miércoles, 8 de junio de 2022

UN GATO COMIENDO MAMON EN LA CALLE DE LA PAJUELA

 


 UN GATO COMIENDO MAMON EN LA CALLE DE LA PAJUELA
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Colombiano

Avanzaba la noche Sincelejana, en la calle de la Pajuela el rondero recorría la calle por tercera vez, en sus pensamientos recordaba, que en ella La mujer gordita y la flaquita se trenzaron por los cabellos, disputándose el amor de Calixto, ese compositor y acordeonero nacido en Valencia de Jesús Cesar y adoptado por la ciudad Cebuistica de Colombia. Hermosa composición del maestro que al enterarse por otros medios, afiló su mente y tatareo. ”Yo tenía una mujer gruesa y también otra flaquita, la gruesa al verse con fuerza se engañó con la flaquita, esta decía yo no soy Pambele pero te aseguro que no me voy a dejar quitar a Calixto. Dime que tienes tú  que no tenga yo. Dime que le das tú, que no le dé yo.  La flaquita abajo y la gorda arriba gritaba; quítenme a esta Sanguijuela”, mandó a buscar a su cajero estrella  y le dijo; Pega aquí, esa melodía la llamo Calixto “La Sanguijuela.             

Siguiendo con los pensamientos del rondero o celador recordaba que la gordita se le subió en la panza a la flaquita y la gordita  pedía auxilio, pero en un descuido de la gordita, la flaquita se le  prendió con los dientes al ombligo y la gordita  pedía auxilio, quítenme esta Sanguijuela,  vea tuvo que intervenir el rondero y soltarlas de los cabellos, quedándose cada una con un mechón en sus manos, como prueba de la arrastrada la flaquita se los llevó a Calixto y le dijo anoche arrastre a tu Gordita en la calle de la Pajuela, por eso ese sector es famoso  así como lo recuerda el rondero, al igual que los Sincelejanos.

Ya entrada la madrugada, el rondero realiza su recorrido de seguridad, mete el taco de luz hacia una rama de un árbol de mamón y observa detenidamente a un animal de color blanco con negro pegado a un gajo de mamón desconchando y  tragando pepas, al comienzo pensó que era un zorro. Después a una gigante rata, trató de espantarla pero el animal no se movió, sus ojos estaban rojos y su actitud desafiante.           

Comenta el Celoso que él no es miedoso, pero al no saber de qué animal se trataba, dio media vuelta y salió en busca de la escopeta 16 de dos cañones que reposaba en un escondite al fondo de la calle, al regresar, apuntar y disparar, el animal salió lanzado por los aires y maulló, el rondero dijo erda si es un gato, acto seguido y en el aire el rondero escucho que el gato le dijo, amigo disparates por un mamón., sabes que tengo siete vidas y agilidad para esquivar tus nervios. A la mañana cuando los almacenes abrían sus puertas en la calle de la pajuela, el celador afanado narraba su cuento, del gato comiendo mamón, pero desafortunadamente nadie le creyó.

Hoy lo apodan el Gato come mamón.

 


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