RUSPECTO “EL CONEJO TRAVIESO”
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano-Región Caribe
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano-Región Caribe
Aminón era un conejo de color
gris, que unos gitanos trajeron consigo del viejo mundo, ellos lo tenían
depositado en una jaula de dos por dos m2, lo que no supieron jamás los gitanos
era que Aminón hablaba y escuchaba todas sus conversaciones y por las noches se
escapaba de su jaula a comer zanahorias en una huerta cerca donde ellos tenían
su carpa.
Una de esas noches, Aminón se
encontró con una manada de conejos traviesos que lo convidaron para que hiciera
parte de ellos, sobre todo por su color y le encomendaron la misión de
conquista a Noni, la más bella de las conejas, para que le cogiera raza, tarea
que fue fácil a los pocos meses estaba preñada Noni de Aminón el conejo
extranjero.
A esas el conejo se escapó de
la jaula y se volvió cimarrón, como no hablaba el idioma Castellano pasó
trabajo los primeros meses de estar en el monte, pero al anuncio de que iba a
ser padre la confianza entró a su cuerpo y comenzaron a brotar de su boca
palabras castizas.
Nació un hermoso conejo al que
por unanimidad fue llamado Ruspecto, el nombre de su tatarabuelo materno, de la
cabeza hasta la mitad del cuerpo era su color blanco y el resto gris, cuando ya
Ruspecto creció y aprendió a defenderse solo, se le presento una noche un
conejo viejito que sus barbas le llegaban al suelo y le dijo que le pasaría sus
poderes para que se defendiera de los humanos sus perores enemigos.
Ya lo habían visto y lo
llamaban el conejo de dos colores, era un blanco perfecto para darle caza, lo
que no sabían los humanos de Ruspecto, eran sus travesuras, ninguna piedra
tirada con cauchera o resortera daba en su cuerpo, las flechas se torcían, se
desaparecía y aparecía en otro lugar, con una barita les hacía cosquillas en
las orejas a los humanos.
Entrada la noche, salió una
brigada de humanos con jaulas, trampas, resorteras, piedras palos y todo
elemento de caza, la misión era darle muerte a Ruspecto, el conejo travieso,
toda la noche estuvieron batallando con Ruspecto, hasta que se les terminó la
munición de piedras, palos, les desarmaba las trampas, los hizo perder el rumbo
a casa, hablaban en otro idioma y deambulaban por la manigua.
A los dos días de haber salido
los humanos en busca de Ruspecto el conejo travieso, fueron vistos en los
playones, comiendo barro y bebiendo agua llovida en las pisadas del ganado,
traídos al puesto de salud, donde solo decían Ruspecto, allí está Ruspecto, y
señalaban a un cuadro de una enfermera colgado a la pared, que con su dedo los mandaba a callar, “Ruspecto el Conejo travieso”, hijo de Aminón
el conejo Gitano y Noni, la coneja criolla más bella de las Conejas.
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