LA HERMOSA MARIPOSA ENCANTADA
Por Francisco Cadrazco Román
Escritor Colombiano Región Caribe
Por Francisco Cadrazco Román
Escritor Colombiano Región Caribe
En el bello Jardín de mi
Hogar, en el traspatio donde las Gardenias, los Tulipanes, los nardos, las
rosas rojas, amarillas y cobrizas, con dulzura y amor abrían sus pétalos,
después de un roció natural de la
creación de mi Dios, se presentaba una hermosa mariposa, imposible adivinar sus
múltiples colores, aleteaba al chupar el
néctar y cargar en sus patas el polen de la reproducción de la Naturaleza,
angustiada por su corto tiempo de vida.
Ella sabía que mi persona la
estaba observando fijamente, angustioso ejercicio que solo duraba unos pocos
minutos porque ella revoloteaba, pasaba sus largas alas por mis narices chatas, hacia una circunferencia en el aire y partía siempre a la misma dirección,
cuando iba a cinco metros de distancia se desaparecía, espabilaba varias veces,
me pellizcaba en el antebrazo derecho y gritaba Uuuuuuuuuuuz.
Comprendía que no era la
misma mariposa de ayer, era otra semejante, pienso que cambiaba de ropaje, me adoraba, ella lo demostraba todos los días
de mi vida me dejaba una sensación de amor, de felicidad, para mi esa mariposa
representaba alguien que me quería de verdad, sentía sus aleteo en mis oídos,
ya unas personas que saben el tejemaneje de lo humano, de lo divino, del más
allá, me lo habían confesado, pero a pesar de mi fe ciega en el creador, tenía
mis dudas.
Tengo que confesarles que un
día cansado de la misma operación con la Mariposa encantada, saque la rula
colín del armario de Herramientas y me dispuse a podar el Jardín, tres
machetazos a la derecha y dos a la izquierda, no importando si estaba
florecido, no acordándome que la mariposa iba a regresar a la hora en punto de
su corta vida a ofrecerme sus coqueteo, confundiendo mi mente si eran de amor
o de amistad sincera.
Por ultimo vendí mi casa de
habitación, recogí mis chécheres y me largue para donde la brisa da la
vuelta, tan pronto llego, me encuentro
con un inmenso Jardín al frente de la nueva vivienda, el cansancio del traslado
de mis enceres, me venció el sueño, fue cuando supe que la Mariposa Encantada
habitaba en mi alma, ni siquiera en mi corazón, óigase bien, en mi alma.
Me dijo: Porque te fuiste
dejando ese hermoso Jardín donde yo me deleitaba viéndote con mis ojos en las
alas, pensaste que te ibas a librar de mí, grite internamente, mi esposa no me
escuchaba, hasta que la memoria gris dio la orden y brinque de la cama como un
resorte de amortiguador de vehículo y fui a tener a la puerta principal de la
alcoba, mi compañera desde hace treinta años, que sabe de mis aventuras
nocturnas mentales, también salto de la cama encendió la luz y me dijo, tenías
pesadillas, estas pálido, todo atormentado, sin saber la realidad de la
Mariposa Encantada u otro ser de mis pensamientos, esos que vuelan muy alto y
siempre están donde ellos quieren estar.
No volví a ver esa hermosa
Mariposa, no una cualquiera, esta era bella, indescriptible, pero estaba seguro
que iba a regresar, me dispuse a sembrar gardenias, rosas y fonches en el inmenso
traspatio de mi nuevo hogar, allá donde rugen las piedras que arrastra el río,
donde la fertilidad de la naturaleza pario árboles inmensos, donde anidan los
pájaros Péndulo, se mecen los micos rojos aulladores, aquí se siembra una mata de yuca y da cosecha para un año y más, en
fin un hermoso paraíso encantado como la bella Mariposa, a quien la bautice
como Z.
Z, la última letra de la abcdario,
la misma que ayer bien temprano se presentó revoloteando, meneando su cuerpo diminuto
cual bailadora Árabe en concierto familiar, con el aplauso de los presentes y
con su mirada fija en mí.
El palpitar de mi corazón
era tan fuerte que mi cuerpo se contoneaba, no podía perder esos momentos con
la mariposa y salió de mi garganta las palabras que emitió mi mente: Volviste mi
Mariposa Encantada, quédate conmigo que yo te necesito, hay un inmenso vacío
en mi alma que no sé quién me lo dejó. Me dijo con voz entre cortada, fui yo mi hermoso hijo,
mientras se trasformaba en una hermosa mujer árabe o Hindú, ataviada de ropas
de colores igual a la mariposa, yo te parí en tu pasado mundo, estaré en tu
mente y en tu corazón, dio dos vueltas alderedor y se marchó.
Ahora mi sufrido
corazón descansa y se abre paso a otras
locuras de la mente y del alma.
Adiós mi Hermosa Mariposa Encantada, madre en mi mundo
anterior.
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