jueves, 28 de mayo de 2020

LOS AZABACHES





LOS AZABACHES
Por Francisco Javier Cadrazco Díaz 
Escritor Colombiano (Relato Familiar).

Comenzando la década de los años cincuenta, en 1.953, un veintitrés de abril, llegó a este mundo mi persona, el creador,  me ubicó en San Benito Abad Bolívar Colombia “La Villa de Tacazuan”. Que recuerde, la noche del cinco de septiembre de 1957, 06:00 pm, pasó el cometa con su cola en candela y alumbró a la Villa, de allí en adelante seguí grabando con la maquina de la mente.

Tenía una numerosa familia de ambos lados de padre y madre, de los Cadrazco hasta una investigación del apellido, pero de los Díaz comienza la película, ya de mi Bisa Manuel Vicente hablé y él de mí también, nos llevábamos muy bien, del Tata, también hablamos, bien claro me quedo la mente, nacieron ambos en la región de Urumita al sur de la Guajira y que se vinieron a cuidar gallos finos y recostaron la barca en la finca “El paso de los Chivos, en San Benito Abad. Allí cantaban más de quinientos gallos finos, atendidos y bien cuidados por mi Bisa.

La Genealogía es como un pintor, pinta y marca rostros, el ADN, más fuerte lleva la batuta, pero los rasgos no engañan a nadie, mi bisabuela oriunda  de los Palmitos Bolívar, Bienvenida Pérez una hermosa indígena, nariz larga y una cabellera ya entre canosa, me la imagino de quince, cuando envolvió con sus trenzas a mi bisa y lo hizo tragar una bola de cabello. Mi persona como que estaba durmiendo porque no recuerdo cuando partió de este mundo, o tal vez fue después de mi partida de San Benito, año 1968, mes de diciembre.

Bajando en la Genealogía Díaz & Pérez, conocí a Rufino Díaz Pérez, Vicente Díaz Pérez, Inés Díaz Pérez (Mi abuela), Conce Díaz Pérez, Heriberto  Díaz Perez (El Pollo Díaz), en San Roque y a Eusebia (Eusebita) Díaz Pérez en Los Palmitos (La Mayor).

A mis Tíos más cercanos, hijos de Ignacio Arroyo (Sinciano), primo hermano del curioso Clemente Arroyo de Chapinero-Corozal, e Inés Díaz Pérez: Manuel Eusebio Díaz Arroyo, Aureliano Arroyo Díaz (El Poeta decimero), Ana Dilia Díaz Arroyo, Cándida Rosa Díaz Arroyo (Mi Madre) y Nicolasa Díaz Arroyo de los Palmitos.

A esta numerosa Familia, luchadoras de la vida, le llamaban “Los Azabaches”, por su cabellera negra y liza, que les estorbaba en la cara y tenían que estarse espantando los cabellos del jopo o (Moña).

A pesar de su longevidad esta familia desapareció de San Benito Abad Sucre Colombia, mi bisa se fue a la eternidad a los 105 años, heredó de su madre su cabello liso que a pesar de su longevidad, no tenía canas, una hermosa Senú de apellido Vanegas, nacida en Lorica Córdoba, ya quedan pocos que los podría contar, Aureliano vive en Corozal Sucre  y Nicolasa en los Palmitos, los primos muy poco nos comunicamos a pesar de saber en dónde están  y como nos encontramos, llamo a la Familiaridad y  la unión para podernos ayudar, especialmente a mis quince hermanos dispersos en el universo, al Doctor Abogado Felipe Santos Díaz, en Cartagena y sus hermanos en Caracas Venezuela, a mis Primas hijas de Ana Dilia Díaz Arroyo en Turbo Antioquia, de apellidos Díaz & Díaz mis Primos hijos de Rufino Díaz, Francisco, Jaime, Rufino, Ángel Díaz Pastrana y hembras en donde se encuentren, en San Roque - San Benito Abad, hijos de Heriberto Díaz Pérez (el Pollo Díaz): Segundo, Francisco, Desdemona María y a la gran Familia de Vicentico Díaz Pérez, en Los Palmitos Sucre.

Cosas buenas me han dejado como herencia, que he sabido manejar en el transcurrir de la vida, por ejemplo mi físico y parecido con los nativos de la región de Urumita, mis parientes lejanos en esa hermosa tierra y por parte paterna Los Calderón Barros (Tata- José de Jesús Calderón Barros), y lo más valioso mi apellido Díaz, herencia Materna y raíz de mi Tátara abuelo Manuel Vicente Díaz Barros.

“Si no conoces tu historia familiar, no sabrás de dónde vienes, tampoco,  para dónde vas”.

LA PRIMERA VEZ QUE PRINCESA HABLÓ




LA PRIMERA VEZ QUE PRINCESA HABLÓ
Por Francisco Cadrazco Díaz 
Escritor Colombiano

Compae Ciro, tenía una parcela Bajera para los lados de la ciénaga de doña Luisa, que cuando se secaba aprovechaba el abono del terreno y sembraba, maíz, yuca,  fréjol, patilla y melón, mitad de la tierra era anegable y la otra mitad era monte seco, abundaba por allí el conejo marrón de rayas negras, que en una noche podías casar hasta veinte, pero mano Ciro cumplía con su obligación de solo cazar para comer.

Una tarde noche de regreso para la villa, compae Ciro traía en los jolones de cuero, además de su pan coger unos cinco perros acabados de nacer, los habían colocado a la orilla del camino, con el fin de que los recogiera alguien que pasaba por el lugar, la primera casa que visitó en la placita fue la de papá Yé, así le decíamos cariñosa mente a mi padre de crianza, que en sangre era tío de mi papá el que me hizo, me llamo mano Ciro y me ofreció un perrito, de una me enamoré de Princesa, una perrita blanca con lunares marrón, me la llevé para el inmenso patio y la ubique debajo de unas matas de plátano, allí le hice su casita.

En casa teníamos un perro viejo llamado Capitán que ya ladraba echao, era hora de remplazarlo, una noche cayó un aguacero y oíamos a capitán ladrar y ladrar, cogí la lámpara de petróleo y la escopeta de perdigones de mi papá y salí al patio y me guié por los ladridos del perro viejo que me llevó a la casa de Princesa que se encontraba inundada, la sequé y escuché una voz que me dijo pensé que me ibas a dejar morir.

Me quede con la ilusión de la voz y la fantasía de oír hablar a un animal, pasaron los días y los meses hasta que un día pasó mano Ciro y me dijo préstame a princesa que me voy a coger unos conejos para un guiso con yuca allá en la parcela, se llevaron a princesa y no me lo van a creer, en la noche vino preñada, mi reclamo fue airado con mano Ciro, ombe y cuando sucedió eso, si esa es una bebe de perra.

Esa noche no conciliaba mi sueño, de nuevo el capitán pidiendo auxilio en el patio, acudí a sus ladridos de S.O.S. y presencie un parto de cuatro conejos machos del vientre de Princesa, esa noche en particular supe que los animales hablan y mi persona  los escuchaba, tremendo regañón del capitán: “ahora si estoy yo fregao, tan viejo  cuidando perros, llévense ese animal para otra parte” y princesa le decía: “ desagradecido mira cómo estás de gordo, te has comido los conejos que traigo a casa”,  enseguida mi persona ripostó, como así capitán, nosotros los humanos de esta casa, aguantando hambre y tu comiéndote los conejos que nos trae princesa?, esa noche colgué en el saxo de la cocina los cuatro conejos que estaban vivos en el vientre de Princesa.

Al día siguiente capitán me miraba y escondía el rabo y Princesa me sonreía, lo cual mi persona le retribuía con un cucharon de leche de vaca, bien fresco, canjeado donde la niña Matilde por un conejo marrón.

De allí en adelante Princesa, el Capitán y mi persona entablábamos unas conversaciones que terminaban en discusión, cuando cogíamos el tema de la politiquería del país y de nuestro olvidado pueblo, en donde solo llegaba el periódico “El Campesino”.

miércoles, 27 de mayo de 2020

LLUVIA DE GOLES, MANGOS Y AGUACERO, ENTRE EL REAL SAN BENITO Y CLEMOTA DE AGUAS BLANCA CESAR





DIARIO EL MACONDONDIANO

Macondo, Colombia. Viernes 28 de febrero de 1.968. Todo derecho reservados por el Autor

Este Diario registra un duelo por el campeonato de fútbol de pueblos macondianos

LLUVIA DE GOLES, MANGOS Y AGUACERO, ENTRE EL REAL SAN BENITO Y CLEMOTA DE AGUAS BLANCA CESAR

Por  Francisco Cadrazco Díaz . Escritor.

Macondo. Impresionante duelo se vivió entre las escuadras del Real San Benito (La Villa) y Deportivo Clémota de Aguas blanco (Cesar), en el marco del Campeonato de Fútbol de los pueblos macondianos. 

Conformación de Equipos: Aguas blanca 

Miguel Páez (Arquero).  Ismael Lobo (Alambrito),  Arquero Suplente. Juan Gómez (Maravilla). Benigno Lobo (delantero, metía al arquero con ti balón). Carlos Dávila Bolaños. Ricardo Torres (alias Luna). Inarco De la Hoz (El Burro). Rafael Rodríguez (Copetran), corría mucho. Hernán Colón. Juancho Méndez (Conejo Cutiño) y Alfredo Rafael Olea (El panadero).

Director Técnico: Leonso Montaño Tarifa

El equipo Aguas blanquero viajo hasta la villa en dos buses, uno del señor  Emilio  Gonzales llamado (La diosa Regina) conducido por Cenon Cabarcas y el  otro bus era del señor Juan Ochoa hermano del juglar Calixto Ochoa. El bus llamado (La Piragua).

Real San Benito: Seminaristas

Luis Pardo Gloria – Arquero (El Gato Pardo). Víctor Vides. Juan Muñoz. Santiago Muñoz. Dagoberto Mier. Rogelio Manuel Sierra Luna (El negro Sierra), Diego Román. Braulio Cadrazco. Eliecer Mier. Adalberto Sampayo. Reginaldo Jiménez y Julio Lalindez de Guaranda.

Director Técnico: Norberto Carriazo

Los Villeros llegaron a Aguas blanca en los Buses “La Melón” y “El Nojoda”, este era un macro bus que circulaba entre Puerto Colombia y Barranquilla, su nombre se debe a que era muy grande y el que lo veía lanzaba la expresión “Nojoda” y así se quedó.

El Juego de ida cumplió con la promesa de goles que añoraba el pueblo villero y Aguas blanquero. (3 a 3).

Un remate de cabeza por parte de Braulio Cadrazco, al minuto catorce del primer tiempo, abre el marcador a favor del cuadro sucreño. Las acciones se empataron por medio de Inarco de la Hoz (El Burro) a escasos cinco minutos del final del primer tiempo.

Sin embargo las acciones no terminaron así ya que el conjunto bindero (Bindes, Termitas), como se hacia llamar el Real San Benito, remontó el marcador con gol de Adalberto  Sampayo delantero del equipo Villero, luego a los 45 minutos un tiro de media cancha se cogió al arquero Miguelito Páez muy lejos del arco y su carrera no alcanzó, gol de Santiago Muñoz, después vino un tiro libre a favor de Clémota, ejecutado por Juancho Méndez (Cutiño), terminando el Gol y se vino el real con su artillería, un borbollón en los doce pasos Julio Lalindez filtró el balón y gol, para cerrar este marcador, el Panadero se fue por la banda izquierda y por la derecha iba Copetran con la bola, a señas del Panadero hizo el pase a la izquierda y gol a la parte superior del arco, el gato Pardo voló, pero allá no llegaba esas garras. Se inició las hostilidades fuera del terreno de juego, cuando el Real San Benito esperó en agasajo  al onceno aguas blanquero con Piñuelas, mango de chupa, algarrobas, pescado frito en rancha La Pesquería, costeñitas, empanadas a la entrada de la villa, por supuesto, también totumazos de mote de queso, la alegría y el jolgorio de los villeros hacia los Aguas blanqueros fue apoteósico con Pito atravesao de Walter Domínguez de Morroa Sucre y La Banda Villera en la Caseta Tacazuan

La intervención del cónsul de San Benito en Aguas blanca, dijo unas emocionantes palabras por la integración de dos pueblos macondianos, uno enclavado en las faldas de la Sierra Nevada y el otro a orillas de doce ensenadas del rio San Jorge en la mojana  Sucreña. El equipo de Aguas blanca se reposó bajo el palo de Arizal a la entrada al Seminario Mayor de la Villa y durmieron placidos en El Hotel San Benito. Bajo el rebuznar de los treinta burros cargueros de los Benítez, que recorren el pueblo en horas de la noche.

En el juego de vueltas en Aguas blanca Cesar, Rafael Rodríguez Copetran  abrió el marcador a los 24 del primer tiempo, esta vez a favor del conjunto algodonero, sin embargo una pena máxima cometida por Juancho Méndez (Cutiño) contra Reginaldo Jiménez, decretó pena máxima  gol Villero. Se emparejó el marcador. Luego con un certero zurdazo, Carlos Dávila y luego a los 63 minutos del juego Rogelio Sierra (El Negro Sierra) oportuno a un saque del arquero Miguelito Páez lo fusila a los 18 pasos, a los 67 minutos remonta el marcador el Real con gol de Juan Muños, la tribuna coreaba Clemon, Clemon y desde la banda derecha su técnico Leonso Montaño los organizaba. Juancho Méndez (Cutiño) sacó un disparo rastrero a los 20 pasos e impacto en la parte posterior del arco villero, dejando 3 a 3 el marcador final.

Así las cosas el juego se definiría desde los doce pasos, sin embargo a los Aguas blanquero la Electrificadora decidió cortar la energía y de remate se vino un tremendo aguacero, oscureció y los villeros  se dispersaron en todo el pueblo, durmieron en  casas vecinas.

Al día siguiente, bien temprano desayunaron en el restaurante del Toto Ochoa, hicieron su agosto las sabrosas empanadas en la bonga a orillas del río Aguas blanca, acompañadas  con un vaso de agua de maíz.

Se contrataron tres buses pulman de Cosita Linda. Ese empate fuer celebrado en el balneario Contrabando, bajo un sancocho de chivo con cabeza de cerdo salao, y Malanga de la Sierra, con una parranda vallenata y un fandango Sabanero, al derredor de una tarima, con la Banda Sabanera de San Juan de Caimito,

Hermosa Integración de dos pueblos Macondianos, a través del Fútbol, entrelazados  por un Villero (gavilán mayor) y una hermosa Princesa de la Etnia De la Hoz, (Vallenata), nativa de Aguas blanca Cesar, la tierra donde fluye leche y miel. Desde Aguas blanca Cesar, pueblo macondiano,  reviviendo la historia.


sábado, 2 de mayo de 2020

DON JACA







DON JACA


Por Francisco Cadrazco Díaz 
Escritor Colombiano

Era don Jaca un señor muy popular, de origen Holandés, vino a Santa Marta a administrar una finca bananera, sitúo su residencia al lado de la carretera que conduce de Santa Marta a Ciénaga Magdalena, allí tuvo a su prole familiar, a su esposa la llamaba La niña Jaca,  tenían dos hectáreas de tierra sembradas de frutales que sacaban al mercado minoritario y en un quiosco a orillas de la carretera.

Después de la masacre en ciénaga, don Jaca compraba ganado vacuno y caballar, compraba maíz arroz y sorgo, como también sembraba algodón al partir, en esa actividad se conoció con el Blanco De la Hoz, llamado Blanco porque tenía otro hermano con el mismo nombre, para distinguirlos uno blanco y el otro moreno.

Era popular nombrar en la Finca “La Concepción a don Jaca y su esposa, porque ambos hacían negocios con el Blanco que por su honestidad y rectitud, se ganó su cariño. Don Jaca le compraba a el Blanco la cosecha de arroz, de maíz y el algodón que sembraba y el Blanco lo ayudaba cuando este tenía insuficiencia monetaria para negociar.

Aguas Blanca era en esa época un emporio de riqueza del oro blanco, disponían de una Desmotadora de Algodón y sus calles estaban atascadas de zorras de cuatro llantas cargando algodón de las fincas hacia la desmotadora, allí trabajaba quien hoy es mi suegro Andrés Páez Arrieta, escudero del Blanco De la Hoz.

Una vez al Blanco se le estaban robando el ganado unos cuatreros que estaban cebados en la región, él le contó a Don Jaca y este le dio aviso a su mujer que veía más allá del horizonte terráqueo.

Una noche oscuras como todas las noches de la Concepción, después de una partida de Dominó de los hermanos De la Hoz Vergara y compañía en la finca, la caja de Ahorros pronosticaba un fuerte aguacero, que sólo era mirar hacia ese sitio y el agua se venía a torrenciales, la casa de tejas de cementos, la levantaban a piedras y se escuchaban todos los sonidos del pentagrama musical y los terroríficos de la noche, incluyendo el aullido de los can.

Siempre la madre de los pollitos decía desde su cuarto, mis hijos recójanse que la noche no es buena para tirar fichas, y sí, se escuchaban las fichas de dominó a media noche y los alegatos de los jugadores de la noche.

En medio de ese aguacero en particular, se sintió que cayó un ave pesado en el techo, todos esperaban que caminara sobre las láminas o alzara el vuelo, pero no nada de eso sucedió, al día siguiente desde lejos por el playón que conduce del pueblo a la finca, divisaban la silueta de la niña Jaca, vestida de negro con una chalina para mitigar el Sol canicular. Ella no cogía bus, llegaba con el viento desde Santa Marta. 

Esa Señora Jaca si sabía  a qué horas se recogían las gallinas, Se reposaba, le ofrecían un tinto y se habría con el Blanco bajo un frondoso mango de rosa a enderezar el mundo retorcido de la maldad y la envidia, a un hombre quien venía de tirar hacha y  machete, de ordeñar ganado ajeno, de vaquear hacia el rio el ganado en tiempo de verano, que con su sudor y tesón compro la finca y ya ordeñaba su ganado y sembraba sus 10 hectáreas de algodón.

Así se enderezó el camino del Blanco, después llego “El Niño Jose”, un Dodge  600 de Jaula reforzada para mayor capacidad de carga, manejado por El Toto Ochoa, hijo de Juan Ochoa, que por sobrecupo de carga se volcó cerca al cementerio por caminos vecinales, después por Pedro Ortega, dispuesto a hacer fila a la entrada de la desmotadora y descargar 500 bultos de algodón, en compañía del camión Amarillo de Juan Ochoa y los dos de Juancho Pallares, llamados El Wai y el Interna y el de menor capacidad de Mamola, cargaditos de Algodón.

En tiempos de verano prendían las pajas a orillas de la carretera y las brisas impedían pasar con la carga de algodón, momentos que los camiones cargueros de algodón pernotaban a orillas de la carretera.

Esa amistad de Don Jaca, la señora Jaca y el Blanco perduró, tan así que años después cuando las empresas bananeras se fueron, el Blanco le compró las dos hectáreas de frutales a Don Jaca, eso sí conservó la pared de bloques pintada  de azul y el letrero Don Jaca, en compañía de una de sus hijas se mudó. Cuando le preguntaban donde vivía contestaba que En Don Jaca, a orillas de la carretera, entrando a Santa Marta, donde estaba la pared pintada de azul, eso no tenía perdida.

Con Cariño y Respeto para la historia, a la Familia De la Hoz y a los nativos de Aguas blanca Cesar Colombia.