UN CERDO HIPPIE
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor
Era la época de
los humanos hippie, que recorran las carreteras del mundo, pidiendo un aventón
para avanzar a su destino. Una tarde sobre los últimos rayos del sol en el
poniente, venia Juancho Ramírez en su camión, con un viaje de cerdos para el
matadero del pueblo, traía exactamente 27 cerdos engordados con maíz cariaco,
en el camino vio a la figura haciéndole señas para que parara el vehículo y lo
recogiera, a la bondad y buenas vibras de Juancho, bajo la velocidad y le hizo
señas que se subiera atrás con los cerdos, no le vio la cara por las melenas de
cabellos del hippie, al llegar al matadero Juancho notó que el humano no estaba
en el camión, se dijo para sí, se bajó y no dio las gracias, bajó los cerdos,
los conto y sobraba uno peludo, melenudo y grande. Fue cuando le dijo al
matarife que tazaran ese cerdo y le pusieran precio porque no estaba incluido
en el lote, acordaron un precio y lo bajaron, lo que no sabían ellos es que ese
cerdo melenudo era el hippie que en el trayecto con los 27 cerdos se volvió igual
que ellos, simplemente se quedó dormido y cuando despertó ya era un cerdo, encerrados en un chiquero el cerdo hippie siguió durmiendo revuelto con la manada,
hasta media noche cuando el gallo basto con su reloj biológico anuncio las 12 d
la noche. Sobresaltado el cerdo hippie se levantó, se salió del corral y cogió
carretera, los transeúntes se lo quedaban observando por su pelaje y estatura,
a la mañana siguiente lo iban a sacrificar de primero, con la sorpresa que ya
no estaba, salieron en su búsqueda preguntando si habían visto al cerdo hippie,
unos decían que lo vieron llegando a Aguasblanca, otros que iba por la
carretera hacia Mariangola, una señora dijo que ese cerdo hippie iba llegando al
Valle. En el camino de huida del cerdo hippie ya se había convertido en humano y
los que lo buscaban le preguntaron por el cerdo hippie, el con una sonrisa dijo
que lo había visto en Barranquilla.