“DE PURO
MIEDO”
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor “Villero”, Colombiano
Había un Solar enmontado a una cuadra de mi
casa, que como ustedes saben estaba ubicada en La Placita, Barrio en Prado en
San Benito Abad Sucre, La Villa. Durante el día, en compañía de la Novicia
Margarita Domicó, indígena Zenú, del resguardo Juan José, allí en ese solar a
medio día cuando el Sol estaba a 42, sacábamos lobitos de los huecos de un promontorio de
arena.
Pero en la noche, de ocho en adelante ese solar
se embrujaba, daba miedos, percibíamos sonidos, silbaban los árboles, a mí
personalmente las orejas se me crecían, la cabeza me daba vueltas, las piernas
se me encaran ganaban y no daba pasos, menos para correr, y no había un ser
humano que me socorriera, tan así que perdí esa vía para llegar a mi hogar. Lo último que
vi con mis dos ojos, fue una sábana blanca en forma de paragua estirándose
hasta el cielo, ya llevaba dos metros de altura y seguía creciendo, como pude
me destrabe de piernas y corrí y corrí, cuando ya alcanzo el primer metro de
palitos de cerca de mi patio, me espero del lado adentro del patio el perro Capitán, a medida que avanzaba
el can me ladraba, cuando alcanzo la puerta de palitos, brincó el perro y me
rasgó el único pantalón mocho que tenía, se escuchó un sonido comparado a la caída de mil platos de loza china encarrados unos sobre otros, sobre un piso de cemento. Me cuentan que Isabel Román, mi Madre
y el viejo Cuba me echaron agua lluvia, fría y así desperté, el perro no me
reconoció, todo esto por estar hasta las nueve pasado meridiano en la calle
jugando con mis amigos, cuando el permiso era hasta las seis de la noche.
Después de tantos años con esa figura de la
sabana creciendo, pienso que por la falta de energía en mi pueblo, lo sano de
esa juventud, el miedo que nos infundían los mayores, cargábamos en los hombros
y la mente “PURO MIEDO”.
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