sábado, 20 de agosto de 2016

LA DE LA TANGUITA ROJA

LA DE LA TANGUITA ROJA
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano-Región Caribe

Despuntaba el día D, para la operación de los ojos de Chucho Palma, un joven que casi no veía y era el hazmerreír en su colegio cuando lo sacaban al frente a leer la cartilla número cuatro, la última de las tres que traía el diccionario enciclopédico de Bruño, el Peruano en el siglo pasado, no es por alabar el currículo educativo  anterior, pero el que daba la número cuatro, aprobaba el sabor de la regla de madera y el perrero el cuatrimotor, estaba listo para la sociedad, la familia y personalmente.

Chucho había entrado a la U. con sus dificultades de la vista, con la idea de programarse su cirugía de lentes intraoculares, lo mejor de la moda en la época, cuatro horas duró la cirugía, ocho días vendado y ansioso de ver mejor y de una vez por todas salir de ese bulín de sus compañeros y compañeras de estudio.

Cuando fue a la primera consulta, después de operado, en sus manos llevaba el libro de derecho romano, uno de sus preferidos y más difícil de leer, esa era la prueba de que la operación fue un éxito, y sí, comenzó a leer nítido: 

IUS: Voz latina que dieron los romanos al derecho en sentido objetivo y subjetivo. TRIA IURIS PREACEPTA: Los tres conceptos del derecho romano. HONESTE VIVERE: Vivir honestamente. ALTERUM NON LAEDERE: No dañar a otro. FAS: Normas religiosas. IUSTITIA: Justicia. IUS PUBLICUM: Derecho Público. IUS HONORARIUM: El Derecho de los magistrados. 

Muy entretenido estaba Chucho con su diccionario romano cuando la Secretaria del médico le  interrumpió la lectura, la tenía al frente de él,  notó que a la secretaria del doctor a pesar de tener la bata de medico puesta, podía ver el color de su pantaleta, cerró los ojos y volvió a enfocar a la Secre, era una realidad, quedó bien operado.

Chucho estaba listo para seguir comiendo libros, una pasión desde niño, él sabía que debía aprovechar su juventud para educarse, ser una persona de bien y demostrarse el mismo cuánto valen los sacrificios, mientras sus hermanos se quedaban con medio bachillerato, indispuestos a enfrentar la vida.

Fue recibido por sus compañeros de la U. con las mismas burlas, que ahora si veía doble, que bueno para hacer los exámenes y ayudar a sus amigos de grupo y más, como se encontraban sentados en la cafetería de la U. le dijo a cada una de sus compañeras que se levantaran de las sillas donde estaban sentadas y a cada una de ellas les adivinó de qué color tenían sus pantis: Pepa Blanca, Matilde, amarilla, Ella verde, Sofía negra, María roja, Toña sin color.

Se formó un remolino de dudas y en eso venia la Profesora de Procedimiento Penal, una de las más cuchilla en clase, o estudiabas o te quedabas rezagado en su materia, con decirles que habían alumnos repitiendo la materia desde hacía cuatro semestres atrás, traía una falda estampada, con picos largos y cortos, acompañada de unos zapatos tacón altos de color rojo y un bolso de cuero de chivo muerto también rojo, muy elegante, preguntó que festejaban que todavía no había calificado los exámenes y que entraran a clase.

Matilde, la más avispada y la que hablaba por los demás alumnos, le dijo al oído, que Chucho adivinaba de qué color tenían las mujeres los pantis, ella la profesora dijo, no seas tan ingenua Matilde, eso no puede ser, a lo que contestó la alumna, se somete seño, porque no, contestó. Chucho que ya había mirado con sus lentes intraoculares incrustados en la órbita de sus ojos, con su mente tan adelantada le dijo: seño si le adivino me pone un cinco en el examen que le debo, si no me coloca un uno.

Atractiva la apuesta con la seño, y comenzó a cantar ese pegajoso merengue que puso a bailar a la juventud en la década de los noventas. “La de la tanguita roja, la de la tanguita roja”, sus compañeras bailaban y aplaudían,  la maestra dio media vuelta y dijo, al salón de clases”, desde ese día todas las compañeras del salón de clases del cuarto semestre de derecho, las profesoras y femeninas, le caminaban a Chucho de a medio lado.



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