero no de fila, sino de mando, un
oficial, carreras que no aprobaban sus padres, Tole decía que fueran Abogados e Hilaría deseaba en su hogar dos médicos.
No conciliaban hijos y padres, tampoco gestionaron para avanzar en esta corta vida, Tom se
ganaba la vida en un camión transportando mercancías varias de la región,
Harry, bueno a decir verdad no hacía nada, vivía en la calle, cargaba una
navaja, una rama de totumo viche y le sacaba punta hasta que se le acababa,
masticaba tabaco negro y sus dientes se fueron carcomiendo con la nicotina,
cosa que sufría su mamá Hilaría, hasta que su corazón no dio más, antes de su
despedida de esta vida, reunió a sus hijos y les cantó la cartilla coquito, por
última vez y los comprometió a ser mejores, a superarse y seguir adelante,
ambos con sus lágrimas brotando de sus ojos afirmaron que iban a ser lo que
cada uno prometió.
Parece mentira, la ignorancia sobre esta hermosa vida nos
carcome la mente y no llegamos a un punto de equilibrio mental, así como
llegamos, nos vamos, pasamos desapercibidos y tratamos de atropellar a nuestros
semejantes, en vez de ayudarlos a sobrevivir, esto se los comento porque a Tom
y Harry, les cambio la forma de pensar la muerte de su madre, me imagino,
pienso y razono que su progenitora seguía dándoles vueltas y empujándolos a
llevar mejor vida, el viejo Tole se la pasaba en su pedacito de tierra de 500
hectáreas sembradas de algodón y peleando el sueldo con sus trabajadores.
Una mañana a las tres y media,
los dos hermanos se tropezaron al frente de la tinaja de agua helada en la sala
de su casa, uno le dijo al otro: Herdaaa Tom no he podido pegar los ojos en
toda la noche, esas palabras de mamá me taladran los oídos, la mente y la
tranquilidad, yo como que me voy a estudiar a la U. Veee Tom, contesto Harry a
mí me está sucediendo lo mismo, tenemos el mismo pensamiento. Se pusieron de
acuerdo y hablaron en la mañana con su padre Tole, no se diga más, los felicito
hijos, su madre debe estar contenta allá en el cielo y miró para arriba el
viejo.
Las dos maletas de cuero con
fuelles de acordeón, fueron bajadas del salso y empacaron su ropa, ese día ese
único día, los hermanos se vistieron con el color de la ropa igualitos, pero ya
no se parecían, Harry tenía un aspecto de desaseo total y necesitaba un
retoque, un maquillaje, en especial su dentadura, pero la intención de ambos
era buena, diríamos buenísima, con la bendición de su Padre partieron para la
gran ciudad a conquistar el mundo que les quedaba de vida, el otro ya lo habían
perdido.
Pasaron los años y los
hermanos Tom y Harry no asomaron sus narices en el pueblo, es más ya sus
habitantes no se acordaban de la lata que daban, Tole, su padre se fue
deteriorando, el capataz y su esposa
decidieron mandar a un mensajero su primo Evaristo a localizarlos para que se
encargarán de su salud y sus bienes, después de un mes de búsqueda los
encontraron, Evaristo no los conocía, menos los distinguía, no sabía quién era
Tom y quien era Harry, ambos vestían una bata blanca con un símbolo de una
serpiente subiéndose por un perchero y
debajo unas letras en alto relieve que decía “Medico”. Pero lo más sorprendente
era la dentadura de Harry, dientes blancos blancos, dos de ellos de forrados en
oro y dos del otro lado en plata.
Llegaron al pueblo y se formó
un alboroto en la calle principal, solo en casa quedaron las gallinas y los
gatos, no fueron a ver a los hermanos por purita flojera, en cambio que los
perros estaba allá en primera fila, sacando pecho y gases los mal educados,
Tole al ver a sus hijos se levantó del taburete y caminó, abrazó a sus hijos y
nuevamente miró al cielo y dijo: Gracias vieja sé que esta transformación de
vida de mis hijos, es obra tuya. Mandó a buscar la banda de música y pidió que
le tocaran el Tole, un porro sabanero que interpretaba su abuelo y su tío en la
banda vieja del pueblo y sacó pareja a bailar.
Las filas en esa casa eran inmensas, los dos
galenos examinando, formulando y regalando la medicina para la cura de los
habitantes de ese hermoso pueblo macondiano, incrustado en la falda de la
imponente Sierra Nevada, Tom era médico y Harry Odontólogo, Tole gozó de larga vida, ya en la longevidad, bajo la
mirada fija de sus dos hijos fue a encontrarse con Hilaría, más allá donde la
mente y los ojos del humano quieren y no pueden ver. Tóquenle el Tole, a Tole.
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