LA LAMPARITA DE LA VIDA
Por Francisco Cadrazco Román
Escritor Colombiano- Región Caribe
Por Francisco Cadrazco Román
Escritor Colombiano- Región Caribe
Sorprendido de lo que le
acaba de suceder al señor Buenahora, emite un suspiro largo, se sonríe y se acomoda en su silla, su esposa que se encontraba en la
oficina (cocina), su cuñado Pacho estaba leyendo un Libro, sentado en un
taburete que se encontraba apoyado por una madrina de un árbol de campano seco,
le preguntan, ¿Que sucede Buena?, vea mis familias lo que les voy a contar no
sé si lo creerán. El cuñado pacho, se limpió sus oídos y se dispuso a escuchar
y captar la narración, seguro que de allí saldría un hermoso cuento Cultural
Costumbrista.
Ustedes se acuerdan del edificio viejo de cuatro
pisos color amarillo al lado de la Iglesia, en la entrada había un frondoso
Árbol de Arizal, por allí salía la camioneta Power Wagon manejada por Caña,
bueno mi persona se encontraba esperando la salida del vehículo, cuando venía
pasando un señor alto de barbas copiosas que le llegaban al pecho, para mí era
familiar, ya lo había visto en otra ocasión.
Volvió a suspirar Buena
delante de su esposa y cuñado, no era su costumbre ni sus modales, además él se
había quedado dormido un rato, siendo casi el medio día, ya que en la noche
estaba pescando en las playas. No se sabía si lo que nos estaba contando le
sucedió en la noche o ahora.
Ese señor de barbas se
acercó a mi persona y dijo, ¿tú quieres saber de la lamparita de la Vida?,
bueno en mi ignorancia sobre temas del más allá de la tierra le dije que sí, me
tomó de la mano llegamos a un inmenso cuarto oscuro y contemplé esa belleza,
esa paz interior, el ambiente, el olor a rosas frescas, un mundo espiritual
donde reinaba la tranquilidad.
Y de inmediato pregunté que
eran esas lamparitas, las habían grandes, medianas, unas que desaparecían y otras
que se encendían. El señor de barbas largas con la paciencia del patriarca Job, me dijo te
voy explicar paso por paso el significado de esa Bóveda entre la Vida y la
muerte, otro mundo y cada una de las
lamparitas.
La curiosidad mató al gato, Buena en un descuido del maestro comenzó a
jugar con una lamparita, le pasaba los dedos y como no quemaban, hasta que el
maestro lo vio y le dijo, no juegues con las lamparitas que cada una de ella
representa una vida humana, las que
alumbraban bastante eran larga vida, las que alumbraban poco eran corto periodo
de vida y las que se estaban apagando ya venía la muerte por ellas. Pero había
otras que comenzaban a alumbrar con mucha fuerza, esas eran intermitentes al
comienzo, significaban nuevas vidas, los
niños, el comienzo de un mundo individual y que al final era colectivo, llamado
en la tierra Sociedad.
Este era el mundo colectivo
de la vida, esta era la Sociedad, que al contrario de la nuestra funcionaba
mejor por la unión de cada lamparita, sin reparos, odios y rencor, aquí había
amor, felicidad, comprensión y cuando una lamparita desaparecía, otras surgían de
la oscuridad y la reemplazaban.
Preguntó Buena al Maestro,
cuál era su lamparita, el miró a su alrededor y señaló una lamparita muy opaca,
casi apagándose, el Maestro salió a atender un llamado de la vida y la muerte y
Buena aprovechó para acercase a su lamparita y verla casi agonizando, le
entraron los nervios y recorrieron de
los pies al cerebro y en vez de avivar la llama de la vida, la sopló y se murió.
En ese instante llegó el
Maestro y Buena no estaba, se había ido con su lamparita de vida a otra parte
del Universo, se apresuró el maestro sacó una yesquera y con su don sobre
natural encendió la lamparita de vida de Buena y fue cuando esa criatura humana
emitió ese suspiro largo, se sonrío y se acomodó en su silla, venia de la muerte hacia la vida.
Su esposa y su cuñado Pacho
se miraron, tierno cuento, hermoso relato de la lamparita entre la vida y la
muerte, la inmensa bóveda celestial, donde casi nadie vuelve para contarlo, y
concluyeron que a Buena le había caído muy mal la viuda de pescado con ñame
harinoso que se había comido horas antes de dormirse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario