miércoles, 21 de febrero de 2018

NOS SALVÓ LA MOCHILA DE LANA DE CHIVO MACHO CUENTO No. 2





NOS SALVÓ LA MOCHILA DE LANA DE CHIVO MACHO CUENTO No. 2
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano






Acontece  que esta mochila que cargo en mi hombro derecho desde el año pasado 2017 en el mes de agosto, me ha salvado de peligros inminentes en mi andar por la vida, para mi tiene un valor sentimental, de amistad y arraigo con ese pueblo del Cesar llamado Atanquez, en donde unas manos indígenas, de la cultura y la sabiduría ancestral tejió con el mayor cariño para este Escritor, muchas gracias mamá Pelo Tostao, así le decía cariñosamente su tío, el  hombre de los secretos y que mi persona le viene a recordar. Su hijo, Don Édison y nada más, le dijo que me hiciera una mochila que le cupieran 500 limones de los de la Sierra Nevada y así fue, además que me sirviera para protegerme de los males de los humanos.

Esta segunda vez, estaba en mi pueblo la Villa de San Benito Abad, en el Departamento de Sucre, cumpliéndoles a mis padres de crianza algo que les ofrecí, colocándole baldosas a sus bóvedas donde yacen sus restos de lo que quedó de la vida. Volvió y cantó el gallo basto del patio de una casa vecina del cementerio de mi pueblo a las doce del mediodía de un domingo pasado por agua, en el mes de enero.

Después de la misa de los peregrinos, entre ellos mi esposa y mi persona, porque a decir verdad, después de 50 años ausentes, son muy pocos los paisanos que me conocen, a pesar de haber nacido en la calle de las avispas y criado en la placita, cogí una moto rumbo al cementerio a supervisar el trabajo magistral y de calidad de mis dos paisanos Octavio Tercero y Segundo, dos hermanos maestros de la Alta Albañilería.

Al salir, no veo la moto que nos transportó, habían dos chirris haciéndonos la cacería para atracarnos, estaban apostados en la puerta del cementerio, vean ustedes, ni en cincuenta años viviendo en Quilla, nadie me ha hecho un abusajo de atraco o similar y me van a hacer la encerrona en mi pueblo, haberse visto.

Observé el panorama y de una metí la mano a la mochila y agarré el estuche de  las gafas, le dije a mi esposa quédate un poco  detrás de mí, los chirris venían de frente a diez metros y con voz fuerte dije: bueno y el moto taxista para donde cogió, y mire alrededor de la entrada, a esas palabras y  el medio brazo dentro de la mochila, el chirris mayor le dijo a su cómplice: Hey vale vámonos de aquí, el chirris dos no quería dejar ir las presas, que eran mi esposa  y mi persona, volvió a gritar el chirris uno, ya le dije mi vale, vámonos de aquí y dijo una palabra que no cabe en este cuento, dieron media vuelta y adiós te dije, se desaparecieron.

En ese instante apareció el moto taxista y dijo estas palabras: Erda Docto, no sé porque ese man no los atracó, es el terror de este pedazo, ese va sacando un chopo hechizo que tiene y ban ban. Cuando nos montamos en la moto, un vecino nos para y dice, ustedes son forasteros, menos mal que esos dos guardaespaldas los salvaron, porque ese man es la V, grande.

Dos días después del hecho, no hecho, en el mismo lugar estaban los dos chirris y vieron al moto taxista que nos transportó el día Domingo, lo abordaron y le preguntaron que quien era ese Docto,  porque carga dos guardaespaldas cuajados como los de los Billares del paseo Bolívar.  El moto taxista sabido de mi persona, le dijo, se salvaron, porque ese docto es el cubita, carga una 45 en la mochila, él era el más temido de la placita, si no me crees pregúntale a tu abuelo.

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