sábado, 22 de octubre de 2016

RUSPECTO “EL CONEJO TRAVIESO”

RUSPECTO “EL CONEJO TRAVIESO”
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano-Región Caribe

Aminón era un conejo de color gris, que unos gitanos trajeron consigo del viejo mundo, ellos lo tenían depositado en una jaula de dos por dos m2, lo que no supieron jamás los gitanos era que Aminón hablaba y escuchaba todas sus conversaciones y por las noches se escapaba de su jaula a comer zanahorias en una huerta cerca donde ellos tenían su carpa.

Una de esas noches, Aminón se encontró con una manada de conejos traviesos que lo convidaron para que hiciera parte de ellos, sobre todo por su color y le encomendaron la misión de conquista a Noni, la más bella de las conejas, para que le cogiera raza, tarea que fue fácil a los pocos meses estaba preñada Noni de Aminón el conejo extranjero.

A esas el conejo se escapó de la jaula y se volvió cimarrón, como no hablaba el idioma Castellano pasó trabajo los primeros meses de estar en el monte, pero al anuncio de que iba a ser padre la confianza entró a su cuerpo y comenzaron a brotar de su boca palabras castizas.

Nació un hermoso conejo al que por unanimidad fue llamado Ruspecto, el nombre de su tatarabuelo materno, de la cabeza hasta la mitad del cuerpo era su color blanco y el resto gris, cuando ya Ruspecto creció y aprendió a defenderse solo, se le presento una noche un conejo viejito que sus barbas le llegaban al suelo y le dijo que le pasaría sus poderes para que se defendiera de los humanos sus perores enemigos.

Ya lo habían visto y lo llamaban el conejo de dos colores, era un blanco perfecto para darle caza, lo que no sabían los humanos de Ruspecto, eran sus travesuras, ninguna piedra tirada con cauchera o resortera daba en su cuerpo, las flechas se torcían, se desaparecía y aparecía en otro lugar, con una barita les hacía cosquillas en las orejas a los humanos.

Entrada la noche, salió una brigada de humanos con jaulas, trampas, resorteras, piedras palos y todo elemento de caza, la misión era darle muerte a Ruspecto, el conejo travieso, toda la noche estuvieron batallando con Ruspecto, hasta que se les terminó la munición de piedras, palos, les desarmaba las trampas, los hizo perder el rumbo a casa, hablaban en otro idioma y deambulaban por la manigua.

A los dos días de haber salido los humanos en busca de Ruspecto el conejo travieso, fueron vistos en los playones, comiendo barro y bebiendo agua llovida en las pisadas del ganado, traídos al puesto de salud, donde solo decían Ruspecto, allí está Ruspecto, y señalaban a un cuadro de una enfermera colgado a la pared,  que con su dedo los mandaba a callar,  “Ruspecto el Conejo travieso”, hijo de Aminón el conejo Gitano y Noni, la coneja criolla más bella de las Conejas.


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