sábado, 1 de noviembre de 2014

LAS TROCHAS Y CAMINOS DEL SIGLO XVIII y XIX

LAS TROCHAS Y CAMINOS DEL SIGLO XVIII y XIX
Por Francisco Cadrazco Díaz
Escritor Caribeño Colombiano













Las correrías que realizaban las personas de estos dos siglos en Colombia eran fantásticas, se apoyaban en los animales de carga y de montar, para transportar la carga de un lugar a otro, utilizaban los mulos y mulas, este servil animal soportaba una carga de aproximadamente 100 kilos o sean 200 libras.

El barro de los caminos era la peor parte del recorrido, acompañadas por tormentas y ráfagas de relámpagos, truenos y lluvias, que hacían crecer los arroyos impidiendo la movilidad por horas y hasta días, en espera de que bajaran las aguas.

Un recorrido por la costa desde Santa Marta hasta Mompox Bolívar, duraba en recorrido hasta cuatro semanas aprovechando las noches de luna llena y los caminos alumbrados, pernotaban en fincas y veredas donde pedían alojo y comida.

Con esta modalidad se formaron muchos pueblos en pasos y cruces de arreo de ganado de las sabanas hacia las ciénagas en tiempo de verano, aprovechando el pasto viche que brotan los lugares inundados en época de invierno, y secos en verano.

Los conquistadores españoles llegaban en Barco al puerto de Santa Marta y a paso de mula y caballo atravesaban la Sierra Nevada de Santa Marta, pernotaban el Valencia de Jesús y llegaban a Valledupar.

Otra ruta era de Santa Marta hacia Santa Cruz de Mompox, bajaban la Sierra y pernotaban en San Ángel Magdalena y de allí llegaban a Mompox Bolívar.

Tras este recorrido llevaban esclavos cargando a pie personajes en carruajes y carga personal de cada uno de ellos. Todo el que caía exhausto del hambre y el cansancio le iban dando de baja y allí se lo comían los animales salvajes que merodeaban esos caminos.

Los Barcos cargueros con mercancía de contrabando atracaban en los puertos de Riohacha, Uribía y Dibulla en la exótica y mítica Guajira, de allí cargaban una flota de animales en caravana hasta Riohacha y Maicao, declarados puertos libres y llegaban hasta la baja guajira y Valledupar.

Cuando los juglares Francisco Moscotes, Alejandro Duran Díaz, Enrique Martínez, Pacho Rada, Guillermito Buitrago Juancho Polo Cervantes (Valencia), Enrique Díaz, Abel Antonio Villa y muchos más,  salían en correría por los pueblos de la Costa, lo hacían a lomo de Caballos y Mulos, aperados con un pellón tejido, en donde guardaban las provisiones alimenticias, los tabacos y su botella de ron, para los que les gustaba el trago, pernotaban en casas de familia donde los invitaban a comer y dormir, las manos se las metían a los bolsillos muy pocas veces, porque no había que sacar el dinero para pagar los pasajes o la comida y dormida.

Era difícil comunicarse con su familia porque el medio no lo permitía, acuérdense lo que le sucedió al maestro Abel Antonio Villa a quien le hicieron cinco noches de velorio, porque se regaron unas bolas que se había muerto.

Las familias de estos personajes, similar a los de el arte de la vaquería y los trota mundos que salían de sus hogares y a veces no regresaban más y no había una sola persona que dijera, los vi en la trocha de Codazzi a Venezuela, o en el camino de Manaure Cesar bajando la sierra hacia Venezuela, o ellos están trabajando en una Matera en Venezuela.

Dos siglos después, nos trasladamos de un lugar a otro en Vehículos modernos con aire acondicionado, en aviones modernos en donde dan meriendas y le ofrecen tragos de  licores finos, y en menos de lo que canta un gallo, que ya cantó, estamos trasladados al sitio deseado.

Preguntamos en la actualidad, cuanto se demora en recorrido un bus de Barranquilla a Valledupar: Cinco Horas.

De Barranquilla a la Villa de San Benito Abad: Tres horas a Sincelejo la capital del Departamento de Sucre y de allí a la Villa, tres horas más porque los buses van recogiendo pasajeros y montando y bajando bultos con mercancías varias, el camino está igualito al siglo antepasado, en caminos de herraduras y la ñapa es que llegamos rojos del polvorín de la carretera.

Para eso deben de eliminar a los buses y volver a los mulos y caballos, así quedaría mi pueblo no a seis horas, sino a veinte tabacos.

Será que algún hijo de San Benito Abad, o un forastero de esos que llegan a hacer patria, que vive en el mundo de la Política, tenga la suficiente fuerza de gestionar la pavimentación en asfalto de esos 49 kilómetros de vía.

Será que algún visionario inversionista después de asfaltar la carretera que conduce a ese bello municipio podrá montar una flota de buses con aire acondicionado hacia el Municipio de San Benito Abad en el Departamento de Sucre.

Se podrá gestionar con los descendientes de los judíos en Colombia, habilitar esos edificios que se encuentran desocupados y destruidos, para montar un Hotel, y unas fábricas de confecciones con fines de exportación y darles trabajo y vida a sus habitantes.

Si el mundo ha cambiado tanto en dos siglos, porque no soñar en el XXI, la Inversión Social está llegando a mi hermoso pueblo, las regalías del Petróleo y el Carbón repartidas equitativamente deben dar resultados positivos, la anhelada carretera Sampues San Benito Abad, puentes y rellenos, están caminando de la mano de la Gobernación de Sucre. Amanecerá y veremos.








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