PRIMOROSO
Por Francisco Cadrazco Dáz
Escritor Colombiano Región Caribe
Por Francisco Cadrazco Dáz
Escritor Colombiano Región Caribe
María Cecilia y Prospero,
procrearon un varón, a quien le pusieron por nombre Primor y por cariño su
progenitora le decía que era Primoroso y así se quedó, todos en el pueblo
lo llamaban Primoroso, fue el único hijo de la familia, por ese motivo lo sobre protegieron y lo convirtieron en un inútil, no ayudaba a su padre a las
labores del campo, no estudio y era altanero con las demás personas, a diferencia
de sus padres a quien todos apreciaban.
Prospero se dedicaba a
ponerle trampas a los animales salvajes como el tigre, el gato de monte, el
tigrillo, ponche, saíno, venado, perro de monte y toda clase de animales que
por esa zona transitaban.
Nunca se imaginó Prospero
que esa trampa le iba a servir para reeducar a su hijo, que sin saber ni
conocer el área de trampas de su padre se dirigió allí, después de salirle con
desplantes a su mamá por no querer colaborar en casa.
Salió Primoroso como una bala
hacia el monte, llevaba una navaja pico de loro, una vara de totumo a quien le
sacaba punta de pura rabia y pechiche, cogió la vía que utilizaba el tigre
pintado un animal que salía a media noche al camino real y pedía chance a los
vehículos que por allí transitaban.
La rastra de pisadas y
huellas la llevaban los dos animales, Primoroso y el tigre pintado que lo
seguía para satisfacer su apetito estomacal, la misma línea que trazó Prospero
a quinientos metros e instalo su trampa, una vara de guayabo macho, arqueada
con un cáñamo grueso y en la punta del mismo un lazo con un nudo llamado tres a
la derecha y cuatro a la izquierda, que no lo suelta ni mandraque, especial
para animales grandes.
Primoroso alza su pie
izquierdo con el fin de posarlo en la trampa, cuando viene el tigre pintado con
un salto felino, el cual capta el humano y se hace a un lado cayendo el tigre
en el lazo, levantado a diez metros del suelo, pidiéndole suplicas a Primoroso
que lo soltara, y en voz quebrajosa le promete que si lo suelta le da como
recompensa, un carro, ropa nueva y se lo lleva para otro país lo pone a
estudiar y lo convierte en un hombre productivo.
Acepta Primo el acuerdo y lo
libera de las ataduras del lazo, algo útil que le aprendió a su padre, tan
pronto el tigre se siente libre, le da un zarpazo con su manopla a Primoroso y
lo pone a dormir por largo rato, lo sube al lazo, hasta el día siguiente que
llegó su padre, con una jauría de perros cazadores de tigres y otros animales
de monte.
Despierta Primoroso en el
puesto de salud del pueblo con las garras del tigre pintadas en sus pómulos,
recordando las palabras que unas horas antes le prometió.
Diferente trato, amabilidad
y confianza con sus padres y allegados presentaba Primoroso al despertar en el
hospital, le recomendaron reposos y se marchó para su hogar, sin antes pedirles
perdón a sus padres por su mal comportamiento y prometió de acuerdo a las
palabras del tigre que iba a cambiar y que seria un hombre útil a la sociedad
que tanto necesita de personas buenas.
A los dos días, Primoroso cogió
su maleta metió los tres pantalones y unos suertes que tenía en casa, se calzó
sus abarcas y partió a encontrarse con el tigre pintado en un sitio acordado
por los dos.
Palabra de gallero, allí
estaba el tigre esperándolo, le compro unos zapatos suaves, tres mudas de ropa
para clima frio, tiquete en mano y en un vuelo aéreo se marcharon los dos
personajes de este cuento.
Pasaron diez años, sin que
Prospero y su esposa supieran de su hijo, hasta un día que llegó un señor
metido en sus treinta y cinco años, venia chapeado en sus pómulos del frio,
tocó la rustica puerta de madera sin pintura de la humilde casa de Prospero,
quien se encontraba en el patio hacha en mano para sacarle unas astillas a un
palo de matar ratón seco, que al escuchar el toque con insistencia de la puerta
se dirigió a ella, sacudiéndose el sudor con la manga de la camisa.
Papá, no me conoce soy
Natanael, su hijo
Natanael, contestó el viejo
sorprendido.
Si Natanael papá, Natanael
Primoroso Primo Polo.
Aaaaaa, Primoroso?
El mismo mi viejo
Se abrazaron, lloraron de
alegría, lo mandó a entrar y que se sentara en un taburete viejo, el único en
la casa, porque los demás se desarmaron.
Luego llegó la madre, María
Cecilia, llena de canas, abatida por los males de la vida y la vejez, se abrazó
con su hijo, un modelo de especie humana, difícil de conseguir, lleno de planes
para cambiar el modus vivendis de sus padres y del pueblo que lo vio crecer.
Médico especializado en
oncología, al servicio de la sociedad, titulo con honores recibido de una
Universidad, pagados por un tigre pintado, de la especie humana, con deseos de
servir y ejemplo de su raza en especie de extinción, por la mano depredadora
del hombre, entre ellos de Prospero, el padre del Docto, como llamaban a Natanael
Primorosos Primo Polo.
Este cuento es un ejemplo de
cambio de vida, de muchas personas que han salido a flote de la gran pobreza
del dinero, pero con una mente limpia dispuesta a recibir para dar.
Todas las miradas, las
congratulaciones y la popularidad, del médico Nata a sus coterráneos a quien no
les cobraba un peso por consultas medicas y ellos pagando sus favores, con
pavos, gallinas, cerdos, ganado, que no cabían en el patio de la casa de su
padre Prospero, quien no volvió a colocar trampas para cazar tigres y animales
de monte.