UN PARTIDO DE BÉISBOL ENTRE EL DIABLO Vs. JUVENAL MONTERO GARCÍA,
EN LA PLACITA DE LA VILLA.
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano.
Por Francisco Cadrazco Díaz Román
Escritor Colombiano.
Buenos días mi estimados
lectores, como se encuentran en casa, para polemizar y revivir historia mental
y familiar, quien de ustedes los mayores de San Benito Abad, mi pueblo,
recuerdan a un personaje llamado Juvenal Montero García, hijo de Juvenal
Montero (Cartagenero y Valentina García Cadrasco, Villera), bueno les dejo la
tarea, ese personaje venia en vacaciones de verano a la villa, procedente de
Cartagena Bolívar y se alojaba en casa de su mama Valentina, en la primera casa
de esquina de la calle que va hacia la ciudad infantil, hoy hospital.
Cuando Juvenal llegaba a
la Villa, mi persona iba a saludarlo, me traía una gorra de béisbol del equipo
Torices de Cartagena. Era o es un hombre de mucha estatura, color negro,
beisbolista de profesión.
Juvenal Montero Gracia,
siempre tenía un cuento al anochecer, después de compartir un partido de
béisbol en la Placita, allí nos deleitaba con sus monerías al momento de
batear, recuerdo cuando narro el encuentro beisbolero con el diablo, que para
esa época era famoso, ya no, ahora los Pelaos le quitan el trinche y sale
llorando. Juvenal decía que una noche de esas oscuras de la Villa, venia
atravesando la placita y en el pilote de cemento que había en la mitad de la
placita, lo estaba esperando el diablo, con un uniforme rojo de beisbol, una gorra
roja con un logotipo con la letra D. Un trinche en forma de bate, zapatos negros
y medias rojas.
Te estaba esperando
Juvenal, le dijo el diablo, Juvenal traía en su estómago con irradiación a la
cabeza, tres botellas liquidas de ron tres esquinas, buen béisbollista,
primera base de los Teorices de Cartagena, de sangre, Gracia Cadrasco y en su tierra, no lo dudo un
segundo. Le contesto al diablo: calcareala, que yo te la pinto. A 10 bolas dijo
el diablo, Juvenal le contesto, a 20 si quieres. Tiraron una moneda de a
centavos a cara y sello, pícher de salida el diablo, comienza el juego sin
espectadores, así se pensaba, pero había un niño de seis años metido en su
hamaca en la casa de la esquina de la placita, tirando oídos. Juvenal le bateo
completo al diablo, 10 de10, le tocó el turno de bateo al diablo, cuando solo
le faltaba una bola para batear, del lado del pozo de palo alto, despunto el
toro candelillo, una fiera indomable y emitió un muuuuuuuu y el diablo se
desconcentro y perdió el partido, el niño se cago del susto y Juvenal pelo
chapa y dejo ver su diente de Oro.
El diablo se espantó y se
llevó en su huida al famoso toro, los perros ladraban, los gallos cantaban y se
formó una tormenta con truenos y relámpagos, días después al toro candelillo lo
encontraron en el playón de Santiago Apóstol, pastando a la orilla de la
ciénaga.