domingo, 19 de junio de 2016

TOM Y HARRY, UNA HISTORIA DE VIDA

TOM Y HARRY, UNA HISTORIA DE VIDA
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano Región Caribe

Estos eran dos hermanos Gemelos que nacieron del hogar de Tolentino e Hilaría, al momento de su Bautizo Católico los padres no se ponían de acuerdo que nombres colocarles a cada uno de ellos, desde ese momento esos niños no se pusieron de acuerdo en sus pensamientos, le daban mucho que hacer a su madre y a cada momento estaban peleando y como eran igualitos, el uno culpaba al otro y su mamá lo castigaba.

Ya Jóvenes, cuando terminaron su bachillerato, Tom le decía a su hermano que se iba para el seminario a ordenarse de Sacerdote y servir a la comunidad, en cambio Harry el más rebelde de los dos, su deseo era ser militar, pero no de fila, sino de mando, un oficial, carreras que no aprobaban sus padres, Tole decía que fueran Abogados e Hilaría deseaba en su hogar dos médicos.

No conciliaban hijos y padres, tampoco gestionaron para avanzar en esta corta vida, Tom se ganaba la vida en un camión transportando mercancías varias de la región, Harry, bueno a decir verdad no hacía nada, vivía en la calle, cargaba una navaja, una rama de totumo viche y le sacaba punta hasta que se le acababa, masticaba tabaco negro y sus dientes se fueron carcomiendo con la nicotina, cosa que sufría su mamá Hilaría, hasta que su corazón no dio más, antes de su despedida de esta vida, reunió a sus hijos y les cantó la cartilla coquito, por última vez y los comprometió a ser mejores, a superarse y seguir adelante, ambos con sus lágrimas brotando de sus ojos afirmaron que iban a ser lo que cada uno prometió.

Parece mentira,  la ignorancia sobre esta hermosa vida nos carcome la mente y no llegamos a un punto de equilibrio mental, así como llegamos, nos vamos, pasamos desapercibidos y tratamos de atropellar a nuestros semejantes, en vez de ayudarlos a sobrevivir, esto se los comento porque a Tom y Harry, les cambio la forma de pensar la muerte de su madre, me imagino, pienso y razono que su progenitora seguía dándoles vueltas y empujándolos a llevar mejor vida, el viejo Tole se la pasaba en su pedacito de tierra de 500 hectáreas sembradas de algodón y peleando el sueldo con sus trabajadores.

Una mañana a las tres y media, los dos hermanos se tropezaron al frente de la tinaja de agua helada en la sala de su casa, uno le dijo al otro: Herdaaa Tom no he podido pegar los ojos en toda la noche, esas palabras de mamá me taladran los oídos, la mente y la tranquilidad, yo como que me voy a estudiar a la U. Veee Tom, contesto Harry a mí me está sucediendo lo mismo, tenemos el mismo pensamiento. Se pusieron de acuerdo y hablaron en la mañana con su padre Tole, no se diga más, los felicito hijos, su madre debe estar contenta allá en el cielo y miró para arriba el viejo.

Las dos maletas de cuero con fuelles de acordeón, fueron bajadas del salso y empacaron su ropa, ese día ese único día, los hermanos se vistieron con el color de la ropa igualitos, pero ya no se parecían, Harry tenía un aspecto de desaseo total y necesitaba un retoque, un maquillaje, en especial su dentadura, pero la intención de ambos era buena, diríamos buenísima, con la bendición de su Padre partieron para la gran ciudad a conquistar el mundo que les quedaba de vida, el otro ya lo habían perdido.

Pasaron los años y los hermanos Tom y Harry no asomaron sus narices en el pueblo, es más ya sus habitantes no se acordaban de la lata que daban, Tole, su padre se fue deteriorando,  el capataz y su esposa decidieron mandar a un mensajero su primo Evaristo a localizarlos para que se encargarán de su salud y sus bienes, después de un mes de búsqueda los encontraron, Evaristo no los conocía, menos los distinguía, no sabía quién era Tom y quien era Harry, ambos vestían una bata blanca con un símbolo de una serpiente subiéndose por  un perchero y debajo unas letras en alto relieve que decía “Medico”. Pero lo más sorprendente era la dentadura de Harry, dientes blancos blancos, dos de ellos de forrados en oro y dos del otro lado en plata.

Llegaron al pueblo y se formó un alboroto en la calle principal, solo en casa quedaron las gallinas y los gatos, no fueron a ver a los hermanos por purita flojera, en cambio que los perros estaba allá en primera fila, sacando pecho y gases los mal educados, Tole al ver a sus hijos se levantó del taburete y caminó, abrazó a sus hijos y nuevamente miró al cielo y dijo: Gracias vieja sé que esta transformación de vida de mis hijos, es obra tuya. Mandó a buscar la banda de música y pidió que le tocaran el Tole, un porro sabanero que interpretaba su abuelo y su tío en la banda vieja del pueblo y sacó pareja a bailar.

Las filas en esa casa eran inmensas, los dos galenos examinando, formulando y regalando la medicina para la cura de los habitantes de ese hermoso pueblo macondiano, incrustado en la falda de la imponente Sierra Nevada, Tom era médico y Harry Odontólogo, Tole gozó de  larga vida, ya en la longevidad, bajo la mirada fija de sus dos hijos fue a encontrarse con Hilaría, más allá donde la mente y los ojos del humano quieren y no pueden ver. Tóquenle el Tole, a Tole.



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