sábado, 4 de febrero de 2017

EL RELOJ DE MADERA


EL RELOJ DE MADERA
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano, Costa Norte

A mi hermoso pueblo natal, erigido en Villa en siglos pasados y templo de peregrinación, oración y sanación, como todos sus habitantes, llegó una vez un humano Venezolano adinerado, buscando sanación para sus males, desahuciado de los médicos su dinero tampoco lo curaba, como la fe mueve montañas, llegó al punto preciso después de sortear un largo camino de carreteras, caminos de herraduras, y navegando por los ríos Magdalena y San Jorge.

Ismael (Ismaelito), se confundió entre los miles de peregrinos que visitan cada año el santuario de sanación del Milagros de la Villa, sus esfuerzos dieron resultados, la sanación de su cuerpo y alma, nació la voluntad  y generosidad de regalarle una Finca a su sanador y, se hizo efectiva.

A mis escasos años escuchaba que hablaban los mayores de la finca del Milagroso, regalada por un peregrino por su recuperación de vida, decían que tenía un reloj de madera, construido sobre el tronco o base de lo que fue un árbol maderero llamado Tolua Roja de finura y longevidad. La historia hablaba: que un mediodía soleado, a 39 grados de temperatura, los campesinos labraban la tierra y miraban al sol, para determinar la hora exacta del almuerzo y terminación del jornal de trabajo.

Ismaelito iba pasando por ese lugar y vio a los labriegos mirando hacia el sol, al preguntarle los motivos, le dijeron que estaban mirando la hora, ese fue el motivo especial para buscar el lugar en donde colocaría un reloj que interpretaría la hora con los rayos solares, para que los labriegos no se expusieran a la insolación por mirar directo al Astro Rey.

Para conservarlo le colocaron un casquillo de cobre que parecía Oro con los rayos del sol, tenía en su base dos varillas del mismo metal, cobre cien por ciento, horizontales y en su circunferencia, los números romanos del uno al doce, siendo el punto doce arriba y el seis debajo, las varillas, una de cuarenta centímetros y la otra de sesenta, suponemos que la de menor tamaño daba la hora y la otra era el minutero, en el centro de la circunferencia estaba la figura del milagroso de la Villa.

Todos los Domingos, después de la misa de nueve, los peregrinos, acudían a la finca a ver tan novedoso invento del reloj que daba la hora a través del Astro Rey,  así como lo hacían el siglo pasado con la visita a la rancha La Punta de la Pesquería.


Esa finca montañosa inicialmente se llamaba San José, con el paso de los años la llamaron Macedonia, está situada por el Paso de los chivos, siglo después, fue vendida inicialmente a Don Napoleón Imbett Campo, luego a Don Lacides Pérez, allí cantaban los quinientos gallos finos, cuidados por mi Bisabuelo Manuel Vicente Díaz Vanegas.


Esta es una Joya histórica, por su calidad de regalo a la fe y sanación de un humano colocado en manos del Señor de los Milagros, desaparecida en el tiempo, mas no en el espacio de mi hermoso pueblo San Benito Abad Sucre Colombia. Te invito a Visitarlo.

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