sábado, 7 de noviembre de 2020

BARCINO

 


BARCINO
Por Francisco Cadrazco Díaz 
Escritor Colombiano

 

Hablando de Perros de cuatro patas, me permito contarles el siguiente hecho:
Una mañana bien temprano, cuando el astro rey no había asomado sus narices calientes en mi pueblo “La Villa”, se presentó a la puerta de la casa un perro cachorro de color barcino, mi papá lo espantó tres veces y no le hacía caso, se me enroscó en mis piernas y de allí no hubo quien lo despegara, rogué para que lo dejaran en casa y gané la petición, después de advertirme que tenía que buscarle comida, hacerle una choza para que durmiera. Se llamaba Barcino, por su color.

Al poco tiempo lo tenía domado, le enseñé a acostarse, a dar la mano y lo mejor a montear conejo, atacar a los patos coyongo que caían a la charca del volcán, un medio día salí a las huertas cerca de la casa a cortar unas chiribitas (Barusas de árbol secas), en compañía de Barcino, el exploraba y rastraba en las huertas el olor y madrigueras de conejos.

Lo escuche ladrando fuerte, pidiendo auxilio para atrapar un conejo orejón que se le había escondido en un árbol seco de matarratón, que se encontraba en una cerca de alambres, ese árbol estaba hueco y allí se metió el conejo, corte una vara larga y la introduje en el hueco del árbol y sentí que había algo anormal allí, como soy una persona nerviosa fui por ayuda de un vecino mayor, al palpar con la vara me dijo es una culebra boa y le pregunté y el conejo?.

Buscó un hacha y le fue sacando astillas al árbol seco, a prudencia distancia, vi que algo se movió y sacó la cabeza, una boa grité, pensé correr pero Barcino ladraba desesperado, se aglomeraron los vecinos y colaboraron en sacar la boa de dos metros y medio, tenía en su barriga un pronunciado como mujer preñada, o eran culebritas o era el conejo.

La colgaron de un árbol, le sacaron el conejo que estaba vivo, el Barcino lo reclamaba, decía que era de él, le dije si te lo alcanzas es tuyo.


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