sábado, 7 de noviembre de 2020

UNA PELEA A PUÑOS, FICTICIA

 



UNA PELEA A PUÑOS, FICTICIA
Por Francisco Cadrazco Díaz 
Escritor Colombiano

Hablando de mano Víctor, un hombre que se espanta hasta de su sombra, no hay ser humano masculino que se atreva a mirarlo fijo a los ojos, cuando llegaba al billar a jugar con sus amigos, como en el oeste norte americano, los demás se largaban de ese sitio, hacia gárgaras con el trago de ron, lo retenía en su boca hasta por quince minutos, luego se lo tragaba, nadie sabía cuál era el truco de ese trago, cuando no estaba bebiendo ron, mantenía una chuaca (pedazo)de tabaco negro en su boca y lo cacheteaba como el bolo alimenticio de la vaca.

Una tarde que se encontraba en su parcela, sorpresivamente se le presentó su mejor amigo, todo aporreado, camisa rota y arrastrado de barro rojo, como el de la plaza de la Villa en los años 50, al verlo mano Víctor vota el barretón con que estaba arrancando la yuca y dice “madecio sea mi amigo quien te hizo eso”. El amigo le cuenta que se trompeo con un señor parecido a Chipilín, que lo vino a buscar para que lo defendiera, que el tipo lo estaba esperando en el billar, mano Victo dijo en su mente si es como chipilín me le mido, ese no me gana a mí ni en las corvas, salieron para el pueblo, mano Víctor sofocado del canicular sol, llegan cerca a los billares y divisan al tipo de la pelea, media dos metros de estatura , sus brazos como nido de guarapeándola, casi le caían al suelo y era fornido.

Mano Víctor le dijo a su amigo,  ese tipo no se parecía a Chipilín, su amigo le contesta, si mírale la cara son igualitos, eran mellos pero uno salió chaparrito y el otro grande, mano Víctor la pensó, con ese no voy a pelear, no he debido venir porque a decir verdad, ese no es mi problema, le dijo al amigo espérame aquí, voy a hablar con él. Cuando le llegó cerca le dijo, vea mi amigo la gente piensa que nosotros vamos a pelear, los amigos no se pelean, además nosotros tenemos fama de trompeadores, unámonos para cuando alguien nos quiera buscar bronca y nos hacemos más famosos. Le voy a dar un abrazo en señal de paz y amistad y lo abrazó, en ese instante el amigo no comprendía que sucedía, porque se estaban abrazando y no peleando. Se despidió mano Víctor del hombre de dos metros que al abrazarlo le daba por la cintura.

Llego donde el amigo y le dijo, asunto arreglado mi amigo, el tipo no me quiso pelear, me dijo que yo tenía mucha fama, que te dijera que el mas nunca se va a meter con usted. Asunto arreglado, sin pelea, primó la inteligencia de mano Víctor y se escapó de una tunda que le hubiera dado el hermano de Chipilín.
Aaaa, lo del trago, lo compartía con los niños en cruces que cargaba entre pecho y espalda.


BARCINO

 


BARCINO
Por Francisco Cadrazco Díaz 
Escritor Colombiano

 

Hablando de Perros de cuatro patas, me permito contarles el siguiente hecho:
Una mañana bien temprano, cuando el astro rey no había asomado sus narices calientes en mi pueblo “La Villa”, se presentó a la puerta de la casa un perro cachorro de color barcino, mi papá lo espantó tres veces y no le hacía caso, se me enroscó en mis piernas y de allí no hubo quien lo despegara, rogué para que lo dejaran en casa y gané la petición, después de advertirme que tenía que buscarle comida, hacerle una choza para que durmiera. Se llamaba Barcino, por su color.

Al poco tiempo lo tenía domado, le enseñé a acostarse, a dar la mano y lo mejor a montear conejo, atacar a los patos coyongo que caían a la charca del volcán, un medio día salí a las huertas cerca de la casa a cortar unas chiribitas (Barusas de árbol secas), en compañía de Barcino, el exploraba y rastraba en las huertas el olor y madrigueras de conejos.

Lo escuche ladrando fuerte, pidiendo auxilio para atrapar un conejo orejón que se le había escondido en un árbol seco de matarratón, que se encontraba en una cerca de alambres, ese árbol estaba hueco y allí se metió el conejo, corte una vara larga y la introduje en el hueco del árbol y sentí que había algo anormal allí, como soy una persona nerviosa fui por ayuda de un vecino mayor, al palpar con la vara me dijo es una culebra boa y le pregunté y el conejo?.

Buscó un hacha y le fue sacando astillas al árbol seco, a prudencia distancia, vi que algo se movió y sacó la cabeza, una boa grité, pensé correr pero Barcino ladraba desesperado, se aglomeraron los vecinos y colaboraron en sacar la boa de dos metros y medio, tenía en su barriga un pronunciado como mujer preñada, o eran culebritas o era el conejo.

La colgaron de un árbol, le sacaron el conejo que estaba vivo, el Barcino lo reclamaba, decía que era de él, le dije si te lo alcanzas es tuyo.


AL CALABOZO

 


AL CALABOZO
Por Francisco Cadrazco Díaz 
Escritor Colombiano


Mi Persona, o sea Yo, tengo un Tío Político, Víctor De Oro Vergara, heredado de mi esposa, como soy popular, servicial y buena gente de nacimiento, a cualquier árbol que me arrime, hecho raíces. Este ser humano, es el hombre de los cuentos, las peleas y la fama, pero solo en palabras, porque a decir verdad, no mata ni una mosca, él se labró esa fama  para sobrevivir en un mundo hostil en  donde se desarrolla. Siempre que nos topamos me dice en forma jocosa “Epaaa, se encontró el hambre con la comida”, ya sé que me va a referir sus cuentos empapados de ficción, pero al fin cuentos.

Estaba Tío Víctor durmiendo a media noche, a dos cuadras donde La Cachaca Matilde en  Aguas Blanca Cesar, en el salón de baile,  alguien compró una boleta de veinte pesos para bailar toda la noche con una agraciada dama, nadie puede quitársela, aquí no hay lugar al barato,  pero como no faltan los pleitiscos, formó una pelea, en los oídos de tío Víctor se escuchaba un picó, que con la brisa se venía el sonido y luego se iba distanciando, sonaban las melodías de moda, Calixto Ochoa con su charanga campesina y los menejos todos parrandeando, la garganta le pedía un trago de ron caña, al rato se oyen unos señores discutiendo y fue suficiente para decirle a su esposa que iba a salir porque le oyó la voz a su hermano Oneile pidiendo auxilio porque lo estaban masacrando a puños. Ayy ve One ya llevaba tres sueños en la finca la Concepción, al lado del cementerio.


Se levantó se colocó la camisa y despertó a su esposa, Tula, Tula, estás oyendo la pelea, es mi hermano a quién están aporreando, voy a defenderlo, Tula semidormida le dijo, Vee Víctor no vallas para allá, quitó la tranca de la puerta, miró la luna en la hora dos de la mañana, llegó al recinto y ya la parranda se había terminado con la pelea, la dueña llamó la Policía y cuando esta llegó, encontró a Tío Víctor enclaustrado en el marco de la puerta, brazos abiertos y desafiando a los presentes “ Bueno llegué Yo, a ver quién es el machito que quiere darse trompada conmigo, partida de cobardes, venirle a pegar a mi hermano, que salga el más guapo y le daba puños a la pared”. Claro con esa fama de trompeador que cargaba, nadie se atrevía a desafiarlo.

Por estar en su lleré no se dio cuenta que la policía estaba detrás de él, escuchando su hombría, lo cogieron entre dos, le colocaron los brazos atrás y lo  esposaros, momento que cambio su discursos pidiéndoles a los policías que no se lo llevaran, que no era el de la pelea, para rematar no tenía documentación de  identificarse. No alcanzó a saborear un trago de ron.

Al día siguiente amaneció en una mazmorra como chiquero de puerco en invierno, con olor a salvado de maíz, fermentado. Su esposa se presentó con la documentación ante la policía y le dieron la salida, el regañón y las palabras de la esposa imagínenselas.


martes, 3 de noviembre de 2020

FEROZ

 


FEROZ

Francisco Javier Cadrazco Díaz 
Escritor Colombiano
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Feroz, era un perro cazador, cuando traspasaba los cuatro hilos de alambre de púa, no había voz de humano que lo detuviera y la preocupación de sus dueños era que se ensañaba contra los chivos que pastaban en la pradera, era un perro flaco y larrrgo, orejas grandes caídas, ojos llorosos por su edad, muchas veces intentaron reemplazarlo por un cachorro, por sus travesuras. 

Esa tarde su amo estaban encerrando el ganado, momento que no desaprovechaba el can, de repente se frenó, miró hacia la montaña de arboles frondosos, de más de veinte metros, madereros ya en fase de cortar, y vegetación espesa, jau, jau, jau, jau y se internó, fue la ultima vez que vieron con vida al animal, a los años tumbaron la montaña, sacaron la madera, sembraron árboles nuevos, estos crecieron, habían dejado un árbol de la primera cosecha porque estaba hueco, tenia una entrada de veinte por vente circular al metro y medio del pie, allí se quedo, no serbia, este se secó y a los quince años lo cortaron, media diez y ocho metros, al trozarlo encontraron a un fósil disecado, con los dientes pelados y cara de feroz, atrapado en las paredes del árbol y mas adelante en donde el hueco se cerraba, encontraron a un conejo en huida. 

Pienso yo, que con lo fiero que era feroz, el conejo lo desafío a que se lo alcanzara y ninguno de los dos pudo retroceder, al entrar al árbol. Como tampoco los gusanos se los devoraron por el olor que emana el árbol maderero de tecas. Si Señooo.